Venganza

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-¿Quiénes son ustedes? - preguntó Eli a pesar de que lo único que veía frente a ella era oscuridad.

-Eso no es relevante, ¿no crees? Ayase Eli... - una joven de cabello púrpura oscuro y ojos magenta se acercó a ellas.

Junto a ella, otra joven, de la misma apariencia, pero de más baja estatura, poseía un cuchillo carnicero en su mano derecha. En cuanto Yukiho notó la mirada de la más baja, supo que, si no hacían algo para librarse de aquel par, morirían degolladas ahí mismo.

-Ayase... - susurró Yukiho.

-Lo sé...

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—No puedo ver nada... — Umi estaba comenzando a ponerse nerviosa ante la situación.

—Oscureció demasiado rápido, Umi-chan... pero no debemos perder la calma... — Kotori, quien estaba a su lado, intentó dejar atrás su propio temor con tal de tranquilizar a Umi.

—... —

Honoka por su parte solo guardaba silencio. Posibles imágenes de su hermana siendo cruelmente asesinada por esos disparos la tenían al borde del colapso y la desesperación, en verdad no sabía qué hacer.

Umi sólo tenía una misión, un deber, pero no se sentía capaz de hacerlo. Dia les había encomendado crear una ruta de escape en caso de tener éxito, porque sabían que no iban a ser capaces de lidiar con esa cantidad de hombres.

Solo un poco más... — pensaba Umi mientras la luz del sol cesaba de iluminar su camino.

El movimiento proveniente de un arbusto alertó a las tres jóvenes. Umi quitó el seguro del arma que portaba y apuntó temblorosamente hacia el arbusto; sin embargo, cuando vio que un pequeño animal había salido de ahí, se relajó, aún sabiendo que por nada del mundo debía bajar la guardia.

—Nunca bajes la guardia, Umi-chan... — la serena voz de Honoka hizo que la peli azul volviera en sí.

Kotori observaba muy preocupada la situación, especialmente por la extraña actitud que la peli naranja demostraba, algo muy inusual en ella.

—¿Estás preocupada por Yukiho-chan? — preguntó la peli gris en un susurro.

—Lo estoy — fue su seca respuesta.

Kotori sabía que ese no era momento de charlar, sobre todo si se suponía que hacían esa misión de encubierto, pero, por más que lo intentaba, no lograba concentrarse al cien por ciento.

Espero que todo salga bien...

Mientras tanto, Mari, quien no se unió a ninguno de los tres grupos, intentaba rastrear a los hombres que fueron partícipes del masivo ataque a balazos, pero grande fue su sorpresa cuando se percató de que no había ninguno a la vista, ninguno vivo al menos.

A medida que se acercaba al lugar de los hechos, notó un extraño ambiente, definitivamente algo raro había pasado.

—¿Quién hizo esto? — Mari no solía impresionarse al ver gente morir, era parte de su vida al pertenecer a la mafia italiana después de todo. Pero aquella escena era algo que hasta ella encontraba aterrador.

Ante ella y sus hombres, habían alrededor de 20 personas, o eso se estimaba. Gran parte de ellos sólo eran cuerpos, el tronco más bien dicho, pero no había indicio de sus extremidades y, en algunos casos, no había presencia de sus cabezas. La rubia sabía que el autor de esta masacre era alguien que ya había perdido toda cordura y capacidad de razonar como un ser humano, por lo que era peligroso estar ahí. De hecho, era aún más peligroso no saber de quién se trataba, si era amigo o enemigo.

Deseos y emociones rápidos, pero compartidos (NozoEli)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora