Estoy a mitad de un pasillo, en medio de la luz y la oscuridad (literalmente), de un lado está oscuro y del otro, el bombillo proyecta una luz tenue, pero de ambos lados se escuchan quejidos de dolor. De la parte oscura: gruñidos que parecen de animales, y de la parte clara: gritos de desesperación de una mujer.
Personalmente yo hubiera corrido a ayudar al animal pero una extraña fuerza me llevó a buscar la procedencia de tales gritos. No podía detenerme, no podía controlar mis movimientos, ahí me fijé en mi entorno, parecía un centro comercial abandonado, las tiendas estaban cerradas y había mucha basura.
La extraña fuerza me llevó a una intersección donde se cruzaban 3 pasillos, allí se encontraba un baño de mujeres, en ese momento la extraña fuerza no me estaba controlando, pero quería saber quién estaba gritando y por qué, no me resistí y entré, cuando lo hice ví a la mujer gritando, estaba con un niño que también gritaba, al instante los reconocí, eran Carlos (un niño que conocí hace tiempo), y su madre, ninguno parecía haberse dado cuenta de que yo estaba ahí. Dirigí mi mirada a lo que ellos veían y encontré a un hombre sin camisa sobre algo que no alcanzo ver, al parecer, él es el único que nota mi presencia y se voltea para mirarme, al levantarse, veo que su rostro está tapado por una máscara de gas sin tanque, voy bajando por su cuello mirando los músculos bien definidos de su cuerpo sin camisa, noto que tiene varias marcas y moretones. Sigo bajando, tiene un cinturón con granadas y sus pantalones son grises oscuro con el pliegue dentro de unas botas, también grises, sobre un charco de sangre que, después de un momento, entendí que era de Eduardo, el hermano mayor de Carlos, este hombre le había clavado un cuchillo en la frente y otro en el corazón, volví a su rostro y a lo lejos se podía ver el cuerpo sin vida de un animal, el perro de Eduardo.
Todo eso lo vi en solo una fracción de segundo. Luego la extraña fuerza me impulsó a salir del baño e irme por un pasillo junto a él, al final había una puerta blanca, mi error fue mirar atrás mientras la abría, el hombre de la máscara está del otro lado del pasillo con 2 cuchillos ensangrentados, cuando al fin la puerta se abrió noté que el hombre se me acercaba rápidamente.
Justo cuando salí volví a cerrar la puerta sin pensarlo mucho, después me recosté en la puerta y sentí que algo chocó contra ella, el hombre de la máscara intentaba pasar, pero no iba a dejarlo, claro que tampoco quería quedarme ahí.
A lo lejos se podía ver un destello de luz en medio de la oscuridad, pensé que tal vez ahí estaría segura. Dejé la puerta sin cuidado y corrí a la luz lo más rápido que pude. Al llegar noté los afiches de películas, las taquillas y las máquinas de cotufas detrás de un mostrador, ¡estaba en un cine!, en medio de lo que parecer ser un estacionamiento. Estar allí me recordó que en las películas todos siempre tienen que estar atentos a lo que pueda suceder, así que me limité a mirar mi entorno, aún se escuchaban los gruñido pero no se podía ver nada más allá del cine, ahí fue cuando escuché el parlante con una voz de mujer, como si fuera un centro comercial funcional con los mismos avisos aburridos que a nadie le interesan, había mucha estática pero aún se podía entender algo:
-Queridos visitantes, se les informa que las puertas de este establecimiento ya han sido cerradas y las luces se apagarán en 70segundos.
De ese número comenzó la cuenta regresiva, entré en pánico al escuchar el anuncio, ya solo quedaban 65segs. ¿Qué hago? me pregunté alarmada, cuando vi otro destello de luz a lo lejos, tal vez no es lo que necesito pero es la única opción, dejé de pensar, como siempre lo hago, y comencé a correr tan rápido como pude.
Mientras, la mujer en el altavoz seguía contando, quizás iba a mitad de camino cuando llegó a 25 pero realmente no calculé la distancia, sé que me estaban siguiendo, miré atrás solo para asegurarme pero no pude ver nada, la mujer ya iba por el 10 y yo aún estaba muy lejos de la salida.
-8~7~6~5~4~3~2
-1
Ahí solté un pequeño grito y se apagaron las luces, los gruñidos se hicieron más fuertes, por alguna razón cerré lo ojos y salí disparada por una pendiente, al llegar a la cima caí de bruces al suelo.
-Disculpe señorita ¿Está bien?.
2 hombres muy bien vestidos, con monóculos y sombreros, se me acercaron para asistirme. Apenas y me di cuenta de que estaban allí, me limité a mirar la puerta de la que había salido.
El hombre de la máscara estaba en medio de las cosas raras que me seguían, pero después de un momento comenzaron a irse de la escena, él fue el último que se retiró, justo después noté lo que pasaba, los 2 hombres bien vestidos seguían ahí revisándome por si estaba herida, yo me levanté aún mirando el mismo lugar del que salí, y le hice saber a los 2 aristócratas que no me había pasado nada, de una manera un poco grosera, luego me giré y crucé la calle corriendo, justo después que pasara un auto muy lujoso, no puedo dejar de mencionarlo, era un Bently, que hermoso auto.
Al llegar al otro lado de la acera, una puerta se abrió dejando pasar a una mujer que me miró como si yo fuera un bicho raro, pero no le presté atención a como me veía sino a como vestía, un vestido rojo chillón, unas joyas que se veía caras y un peinado muy elaborado, seguí mi camino dentro del establecimiento del que ella había salido, pero al entrar me di cuenta que estaba en un ascensor con paredes de madera, las puertas ya se habían cerrado, ¡al fin un momento de tranquilidad!. Me miré al espejo al fondo de la pequeña cabina, sorprendentemente no estaba despeinada ni jadeando de cansancio, también noté unos veleros detrás de mí en un mar de un lindo azul claro, me volteé para ver mejor y, efectivamente, la puerta ya se había abierto, salí para admirar la vista, el ascensor me había traído a un lugar completamente diferente a lo que conozco.
Un lugar con muchos edificios altos y lujosos, la gente sonreía, todos parecían estar felices, algunos miraban los veleros surcar los mares, pasear por este lugar podría ser la mejor forma de descansar de un día tan agitado, a lo lejos se podía ver una gigantesca escultura de metal representando las ciencias en la tierra.
Ahí la extraña fuerza empezó a controlarme de nuevo, impulsándome a correr a la escultura, cuando estuve frente a ella salté la barandilla y seguí corriendo por la viga que sostiene la escultura y la mantiene fija al concreto, al llegar a la parte de metal comencé a escalar.
Noté que la gente me miraba asombrada preguntándose por qué estoy haciéndolo, algunos no solo lo piensan sino que me lo gritan, yo sin prestarles atención, sigo mi camino hasta llegar a unas escaleras frente a una puerta, al parecer la extraña fuerza solo me lleva hasta donde sabe que puedo seguir sola, impulsada por mi incontrolable curiosidad la cual me lleva a abrir la puerta para encontrarme con un brillante fondo blanco que podría cegar a cualquiera, una vez más, soy víctima de mi curiosidad y me sumerjo en la brillante luz...