𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓'𝐒 ━ 𝐃𝐢𝐚𝐛𝐨𝐥𝐢𝐤 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬 [𝐓𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨]

𝐓𝐄𝐑𝐑𝐈𝐅𝐘𝐈𝐍𝐆 𝐋𝐎𝐕𝐄

[ NiShin ]
[ no me dejaba poner la foto con el pedido, lo siento > <" ]

--- ¡Espera! ¡Me estás haciendo daño! ---se quejó la de cabellos rosados por el tirón que estaba haciendo en su brazo el menor de los fundadores.

No se esperaba que fuera a buscarla. La historia de ambos era algo complicada.

Nia fue enviada a la mansión Sakamaki tras la muerte de la novia sacrificada: Komori Yui. Fue una noticia algo impactante para el que era el rey de los vampiros y líder del clan Sakamaki. No podría encontrar a otra persona que tuviera su gran particularidad, por lo que tuvo que escoger a una chica corriente.

El caso es que, los fundadores al enterarse de la noticia no perdieron la oportunidad de capturar a la femenina y encerrarla en su hogar.

El trato que recibió hacía que incluso echara de menos las mordidas de los Sakamaki. Sobretodo por las golpizas que recibía del menor de los dos.

¿Cómo no iba a tenerle miedo? Lo extraño era el vínculo que se formó entre ambos, llegando a un punto en el que Nia aceptaba estar enamorada de aquel chico de cabellos salmón. Gustar de aquel que la maltrataba en un pasado. . .¿Quién lo diría? ¿Tal vez «Síndrome de Estocolmo»?

La femenina cambió totalmente su visión hacia aquella persona que tanto temía: de verlo cómo un ser despiadado, sádico, sin tener ni idea del significado de la palabra «piedad» a convertirse en un protector para ella.

Estaba claro que aquel camino no fue nada fácil. Shin se cansó de aquello, ya que la «purificación» de la nueva Eva estaba completa se le acababan las excusas para seguir con aquel trato. Su hermano mayor se lo impedía.

--- Si sigues con esa actitud, morirá como la anterior Eva y no podremos seguir el plan ---con su voz grave y su semblante frío y serio esperaba haberle dejado claro lo que decía.

Resultó ser un fastidio para el peli-salmón y para la jovencita una salvación.

Como acabaron siendo tan cercanos, teniendo sus caídas durante el camino, es un misterio para todos. Él mismo al principio se repetía una y otra vez en su mente que solo lo hacía por el plan, pero nunca conseguía engañarse a sí mismo.

Un día normal y corriente, como cualquier otro, notó una gélida corriente pasar por su piel. Más que eso, una sensación de inquietud, como si faltara algo. Y entonces no tardó en percatarse de que el lugar estaba demasiado silencioso.

El golpe seco de la madera de la puerta chocar contra la pared cuando fue abierta de golpe por el fundador hizo eco en todo el pasillo. Las sábanas estaban arrugadas y la estancia estaba vacía. Ella no estaba.

Un olor peculiar le hizo arrugar el ceño. Se acercó a la cama para tomar entre sus manos aquellas sábanas de color rosado. El perfume de la femenina lo embriagó y le dió una sensación de tranquilidad durante unos pocos segundos; el olor de un hombre se mezclaba con aquel dulce aroma. Y no uno cualquiera. No sabría decir quien de todos, pero reconocía el olor de un Sakamaki.