Esto debe ser muy malo, Hank está muy estresado, Kevin solo está parado ahí mirando la devastación.
Hank.- Kevin, hay que hacer algo.
Kevin.- Trabajo en eso. ¡Zadisskkia!, ven tengo un plan. Las hembras te escuchan, reúnelas en un lugar apartado, yo me encargo de los machos.- Zadisskkia gruñe y se va, Kevin sube al balcón con nosotros.
Yo.- ¿Qué vas a hacer?
Hank.- Arreglar tu desastre.
Kevin.- Pero eso va a requerir un sacrificio.
Yo.- Define sacrificio.
Kevin.- No hay tiempo. Debemos irnos.
En ese momento se escucha un potente rugido del otro lado de la arena, en la cima de los asientos está Zadisskkia haciendo un llamado a sus criaturas.
Kevin.- Vámonos.
Corremos con la silla de Hank por los pasillos, veo la puerta de metal por la que llegué.
-¡Por ahí!
-¡No!, hay otra forma de salir.
Seguimos corriendo, la luz se va haciendo más tenue a cada paso. Kevin se detiene un momento, deja a Hank y se lanza contra una puerta de metal para abrirla, luego seguimos. La puerta nos trajo a la misma habitación donde Hank y Zadisskkia negociaron mi vida.
Vamos por donde mismo salió Kevin con Hank, comienza a hecerse oscuro. Salimos por una puerta al final, supongo que estamos en el estacionamiento porque aún está oscuro, seguimos corriendo hasta llegar a lo que creo que es el pasadizo secreto de Kevin.
Kevin.- Entra.
Yo.- ¿Eso es conmigo?
Hank.- ¿Con quién más va a ser?
Paso de lado entre las paredes pero Kevin me hace quedarme en medio.
Kevin.- Toma la mano de Hank.- Siento su peso halándome y luego escucho el ruido de la silla de ruedas.
Yo.- Kevin, ¿Qué estás haciendo?
Kevin.- La silla no va a pasar así, tengo que plegarla.
Hank.- Ahora tienes que halarme hacia adentro Casey.
Yo.- Ah, claro.- Cuando lo hago Hank cae sobre mí y se desliza hacia el suelo, yo me levanto y lo escucho arrastrarse con dificultad.
Kevin.- Hola.
Yo.- ¿Qué hace?
Kevin.- ¿No te dije que Hank no puede mover sus piernas?
Yo.- De hecho, la silla lo hace obvio pero lo que digo es que, se está arrastrando hacia la placa de semento que cubre el agujero en la pared.
Kevin.- ¡OH!.- Arrastra la placa para que Hank pase.- Gracias por recordarme.
Hank.- ¡Hey!, ¿Qué hacen ahí parados?, tenemos cosas que hacer, si es que lo olvidaron.
Al salir Kevin despliega la silla.
Yo.- ¿No vas a cerrar la salida?
Kevin.- No.
Esperaba otra respuesta. Seguimos corriendo hasta que Kevin vuelve a detenerse, escucho el ruido de unas llaves abriendo una puerta de metal, creo que ya sé dónde estamos. La puerta se abre y yo entro, Kevin enciende unas antorchas y me da algunas.
Kevin.- Ve a clavarlas, haz un camino hasta la salida, si quieres clava algunas al azar luego vuelve.
Yo.- Claro. ¿Para qué son?
Hank.- No preguntes tanto, haz lo que te dicen y ya.
Yo.- Bien.
Salgo y comienzo con mi trabajo, ¿Para qué querrá Kevin las antorchas?, ninguno las necesita, ellos ven en la oscuridad y yo ya me acostumbré, es raro...