Tres reinos en guerra 🍁Editando🍁

🍁CAPÍTULO TREINTA

Dairon

Salgo del laboratorio y subo hacia mi habitación. Ahora tengo la responsabilidad de enterrar los cuerpos de mis padres, pero el cuerpo de Drácula lo dejaré en el laboratorio porque no es digno de tener una tumba. Por mí su cuerpo puede podrirse en ese lugar.

Llego a la habitación y siento una punzada en mi pecho a ver el cuerpo de mi madre. Ella es la única que producía nostalgia en mi oscuro corazón en estos momentos, quizás es porque yo no fui quien la asesinó.

Me acerco a su cuerpo y sostengo su rostro.

«Mamá, lo siento. No pude protegerte», dije en mis pensamientos y una sonrisa torcida se formó en mis labios, «pero ya me he vengado de todos lo que te hicieron daño».

—¡Dairon!

Escucho la voz alterada de Rhett y volteo mi cabeza para mirarlo.

—¿Qué sucedió Dairon? —Él corre hacia mí y examina con la mirada mi cuerpo—. No te duele nada, ¿cierto? ¿¡dime que estás bien!?

—Sí tío Rhett, estoy bien —fingo inocencia.

—¿Qué fue lo que sucedió? —repite la misma pregunta y su respiración se vuelve pesada con sólo mirar el cuerpo de mi padre falso.

—Ellos se pelearon y terminaron muertos... —le explico, dándole una ojeada a los cuerpos de mis estúpidos padres y después fijo la mirada en el cadáver de mi madre—. No pude salvar a mami...

Rhett se inclina de rodillas a mi lado y acaricia mi cabello.

—¡Lo siento tanto, cachorrito! Sé lo duro que fue para ti ver la muerte de Jeidan y de Talina —una lágrima se desliza por su mejilla y vuelve a fijar su mirada en el cuerpo de Jeidan—. Ambos afrontaremos esto juntos. Nos iremos de este palacio repleto de recuerdos malos. Lusi, tú y yo haremos una nueva vida, ya verás —concluye y trata de forzar una sonrisa.

—Sí tío —hago un asentimiento con la cabeza.

Rhett se pone de pie y monta el cuerpo de su hermano sobre su lomo.

—Quédate en mi habitación Dairon. No debes seguir presenciando esto —indica él—, yo sepultaré los cuerpos.

—No, no tío —niego con la cabeza—, yo te quiero ayudar y además ver esto no me afecta. Mi mente no es sensible como la mente de un humano.

—No, ni siquiera tienes la fuerza suficiente para ayudarme. Eres un niño —me recuerda Rhett.

Cargo el cadáver de mi madre entre mis brazos.

—No me subestimes tío. No soy un humano —recalque.

Rhett agrandan los ojos. La sorpresa es obvia en él. —Acaso ya te has desarrollado tan pronto. ¡Es imposible!

—Nada es imposible para un ser sobrenatural —le guiño el ojo y salgo de la habitación con mi madre entre mis brazos.

Bajamos hacia el jardín y Rhett con una pala comienza a cavar un agujero. Yo sólo me quedo observándolo con una sonrisa divertida mientras planeo su muerte.

Un rato después, mi tío termina de cavar el tercer agujero y fija su mirada en mí.

—Cachorrito, esperame aquí —ordena él—. Voy a buscar el cuerpo de Eitan, no tardaré.

Estoy a punto de reírme pero trato de contenerme.

—¿Y por qué vas a enterrar el cuerpo de ese vampiro? Supongo yo que estamos en una guerra —cuestiono, olvidándome del hecho de que es mi padre biológico.