V e i n t i u n o

2.1K 140 27
                                    

Poco después de pasadas las diez de la noche, me acerqué con cuidado hasta la entrada del hogar de Nicola y miré hacia arriba, encontrándome con la sombra de su rostro cerca de la ventana donde solía esperar a verme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Poco después de pasadas las diez de la noche, me acerqué con cuidado hasta la entrada del hogar de Nicola y miré hacia arriba, encontrándome con la sombra de su rostro cerca de la ventana donde solía esperar a verme.

Me acerqué al pasillo aledaneo a la casa y esperé de pie junto a la puerta.
Cuando está se abrió, de ahí salió esa chica que de inmediato se estrelló contra mi cuerpo y me pareció que la sentía más delgada.

—¿Qué sucedió?— pregunté preocupado por verla de esa manera— ¿Te sucedió algo? ¿Sobre qué es? ¿Alguien te hizo algo?

La interrogaba pero ella no respondía tan solo negaba con la cabeza contra mi pecho y se aferraba con los brazos alrededor de mi cuerpo, como si su vida dependiera de ello.

—Ven, tranquila, ¿Qué sucedió? Dime, por favor, me preocupas.

La jalé hacia las sombras y ella se encogió tanto hasta acabar de rodillas en el suelo, sollozando y yo la seguí.
Me incliné e intentaba mirarla a la cara pero ella se escondía.

—Hice algo terrible, Harry. No querrás volver a verme, hice algo horrendo— susurró entre lágrimas.

—Por supuesto que quiero volver a verte, Nicola, se que no soy perfecto, pero confía en mí— la abracé y aguardé hasta que se calmara.
Hasta que su respiración cambió un poco y entonces, tomé su rostro entre mis manos para besarla.

—Estoy contigo, voy a estar contigo, voy a elegirte a ti siempre, estaré contigo pase lo que pase, lo prometo.

—No sabes lo que dices.

—Ponme a prueba— la reté y ella con lágrimas que brotaban en sus ojos y corrían por sus mejillas, chilló y con voz muy baja, me dijo:

—Lastimé a alguien.

Encogí las cejas con un suspiro y por un segundo tuve la intención de sonreír, pero no quería que pensara que era indiferente a su dolor.

—Ay, mi amor, mírame— le dije— he lastimado a muchísima gente y no estoy orgulloso, también me duele, pero no puedo autodestruirme por eso. En lugar de condenarme de esa manera, trato de enmendar mis errores.

—Yo no puedo enmendar nada, lo que hice, es tan grave que no hay vuelta atrás.

Analicé sus facciones cuando dijo eso último e intentaba comprender a lo que se refería. Parecía un juego de adivinanza, necesitaba saber lo que sucedió.

—Confia en mí— insistí y ella cubrió su boca con una mano, sollozo y luego la subió hasta su frente para despekar su rostro, tirando su cabello hacia atrás.

—Mate a alguien...— dijo por fin y yo abrí los ojos al tope, sin poder creer lo que había escuchado.

¿Ella? No. No había manera. Ella era muy distinta a todo eso que yo conocía, ella era incapaz de hacer algo como eso... Debía ser un error.

La chica bajo la farola |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora