Tres reinos en guerra 🍁Editando🍁

🍁CAPÍTULO VEINTICINCO

Drácula

Tomo el frasco que Talina había arrojado sobre el césped y de inmediato supe que era la sangre del duende; de seguro Talina no pudo encontrar el cuerpo de Eitan y por ello me ha dejado esa encomienda a mí, y pues claro, eso era lo que yo quería.

Quiero ser yo mismo quien despierte a mi nieto Eitan.

Sin dilación, salgo del palacio e iba a empezar a caminar con mi poder de velocidad, pero unos sollozos me detuvieron. Me quedo de tras de un árbol y observo una mujer pelirroja en un charco de lodo, su largo cabello cubre su rostro.

¿Quién será?

¡Qué idiota eres Drácula! Quién más en estos lugares tendrá esa cabellera roja como el mismísimo fuego y tan larga; pues tomo en cuenta que era nada más y nada menos que Talina.

Quise ir y preguntarle que le pasaba, pero no me molesto en hacerlo y sigo mi camino hacia mi verdadero reino, donde yace mi verdadera familia. Sabía que Eitan podría estar allí.

En un movimiento rápido llego al reino y me escabullo dentro del castillo. Camino de cuclillas en silencio sin que Lisandra, ni sus demonios se dieran cuenta.

Bajo las escaleras hacia el sótano y al entrar abro el ataúd donde yace muerto el cuerpo de Eitan por siete años.

Abro la boca de Eitan para darle de beber la sangre del duende. La sangre dura unos minutos para hacer efecto así que solo me queda esperar. De imprevisto Eitan abre sus ojos y un jadeo sale de sus labios.

—¡Talina! —grita Eitan en voz alta el nombre de su amada y después fija su mirada sobre mí.

—¿Quién eres? ¿Por qué me despertaste? —pregunta mi nieto confundido. Al parecer esperaba que Talina fuese la persona que lo despertara.

—Soy tu querido abuelo —resoplo mientras retomo mi verdadera forma.

—¿Qué haces aquí maldito? ¿Por qué me despertaste tú? —indaga Eitan saliendo del ataúd de un salto.

—¡Eres un malagradecido! —Me cruzo de brazos—. Duré siete años tratando de encontrar a un duende para que despertarás y mira lo que recibo, "insultos".

—No debiste despertarme —reprocha Eitan apretando sus puños a sus costados—. Me dan deseos de volver a ese ataúd por una eternidad que haber sido despertado por el asesino de mi padre.

—¡Ay, Eitan! —Lo miro directamente a los ojos—, si supieras la verdad.

—¿Qué verdad? —pregunta él desconcertado.

—La verdad es que no soy el verdadero asesino de tu padre —le aclaro fingiendo nostalgia.

—No comprendo —La confusión en los ojos de Eitan es obvia—, ya que yo había comteplado ese día con mis ojos.

—Querido nieto, yo había revivido a Eric pero por desgracia alguien lo asesinó a sangre fría —le informo a mi nieto con firmeza.

Eitan me sujeta de la camisa alzándome hacia arriba.

—¿Quién fue? —Los ojos de Eitan estaban cargados de irá.

—Puedes preguntárselo a Talina, ya que ella presenció la muerte de tu padre en persona —le recomiendo.

—¿Qué tiene que ver Talina con este asunto? —pregunta Eitan con el ceño fruncido.

No puedo evitar sonreír con malicia. —Puedes preguntárselo a ella.

Eitan me suelta con brusquedad. Al fin siento mis pies sobre el piso, Eitan sale del sótano a una velocidad increíble y ya sabía que iría a donde su querida Talina, tan solo por dos razones; La primera razón es para verla y la segunda para preguntarle que ella tiene que ver con la muerte de su padre.

Estás acabada Talina. Serás asesinada por el amor de tu vida.

Los siete años de espera, quizás si valieron la pena.

Sin perder el tiempo, uso mi poder de invisibilidad, por ninguna razón del mundo me pienso perder la muerte de Talina; de inmediato voy hacia donde se encuentra Talina y ahí está Eitan acorralándola de un árbol.

—Talina dime... —Eitan pone un semblante de nostalgia—. Dime que tienes que ver con la muerte de mi padre.

Los ojos de Talina se inundaron de lágrimas.

—P-Perdóname Eitan —La voz de Talina se quiebra—. Yo asesiné a tu padre, no me pude controlar. La loba en mi interior me dominó.

Eitan pone ambas manos en la cabeza con frustración.

—¡No, no puede ser! —Él comienza a patear el tronco, recargando su rabia con el pobre árbol donde tenía a Talina acorralada.

—¿Por qué demonios mi amada tuvo que ser la asesina de mi padre? —Eitan vuelve a patear el árbol—, ya ni siquiera puedo mirarte a los ojos.

Talina ni siquiera le responde. Se ve lo fatal que se siente. Siempre se había imaginado que su reencuentro con Eitan sería tan romántico y color de rosa. Sin embargo, yo no dejaba de disfrutar esta escena tan trágica, ya espero con ansias el clímax de este reencuentro.

Ya quiero ver el cuerpo de la loba malnacida sin vida.

Eitan le da la espalda a Talina, ya que no puede mirarla a los ojos.

—Quiero que te vayas, te quiero fuera de mi vista, sino juro que te mataré aquí mismo —le advierte Eitan apretando sus puños a sus costados.

—Por favor Eitan —Talina se le pone de rodillas y abraza una de sus piernas—. No me hagas esto. No te alejes de mí. Sabes que fue la tortura de no verte por siete años, de no escuchar tu voz. Mejor matáme y acaba con mi dolor.

Eitan zafa su pierna de los brazos de Talina y en un movimiento rápido desaparece entre las sombras...

Me has decepcionado Eitan.

Creía que Eitan tendría las agallas de matar a la maldita asesina de su padre.

Me quedo mirando a Talina por un momento. Está desaliñada y sucia. Sus ojos están hinchados de tanto llorar pero sinceramente, Talina no me daba ni una pizca de pena.

Pobrecita, ahora estás sola y desamparada. No habrá nadie que te salve, aún me queda otra víctima que si tendrá la gallardía de matarte.