—Casey despierta —Kevin me despierta, trato de encontrar un reloj pero aquí no hay nada que me pueda dar la hora.
—Kevin... ¿Ya me puedo ir a casa? —No quiero estar aquí, es muy deprimente, ellos ya se acostumbraron por eso no les afecta.
—Aún no hay hombres en el centro comercial. Tendrás que esperar al martes, no quiero que te echen a patadas.
—No entiendo...¿Eso que quiere decir?
—El jefe de la construcción solo viene los martes, si te llevo con él se asegurará que lleges a tu casa sana y salva —Qué explicación tan detallada. "Llevar", esa palabra me hace pensar.
—¿Por qué no vienen conmigo?
—La luz... tantos años sin poder verla. Podríamos quedarnos ciegos o darnos cáncer de piel. Debby... —Se queda callado de nuevo, ella debe tener algo grave, tal vez peor que Hank. Él sale de la habitación y yo lo sigo.
—¿Lista? —Dice sujetando las llaves frente a la puerta. Pensé que no iríamos a ningún lado hasta el martes.
—¿Para? —Solo pregunto para estar segura de lo que haremos.
—Saldremos a buscar algo... muy importante. Quiero que me acompañes.
—Bien.
Hank le da a Kevin un tanque de oxígeno, supongo que es para su condición. Al salir Kevin enciende la luz de afuera y cuando estamos a punto de irnos:
—Ten, esto era de tu "amiga"¿No? —Él me da el teléfono de Shelby. Luego me hace subir a su espalda y comenzamos a bajar por el acantilado.
—¿Por qué tienes el celular de Shelby?
—Lo encontré en el suelo cuando veníamos.
Al llegar a bajo comenzamos a caminar, cuando nos detenemos, enciendo la lámpara del teléfono y lo enfoco a lo que está observando Kevin, es un pozo, el líquido parece un arcoíris que cambia de color de acuerdo al ángulo del que lo veas.
—¿Qué es eso?
—Desechos tóxicos —Lo dice tan tranquilo que no suena como si realmente fuera una sustancia peligrosa. Justo antes de que pueda preguntar, él me responde —Hank lo necesita para sobrevivir —Luego saca una manguera de detras de un pico, conecta un extremo al tanque de oxígeno y el otro lo deja caer al pozo.
—Siéntate, vamos a estar aquí un rato —Ambos nos sentamos y se hace el silencio. Mientras, pienso en otra pregunta.
—¿Exactamente qué haces con los hombre en las celas?
—Ya te dije, son alimento para las criaturas..., los mantiene tranquilos, puedo controlarlos, pero como su líder es mi deber alimentarlos.
—¿Su líder? —Realmente si me sorprende escuchar que Kevin encabece a esas criaturas.
—Como lo escuchas, soy su líder, hace mucho yo derroté al antiguo, lo que conlleva a...
—Entiendo, ahora eres el "monarca" —Otro silencio incómodo —¿Qué pasa con Debby? —Soy muy insistente.
—Ella..., todo lo que se perdió en estos años, no creo que alguien allí afuera la acepte así.
—¿Así cómo?, no entiendo nada.
—La primera vez que salí del refugio, le dije que se dejara la máscara, lo cual no hizo, cuando llegué, ella estaba acostada en su cama casi agonizando, su rostro estaba deformado y tenia convulciones, luego le pedí que prometiera no volver a quitárse la máscara, nunca.
Me quedé en silencio al oir eso. Luego un sonido sospechoso despertó los reflejos de Kevin, se levanta bruscamente, saca los cuchillos de sus botas y se prepara para pelear.
—¡Sal de ahí! —Su voz es imponente y autoritaria.
Un extraño ser aparece de detras de un pico y nos muestra los dientes (mejor dicho colmillos), se me acerca lentamente, extiende su mano y cuando está a punto de tocarme, Kevin le corta la mano con un rápido movimiento. Un chillido de dolor, proveniente de la criatura, se propaga por la cueva.
—¡Vámonos! —Kevin me toma de la mano y comenzamos a correr, la linterna del teléfono sigue encendida y supongo que eso atrae más criaturas. Kevin se detiene y yo también. Más criaturas aparecen a nuestro alrededor.
—Nos tienen rodeados.
—¡Eres su rey!, ordénales que nos dejen en paz.
—No es tan fácil. No me obedecen cuando tienen hambre, no importa que sea su líder.
—¡Entonces no tiene sentido mantener a esos hombres en las celdas si no vas a alimentar a las criaturas!
—¡Sí los alimento!, les dí su ración de carne semanal, no sé por qué nos están atacando —Hace un movimiento con la mano y luego le clava un cuchillo en el cuello a la criatura recien amputada que aparece detrás de nosotros y grita de dolor, tal vez quiere usarlo de rehén.
—¡¿Cómo matas a esas cosas?!
—De la misma forma que matas a un humano, pero un poco más difícil, son bastante resistentes —Yo lo miro a él y luego a la criatura —Tiene un gordo cuello, casi no lo siente.
—Esos gritos me dicen lo contrario..., cualquier cosas que estés haciendo no creo que los haga muy felices.
—No podemos correr, eso los irritaría, y yo no puedo contra todos ellos, son demasiados. Haz lo que yo haga y no digas nada —Desentierra el cuchillo del cuello de la criatura y vuelve a guardarlos en sus botas, luego levanta las manos en señal de rendición —¡¿Qué esperas?! —Me susurra.
Hago lo mismo y las criaturas se nos acercan rapidamene, de repente, siento un dolor punzante en la cabeza y todo se vuelve negro...