Capitulo 38: Samuel Prescott

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-¡Buenos días Samuel!- dije dejando las llaves en la encimera

-¿Buenos días?- dijo saliendo del baño, estaba secándose el pelo con una toalla blanca mientras otra le cubría la cintura

-Tienes mejor pelo que yo- dije mordiendo una manzana -Hasta mojado

-¿Y qué hay del cuerpo?- levantó las cejas varias veces y ambos reímos

-Eso es indiscutible, ya me ves- bufé

-No haces nada de deporte, es normal

-No tengo a penas tiempo, trabajar aquí y luego el restaurante- suspiré

-Sobre lo de trabajar aquí

-No, seguiré trabajando no intentes decirme que me vaya porque no lo haré

-Vale vale tranquila tú mandas- le sonreí, él era muy diferente a todos los típicos empresarios. Vestía como se le venía en gana, los dos meses que llevo aquí sólo lo vi en traje una vez, me encanta su melena al viento enredada junto con sus pantalones vaqueros rotos y blusas abiertas con colgantes, sus muñecas llenas de pulseras y varios anillos en sus dedos. Tenía rasgos muy característicos como su mandíbula marcada, sus dulces ojos verdes y sus carnosos labios, era todo un dios griego de 32 años

-Bueno sólo vienes a hacer de cocinar, es decir vienes a las una y media - asentí escuchándolo mientras sacaba varios alimentos de la nevera -Podrías venir para hacer deporte antes- lo miré incrédula

-¿De verdad?- él asintió seriamente

-Podemos hacer deporte en el jardín y luego salir a correr por la zona - lo miré y vi la ilusión en sus ojos

-Está bien

-¿Empezamos mañana?

-No tengo ropa de deporte Samuel

-Bueno tienes tiempo esta tarde - me guiñó el ojo

-Pero por las mañanas estás en la oficina ahora que pienso

-Puedo ir cuando quiera, por la tarde o por la mañana y si tengo las mañanas ocupadas iré por las tardes podemos rotar los horarios es decir, algunos días por la mañana y otros por la tarde

-Vale me parece muy bien

-Voy a vestirme y bajo, estoy hambriento- poco a poco las verduras se iban cociendo mientras él subía

-Sabes- dije mordiendo una zanahoria cuando ya bajó con una camiseta blanca de pico y unos pantalones bombachos y como era de costumbre, descalzo- Me siento muy libre cuando estoy contigo, puedo hacer lo que quiera y decir lo que quiera

-Ya veo- me robó otra zanahoria y alzó una ceja

-No tienes normas para la vida, vives el día a día sin importarte nada más y te entiendo- suspiré- Después de todo lo que te pasó es normal

-La vida es prestada nunca sabemos cuánto tiempo estaremos aquí así que tenemos que disfrutarlo al máximo y siempre hacer lo que nos apetezca- un rápido recuerdo de Adam paso por mi mente pero esta vez sonreí, no me dolió y entonces entendí que por fin estaba olvidando y quedándome con los buenos momentos, mi corazón estaba sanando

-Y si algo no pasa es por alguna razón, por alguna razón el destino no quiso que eso pasase- sonreí mirándolo

-Y tal vez sea porque te tenía algo mejor preparado- él no tenia ni idea de a lo que me refería pero dio en el clavo

-Completamente de acuerdo

-Bueno ¿Y tus papis?

-Ey deja de coger zanahorias o no te podré hacer la crema

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