Terminé hoy a las ocho, John me relevó las últimas dos horas porque no podía más, mi cuerpo no podía tan siquiera moverse necesitaba descansar estaba súper cansada por no haber podido dormir ayer nada.
-Te quiero infinito- le di un beso en la mejilla- Perdón por dejarte solo sin mi las peores horas, te lo devolveré cuando quieras
-No te preocupes no me debes nada, vete descansa tomate algo y duerme, pero con mantas por favor. Un beso, después te voy hablando
-Chao- respiré el aire fresco de la tarde, me sentía muy mal no me gustaba dejar a John solo, sin mi ya que no hablaba mucho con otros compañeros, con tanta gente en el restaurante, pero no me iría si no pudiera ni siquiera caminar. Me abracé a mí misma intentando no caerme, saqué algún pastel que llevaba en mi bolso para tomar un poco de fuerzas mientras me dirigía hacia la parada del autobús, pero todo empeoró al ver que quedaban aún 15 minutos para que llegara
-Dios mío, no puede ir nada a peor - me puse las manos en la cara y respiré hondo, mi cuerpo temblaba, tenía frío. Escuché un claxon de un coche, levanté la cara apoyándome en mis rodillas, estaba lo más encogida posible para no perder calor corporal.
Era un mercedes en gris nuevo modelo creo, no estaba muy puesta en eso de los coches. Volví a bajar la mirada y apreté mis tenis, volvió a sonar el claxon pero esta vez no miré, la señora que estaba a mi lado tocó dulcemente mi hombro
-Preciosa, es para ti- la miré extrañada. Me levanté confusa y me acerqué al coche, las ventanas estaban cerradas, pero la de atrás se abrió y vi a Alexander, oh dios mío
-¿La llevo?
-¿Perdón?
-Que si quiere que le lleve a su hogar, a donde vive, en vez de esperar temblando en la parada
-Eh, no gracias muy amable, quedan- miré a ver cuánto quedaba, aún quedaban díez largos minutos
-Díez minutos - lo oí decir, sonreí de manera nerviosa -No me cuesta nada de verdad, yo ahora me dirigía a casa acabo de salir de trabajar
-No quiero causarle molestias señor
-Llámame Alexander por favor y molestias ninguna, me he ofrecido yo. Entonces ¿viene o no?- lo miré fijamente, ¿debería ir?
-Esta bien Alexander- el chofer salió para abrirme la puerta del otro lado
-Oh no por favor entre, ya la abro yo - dije sonriendo, se quedó un poco extrañado y volvió a sentarse en el asiento del conductor, yo ingrese en el coche y cerré la puerta.
-Muchas gracias de verdad, no tenía porqué hacerlo- me puse el cinturón
-No te preocupes, te vi desde lejos y supe que eras tú
-Si estaba encogida, ¿Cómo me reconoció?
-Por tu uniforme, tu pelo rubio, no se quizás mi sexto sentido- sonrío, le di la dirección al conductor y volví a mirar a Alexander - Tienes mala cara ¿Estás bien?
-Estoy bastante cansada, tengo mucho frío y me he ido antes del trabajo
-Se nota, necesitas descansar. No me quiero ni imaginar lo que es trabajar allí, en un restaurante tan conocido
-Pues si, ni te lo imaginas- dije tuteándole -Y lo que es aguantar a todo ese tipo de gente ¡uf!-dije tocándome el pelo, pero enseguida caí que él era ese tipo de gente -Me quiero referir que..-me cortó la frase
-No te preocupes, te entiendo yo tampoco soporto a esos típicos ricos que se creen los mejores solo por tener dinero y tratan a otras personas mal. Yo no nací rico, nací normal y con suerte he conseguido todo lo que tengo - me sorprendió la forma en la que hablaba, tan clara, tan sincera
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Casual love.
RomanceLa vida de una estudiante es dura y mucho más cuando no tiene dinero para permitírselo y tiene que hacer un doble esfuerzo para poder conseguirlo incluso haciendo cosas que nunca antes pensaste. Esa es la historia de nuestra querida Chloe, intentab...