🍁CAPÍTULO SEIS

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Talina

Pienso en mi animal peludo mientras observo el hermoso violín de madera. Pues según él, solamente con escuchar una melodía de violín se dará cuenta de mi presencia en el bosque. Finalmente, ha llegado el fin de semana para verlo.

Ilimidis aparece por el balcón de mis aposentos. —¡Princesa Talina! ¡Buenos días! —saluda ella, con una sonrisa.

—¡Buenos días Ilimidis! —Le doy la bienvenida a la pequeña hada—: ¿Qué se te ofrece?

—La estaba observando desde el balcón y puedo ver que no dejas de mirar el violín —habla el hada mientras husmea en mi habitación.

—Es que es tan hermoso... —menciono.

Ilimidis se sienta sobre el violín.

—Recuerde princesa, que yo también lo ayude a verse hermoso. Mi magia le dio un toque especial —habla ella con suficiencia en su voz.

—Sí Ilimidis y te lo agradezco, por ello te tengo un regalo —menciono, recordando el collar que mandé hacer hace tres días.

Los ojos de la pequeña hada, se iluminan. —¡De verdad!

Asiento con la cabeza y me acerco hacia el gavetero. Busco en el segundo cajón la pequeña caja verde donde guardé el collar y se la entrego a Ilimidis. Ella se apresura abrir la caja y se queda anonada mirando el diminuto collar, con un dije de rubí en forma de corazón.

—Muchas gracias princesa por tomarme en cuenta —El hada no deja de mirar su diminuto collar—, tan sólo dígame que quisiera que haga por usted.

—Quiero que me ayudes a escapar de nuevo —le pido.

—¿Y cómo princesa, Talina? —pregunta Ilimidis alarmada—. Recuerde que su hermana mandó a cortar todos los árboles pegados al muro para que no se pueda escapar.

Pienso en el plan que he planificado en estos días y hablo:
—Me pienso escapar por la puerta de salida.

—¡Que la vírgen de la cordura se apiade de usted princesa! —grita Ilimidis dramáticamente.

Ni siquiera puedo responderle por la risa. Ella suele ser muy exagerada.

—¡No te rías! —bufa el hada, histérica—. Acaso se le zafaron los tornillos de la cabeza. Hay decenas de guardias en la puerta de salida.

—Lo sé, pero tú me ayudarás —Una sonrisa triunfal se escapa de mis labios al recordar a mi hermana—. Tengo un plan.

•••

—Ya me trajiste lo que te ordene.

—Princesa Talina... y si se dan cuenta. —Ilimidis trata de convencerme para que no me escape—, es mejor que desista de ese plan.

—Dudo que me reconozcan... —Trato de tranquilizarla—. Pasaré desapercibida como uno de los guardias.

—¿Y por qué ha sacrificado su hermoso cabello, princesa? —pregunta Ilimidis con tristeza—. Era tan largo y hermoso —agrega.

—Pues las hadas tienen magia —le recuerdo—, por lo tanto tú me ayudaras a que me crezca cuando regresemos.

El hada agacha la cabeza. —Lo siento princesa, pero las hadas no podemos hacer que el cabello crezca de nuevo.

—¡Estás bromeando! ¿Verdad? —Mis manos comienzan a temblar.

—No Talina, de verdad lo siento —expresa Ilimidis apenada.

Tres reinos en guerra 🍁Editando🍁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora