Capítulo 19: La guarida del rey del agua

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Despierto sobresaltada, todo se ve borrozo, no sé dónde estoy ni qué pasó, me siento desorientada. Cuando los colores se aclaran me doy cuenta que estoy en una cama grande, con sábanas y almohadas de seda rojas, logro ver algunas velas, pero no iluminan nada a demás de la cama. Moviendo el cuello para ver mejor, me percato del collar de cuero que tengo puesto, hay una cadena sujetándolo que llega al techo, trato de quitármelo pero no puedo. Un ruido extraño capta mi atención, veo al frente y encuentro al tipo sin mandíbula sentado en una silla, está mirándome fijamente, muy intimidante.

Me muevo un poco para descartar que esté mirando otra cosa, su cabeza sigue mis movimientos, siento como si el collar me estuviera haciendo presión, trato de acomodarlo y apenas alzo la mano, el hombre salta de la silla hacia el pie de la cama y se acerca a mí rápidamente.

Él sólo me respira en la cara, estamos frente a frente en un lugar oscuro, es extraño pero creo que si quisiera hacerme algo ya lo habría hecho.

—¿Por qué me trajiste aquí? —Él no responde solo se queda mirando. Después de un rato, apunta a un cuadro que no logro ver por la falta de luz.

Él toma una vela y la cadena que sujeta mi collar con el techo, y nos acercamos a la pintura, noto que él también tiene una cadena que lo sujeta al techo.

El cuadro es una pintura del rey y la reina de algún país, señala a la mujer, luego a su corona y por último me señala a mí.

—¿Quieres que sea algo así como la reina? —Él asiente —Pero yo no quiero ser reina.

Esta vez me sujeta de la mano para llevarme a una puerta, la única de madera que he visto desde que llegué aquí, la puerta lleva a un balcón que lleva a otro manantial donde hay muchas criaturas, éstas se ven diferente a las que he visto antes, parecen más humanas, aunque sus caras siguen deformadas.

Algunas de las criaturas se me acercan, supongo que para atacarme, pero el tipo sin mandibula las aparta sin mucho esfuerzo, por lo que veo todas  las criaturas son mujeres, hacen un sonido extraño, parece un grito, aturde.

Me señala el amanantial y a las criaturas, luego nos señala a nosotros, creo que lo que quizo decir es: "todo esto podría ser nuestro", o algo así. Trato de apartarlo, pero es muy fuerte.

—¿Por qué me quieres a mí?, ¡¿Todas ellas te desean y tú me eliges a mí?!

Él solo asiente y gruñe. Un silencio incómodo inunda el momento y sin previo aviso, me pone la mano en la cara. Comienzo a sentirme mareada y todo se vuelve borroso

Ahora que recuerdo, hizo esto mismo hace rato en el pasillo de las tuberías. Al final todo se vuelve negro como la última vez...

HangmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora