Capitulo XXl

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— ¿Señorita Baker?

Eleanor miro atenta la pequeña figura de una joven que avanzaba hacia el canapé donde le había invitado a tomar asiento, en efecto era Candy.

¿Pero qué estaba haciendo ella ahí? En estas fechas todos los chicos estaban en el colegio...

Inmediatamente pensó en Terry.

La joven valiente que había conocido en su visita a Escocia parecía un conejillo asustado, se le veía cansada e inquieta, las manos enterradas en las bolsas de su abrigo gastado, la masa de rizos rubios estaban sueltos tapando un poco la cara pálida y ojerosa de la joven, quien con hombros caídos por fin se sentaba frente a ella.

En su instinto algo le dijo que la muchacha no estaba para anunciarle cosas buenas, probablemente tenía noticias de su hijo y un sentimiento de preocupación le comenzó a invadir.

— ¡Candy! — la actriz saludo a la muchacha con un beso en la mejilla, esperando que la extraña visita de la amiga de Terry no se debiera a otras cosas. — Es una sorpresa tenerte por aquí, creía que el colegio solo daba permisos en verano y navidad.

Candy asintió y trago en seco.

— ¿Has venido tu sola? ¿Vienes con tu tutor?

La muchacha negó.

— ¿Qu.. Que ha sucedido?

¿Cómo había dado con su dirección?

A Eleanor no le gustaba pensar que cualquiera pudiera dar con su dirección así tan fácil...

— Siento presentarme de esta manera... — hablo la joven con vergüenza. — batalle un poco para encontrar su domicilio, pero no sabe lo mucho que me alegra verla al fin, usted es la única que puede ayudarlo...

— ¿De qué.. ¿De qué hablas? ¿Ayudarlo? ¿Te refieres a Terry? ¿Le ha pasado algo?

Candy asintió y trago en seco, — No le entiendo, he hecho todo lo que he podido, tiene que creerme...

La muchacha hablo con un hilo de voz, mientras Eleanor trataba de guardar la compostura, le agradaba Candy, pero algo en la manera de sus gestos le auguraba lo peor, o al menos noticias no tan complacientes.

Y Eleanor era una mujer que estaba harta de complicaciones.

Candy miro a la madre de Terry con nerviosismo que se tuvo que tragar y comenzó a relatarle todo lo que había sucedido: las monjas, su huida, el barco, el teatro, su despido, las joyas, la noche que Terry había llegando tambaleándose, Terry soltándose a llorar, su comportamiento extraño, el silencio y su agresividad descargada en los objetos que tiraba haciendo pedazos, Terry jugando con el cuchillo de cocina, días enteros sin dirigirse la palabra.

— El... el... se lastima a sí mismo — habló la muchacha con la voz trémula. — el cree que no lo sé... pero a veces tengo que vigilarle. Ya no es el mismo Terry, y no sé cómo ayudarle, no sé cómo hacerlo, creo jamás debimos haber huido...

Eleanor trato de seguir escuchando.

— ¡Me arrepiento tanto! — Dijo la joven rompiendo a llorar— No sé qué sucedió, todo parecía que saldría bien, pero ya nada está bien, ahora siempre se mete en peleas y.... tengo miedo que algo malo le suceda uno de estos días.

La rubia actriz bebió de su taza de té, ya temía que algo así sucediera, Terry había tratado de vivir por su cuenta y las cosas no habían salido bien, su único hijo quería ser actor como ella.... y había estado vendiendo cuanta tenia para subsistir junto a la joven que estaba en su casa.

Si fuéramos mayoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora