Capitulo XLIV

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Advertencia: El siguiente capitulo esta algo fuerte, o por lo menos fue un intento de...

( No tengo idea).

Muy pronto se ha acostumbrado al sencillo aroma de una barra de jabón y el aliento con sabor a un dulce de anís, el amante presuroso que gusta perderse en la adolescencia del muchacho castaño le contempla desnudo de la coronilla hasta los pies, es una criatura hermosa... y si supiera lo que le hace podría dominarle sin problemas, pero es muy tonto, están lleno de miedo y no puede mas que bajar la mirada con vergüenza, como si no quisiera estar mas en esta tierra que le ha dado todo o nada.

Oliver se aprovecha y le ama a su modo, o al menos le da placer, mira complacido esa expresión que primero inocente cual jovenzuelo inexperto se entre mezcla con la lujuria y la culpa. Los dedos de los pies del chico se flexionan hacia abajo cuando alcanzan juntos el cenit del acto, Oliver se detiene un momento para limpiar su frente perlada en sudor.

Sigue fingiendo que le desagrada su toque, cosa que para Oliver no es mas que un remilgo de un joven asustadizo que le desea y se entrega de la misma manera en que lo hace el.

Su carácter es lo suficientemente contradictorio para volverle loco.

En cada estocada su mirada se vuelve mas vacía, opaca, sin vida...

El cabello alborotado del joven en su almohada le vuelve imbecil y sus labios rojos y ya hinchados son aplastados nuevamente por los suyos, se funde en el y le da de beber con su boca. Besa sus párpados porque el muchacho tenia el habito de llorar en sus primeros encuentros y antes siempre estaban húmedos, ahora sus párpados están tan secos que no tiene sentido pero la costumbre se ha quedado.

Nunca ha contemplado tanta belleza en esas pupilas azul que se cristalizan con cada embiste, nunca ha mirado tanta fragilidad en un humano, no en los mocosos de hospicio a los que regalas juguetes y en agradecimiento solo piden mas, los burdeles están llenos de vileza y los hospitales le susurran el lamento de los enfermos que suplican por una segunda oportunidad, los ateos se convierten en los momentos difíciles, y los pecadores como el siguen con su vida, siguen y toman a manos llenas todo lo que pueden, ¿porque como es que ha de vivir si no es tomando a su paso lo que puede si nadie se preocupa por el?

Si nadie le ama, si todo es falso.

Debe haber un motivo por el cual vivir, y Oliver vive para la belleza, para los momentos de ensoñacion con Billy Shields en sus brazos.

Arrulla al muchacho en su regazo y le tiene así por minutos si no es que horas, le promete tantas cosas mientras delinea sus labios con la yema de los dedos, le hace saber que con el todo estará bien, que sin el la vida sin duda podría ser difícil, muy difícil...

Y si ambos se separaran ya nada tendría sentido para ninguno, también le hace entender que el no es como los demás chicos, el es diferente, ha sido marcado y por ende ahora le pertenece, aunque tampoco debe sentirse avergonzado, su amor es simplemente distinto al habitual, el es su muchacho, su niño, y algún día se irán de América, dejaran todo y se irán a recorrer juntos el mundo.

Pero Billy no quiere recorrer el mundo, el chico solloza con vergüenza de si y musita el nombre de su madre a quien le ha fallado, su vida se ha convertido en una retahíla de mentiras que no tiene final, no actúa mucho en teatro pero si en su vida diaria, se la pasa pretendiendo algo que ya no es, cuando da la vuelta Billy Shields sabe que la gente no desconoce el origen de su relación con Sir Oliver, ha escuchado a sus compañeros de tablas susurrar rumores ciertos que le hieren en lo mas profundo de su ser, la ultima vez le han llamado sodomita entre voces casi inaudibles.

Si fuéramos mayoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora