Ese año tuve la sensación de que el invierno no fue tan inclemente como el anterior, a pesar de que las calles estaban tapizadas de nieve y las personas, escondidas en sus hogares.
El 23 de diciembre Harry me dejó una carta en el pórtico de los Bieleck. Se disculpaba por haber estado ausente las últimas dos semanas y prometió que pasaría tarde en la noche para hablar conmigo, pero no lo hizo.
Me quedé sentada a la orilla de la cama, mirando a la ventana hasta que el sueño me venció y me dormí.
El 24 de diciembre supe que visitó la casa de Pawel al finalizar el atardecer.
Le entregó algo de ropa para el niño judío que escondía en su desván. También le obsequió unas galletas y se marchó.
Lo esperé despierta en madrugada, pero no apareció tampoco y la tarde siguiente, Pawel visitó a los Bieleck para hablar sobre alemania.En las últimas semanas, en la radio, se escuchaba decir que Bélgica estaba enfrentando una de sus batallas más violentas. Se decía que los soviéticos continuaban intentando acabar con el régimen Nazi, a pesar de que los pronósticos no estuvieran a favor suyo.
Durante cinco años la Alemania Nazi había dominado Europa y afectado incluso a América.
Algunos decían que solo era cuestión de tiempo para que invadieran otros continentes y yo prefería no prestar atención a todo eso.
Incluso cuando Kalum intentaba hablar del tema, me negaba a escucharlo.-No quiero pensar en eso, por favor, no me hables del tema.
-Ten esperanza, Nicola, los soviéticos son más fuertes de lo que crees. Tenerlos de nuestro lado es una ventaja...
Me marché sin responder la última vez que me dijo eso la semana pasada y él decidió no comentarlo más.
En momentos como esos, pensar que esa guerra no tendría fin era aterrador e inevitable.
Me hacía doler el estómago y todo lo que quería era esconderme en mi cama.«Quisiera desaparecer» decía una voz en mi cabeza cada vez que veía el año nuevo acercarse.
Pronto sería 1945.
Otro número más, otro año de estar lejos de casa, otro más de estar escondidos, sin saber lo que nos esperaba.¿Qué esperamos?
Ya no sabía si esperábamos la muerte o el olvido. Olvidar lo que fueron nuestras vidas antes de la guerra, antes de esto que eramos ahora.
¿Qué eramos ahora?
Era probable que esa preocupación tan solo hubiera surgido porque Harry continuaba lejos, ausente.
Leí varias veces su última carta, en la que decía que lo esperara despierta en la noche, decía que me amaba y firmaba con dos besos.
Extrañaba besarlo.-¿Estás bien?- la voz de Kalum se escuchó apenas por encima de la música de la radio.
Pawel había sintonizado algo que no fuera musica alemana esa noche de año nuevo, mientras en la cocina de los Bieleck lo ayudaban a preparar una cena.
Aquel año, el invierno no era tan frío, pero sufrimos más carencias que cualquier otra temporada, así que preparaban tan solo una sopa de papa y vegetales.-Nicola- susurró Kalum y su mano se posó sobre mi hombro.
Apenas me había dado cuenta de que llevaba varios minutos de pie en medio de la sala, mirando hacia la chimenea el carbón y las delgadas piezas de madera que mantenían viva una discreta flama.
Al frente de ella el niño judío estaba sentado, mirando un viejo juego de cartas que encontró en la biblioteca.
Me recordaba a mí. A esos tiempos en los que fui una niña, tan pequeña y escuálida como él y todo lo que conocía era mi pequeña existencia... y mis padres.
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La chica bajo la farola |H.S|
FanficUna historia de amor entre un soldado Nazi y una judía. Inspirado en hechos reales de la segunda guerra mundial. [Fanfic de Harry Styles]