Capitulo 30: Yo también.

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No podía creer lo que me había dicho, había dicho que estaba enamorado perdidamente de mí. Mi cuerpo temblaba de la ilusión y las mariposas habían explotado en mi estómago, mi respiración iba más rápido que nunca al igual que mi corazón, él miraba mis ojos sonriéndome y yo me derretía en este momento, lo único que me salió hacer es abalanzarme sobre él y besarlo, besarlo hasta que me permitiese mi respiración y abrazarlo. Estaba llena de felicidad y se podía notar por mis poros

-Yo también, yo también estoy enamorada perdidamente de usted y creo que de mucho antes - dije en su oído mientras estábamos fundiéndonos en un abrazo

-Desde el primer día supe que usted me iba a dar guerra- sonreí mirándolo -Y así fue - me dio un tierno beso y luego juntamos nuestras frentes

-No me puedo creer lo que me ha dicho, es algo que siempre estuve esperando es más hasta lo soñé

-Yo tampoco puedo creer que se lo haya- me miró -Espera ¿Lo soñó?- asentí tímidamente-Así que sueña conmigo -alzó una ceja y mordí mi labio

-Bueno es mejor que me ponga a hacer todo que si no luego se me echa todo encima- sonreí levantándome

-No haga nada de comer, quiero que nos vayamos juntos a comer fuera - me giré y lo miré

-Está bien - cogi todas las cosas de limpieza del garaje 

-Chloe- grité y di un salto

-No puede venir usted tan sigiloso y asustarme de esa manera

-Perdón sólo quería avisarle de que iré a la oficina, estaré aquí antes de las dos

-Está bien- le sonreí y luego se marchó -Chloe - me giré y lo miré -Le doy mi permiso para que pueda ver el álbum con Estela, a mí no me parece cómodo enseñárselo por mí mismo

-Oh no tranquilo

-Ya le he dado mi permiso, haga lo que quiera- se acercó a mí y dio un beso en mi frente, sonreí y luego se marchó. Di una mirada a las cajas y luego salí, ahora mismo no quería verlas prefería terminar de hacer las cosas y esperar a que él llegara.

Estaba eufórica, quería saltar gritar y contarle a todo el mundo que Adam me había dicho que está enamorado de mí, que me besó como nunca nadie lo había hecho y quería gritar a los cuatro vientos lo feliz que estaba, quería contárselo a Rebecca a John a todo el mundo pero no podía, no podía porque supuestamente les juré que nunca sentiría nada por él y que no me acercaría a él de otra manera que no fuese laboral. Me senté en el jardín a ver el paisaje mientras esperaba a que Adam llegase cogi mi teléfono ya que había sonado era un mensaje de Matthew

-Hola- escuché detrás mía, di un salto y me giré - Perdón- me sonrió y me levanté

-Siempre su manía de asustarme - le sonreí de vuelta y él cogió mi mano

-¿Vamos?- dijo mientras la entrelazaba con la suya, guardé el teléfono en el bolsillo y luego nos montamos en su coche

-¿Dónde iremos?

-¿Alguna petición en particular?- me miró y me puse a pensar

-Pasta- asentí mordiéndome el labio

-Pues iremos a comer pasta- me sonrió y luego salimos de casa, miré a John y él me guiñó el ojo

-¿Ángel?

-Él me ayudó mucho con usted

-¿Cómo?

-Él lo sabe todo siempre es mi consejero, a parte de usted claro está - sonrió - Pero cuando se trataba de usted no le iba a preguntar su opinión

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