Eitan
Los duendes y las hadas están desapareciendo.Nosotros los vampiros estamos perdiendo nuestra fuerza, por ello tenemos que beber de la sangre de nuestra propia raza o de un humano para poder sobrevivir; No he querido decirle a Talina lo que me sucede, ya que no quiero que ella me ofrezca de su sangre. Su sangre es exquisita y no me podría controlar.
No quiero debilitarla y mucho menos lastimarla.
Ahora estaba en el bosque de cacería. Tengo una chispa de esperanza de encontrar un duende o por lo menos un hada. La única hada que queda en mi reino es Ivor, el hada de mi hermana.
—¡Vaya, vaya! —Escucho la voz de Jeidan detrás de mí y por ello me doy la vuelta.
—¡Dejáme en paz Jeidan! —refuto de mala manera, aprentando mis puños—. No tengo tiempo para ti.
—Eitan estás perdiendo tu tiempo —Él me da una sonrisa de malicia—. Pierdes tu tiempo si lo que buscas es un duende o un hada.
Sin dilación, tomo a Jeidan del cuello y lo acorralo contra un árbol.
—Estás involucrado con esas desapariciones... —le reprocho apretando su cuello.
—No tengo que darte explicaciones a ti y menos en tiempo de guerra —bufa él con desprecio.
Sin poder evitarlo, dejo de acorralar a Jeidan del árbol.
Me pongo la mano en la cabeza por el leve mareo que me ataca en este momento. Me siento muy cansado.
Jeidan comienza a mirarme con diversión.
—Antes te veía como un gran rival, pero ahora eres como una mosca que si quiero la aplastaría en este mismo instante, pero sabes... —Él mira hacia el cielo—. Hoy no te mataré.
—¿Por qué no me matarás? ¿Por qué no te aprovecharás de mi debilidad? —pregunto, desconcertado.
—Porque serás mi invitado de honor en mi celebración —anticipa Jeidan con un semblante de alegría.
—¿Qué celebración? —indago con el ceño fruncido.
—Ven esta noche a este mismo lugar. Te estaré esperando a las 8:00 p.m. —Él me observa con maldad en sus ojos—, y no faltes, ya que te tengo una gran sorpresa.
—Está bien... —Le doy la espalda para marcharme por mi camino—. No faltaré.
•••
Me estoy vistiendo para encontrarme con aquel maldito lobo mugriento. Siento que trama algo pero ya he perdido mi habilidad de leer los pensamientos. Cada día que pasa pierdo mis poderes y mis habilidades, pues la sangre de un vampiro no ayuda en nada a otro vampiro y la de un humano mucho menos.
«Toc-toc, toc, toc...».
Alguien golpea mi puerta un par de veces con prudencia.
—Eitan puedo pasar —pide mi hermana en voz baja.
—Sí Sinays, puedes pasar —la invito a pasar a mi habitación.
Sinays en un movimiento rápido se para frente a mí.
—¿Para dónde vas tan elegante? —indaga ella mientras me arregla la corbata.
—Jeidan quiere verme esta noche —hago una pausa—, pues él me tiene una sorpresa.
Los ojos de Sinays se llenaron de angustia.
—Y sí es una trampa, hermano —Sinays me abraza con todas sus fuerzas—. No quiero que nada malo te suceda.
—No te preocupes hermanita —beso su frente—, y si fuera una trampa, Jeidan hubiera aprovechado el momento de cacería para matarme y más que estaba muy débil.
Sinays toma mi rostro entre sus manos y me mira directamente a los ojos. —Debes prometerme que te cuidarás hermano.
—Lo prometo Sinays.
Me despido de mi hermana para después saltar por la terraza de mi habitación, luego fui hacia mi punto de encuentro con Jeidan pero él maldito aún no se ha presentado.
Minutos después... Jeidan aparece y en este momento el desconcierto hacía parte de mí. Talina está a su lado.
Yo me acerco hacia ella e iba abrazarla, pero Talina retrocede, dejándome confundido.
—¿Qué te sucede Talina? —Le pregunto en un hilo de voz.
Los ojos de mi pelirroja estaban cargados de rabia.
—¡Te odio Eitan! —Ella me abofetea con todas sus fuerzas—. No quiero verte jamás en mi vida.
—¿Qué te sucede Talina? ¿Qué te hice? —pregunto con un semblante de confusión.
Ella me abofetea de nuevo. —Por lo menos asume tus errores. Nunca te perdonaré.
—Pero dime... —Miro a Talina fijamente a los ojos—. ¿Qué hice?
—Talina es mejor que no vayamos —habla Jeidan interrumpiendo nuestra conversación.
—¿Qué derecho tienes tú de decirle que se vaya contigo? —le cuestiono con ambos puños a mis costados.
Él sostiene la mano de Talina.
—No quiero que vuelvas a molestar a mi prometida Eitan —me advierte Jeidan.
—Talina... ¿qué significa esto? —indago temeroso.
—Significa lo que oyes —ella suelta un gran suspiro—. Jeidan es mi prometido.
Siento mil estacas en mi corazón. Siento miles de granos de ajos en los ojos y siento agua bendita corriendo por mis mejillas. Esto no lo puedo creer.
Tomo el rostro de Talina entre mis manos.
—¿Dime que no es verdad? ¿Dime que sólo estás bromeando para ponerme celoso? —Mis ojos estaban llenos de lágrimas.
Los ojos de Talina se cristalizaron. —No es una broma.
Trato de recuperar mi orgullo. —Si es así, entonces espero que ustedes sean felices.
—También te deseo lo mismo —murmura Talina dándome la espalda.
No comprendo el porqué Talina dijo aquello, pero ahora no me importa nada de lo que ella diga. Ella rompió su promesa. Siempre estuvo jugando conmigo y no me di cuenta.
Si ella supiera que está frente a la persona que la ha buscado por años para matarla, de seguro ni estuviese con él. Debí hacer que Talina recordará todo su pasado pero no quise; no quería que viva con esa culpa de haber matado el hermano de la persona que ahora tendrá como esposo.
—Estás cometiendo el peor error de tu vida Talina —le aseguro antes de desaparecer entre la oscuridad.
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Tres reinos en guerra 🍁Editando🍁
FantasíaTres reinos con especies distintas; vampiros, lobos y seres humanos... Los vampiros son protegidos por sombras oscuras y demonios. A los lobos ningún ser los protegen, ya que son una manada y se protegen entre ellos mismos. Y los humanos son protegi...