Capítulo 27: Reparar el desastre

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Esto debe ser muy malo, Hank está muy estresado, Kevin solo está parado ahí mirando la devastación.

Hank.- Kevin, hay que hacer algo.

Kevin.- Trabajo en eso. ¡Zadisskkia!, ven tengo un plan. Las hembras te escuchan, reúnelas en un lugar apartado, yo me encargo de los machos.- Zadisskkia gruñe y se va, Kevin sube al balcón con nosotros.

Yo.- ¿Qué vas a hacer?

Hank.- Arreglar tu desastre.

Kevin.- Pero eso va a requerir un sacrificio.

Yo.- Define sacrificio.

Kevin.- No hay tiempo. Debemos irnos.

En ese momento se escucha un potente rugido del otro lado de la arena, en la cima de los asientos está Zadisskkia haciendo un llamado a sus criaturas.

Kevin.- Vámonos.

Corremos con la silla de Hank por los pasillos, veo la puerta de metal por la que llegué.

-¡Por ahí!

-¡No!, hay otra forma de salir.

Seguimos corriendo, la luz se va haciendo más tenue a cada paso. Kevin se detiene un momento, deja a Hank y se lanza contra una puerta de metal para abrirla, luego seguimos. La puerta nos trajo a la misma habitación donde Hank y Zadisskkia negociaron mi vida.

Vamos por donde mismo salió Kevin con Hank, comienza a hecerse oscuro. Salimos por una puerta al final, supongo que estamos en el estacionamiento porque aún está oscuro, seguimos corriendo hasta llegar a lo que creo que es el pasadizo secreto de Kevin.

Kevin.- Entra.

Yo.- ¿Eso es conmigo?

Hank.- ¿Con quién más va a ser?

Paso de lado entre las paredes pero Kevin me hace quedarme en medio.

Kevin.- Toma la mano de Hank.- Siento su peso halándome y luego escucho el ruido de la silla de ruedas.

Yo.- Kevin, ¿Qué estás haciendo?

Kevin.- La silla no va a pasar así, tengo que plegarla.

Hank.- Ahora tienes que halarme hacia adentro Casey.

Yo.- Ah, claro.- Cuando lo hago Hank cae sobre mí y se desliza hacia el suelo, yo me levanto y lo escucho arrastrarse con dificultad.

Kevin.- Hola.

Yo.- ¿Qué hace?

Kevin.- ¿No te dije que Hank no puede mover sus piernas?

Yo.- De hecho, la silla lo hace obvio pero lo que digo es que, se está arrastrando hacia la placa de semento que cubre el agujero en la pared.

Kevin.- ¡OH!.- Arrastra la placa para que Hank pase.- Gracias por recordarme.

Hank.- ¡Hey!, ¿Qué hacen ahí parados?, tenemos cosas que hacer, si es que lo olvidaron.

Al salir Kevin despliega la silla.

Yo.- ¿No vas a cerrar la salida?

Kevin.- No.

Esperaba otra respuesta. Seguimos corriendo hasta que Kevin vuelve a detenerse, escucho el ruido de unas llaves abriendo una puerta de metal, creo que ya sé dónde estamos. La puerta se abre y yo entro, Kevin enciende unas antorchas y me da algunas.

Kevin.- Ve a clavarlas, haz un camino hasta la salida, si quieres clava algunas al azar luego vuelve.

Yo.- Claro. ¿Para qué son?

Hank.- No preguntes tanto, haz lo que te dicen y ya.

Yo.- Bien.

Salgo y comienzo con mi trabajo, ¿Para qué querrá Kevin las antorchas?, ninguno las necesita, ellos ven en la oscuridad y yo ya me acostumbré, es raro...

HangmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora