Epílogo.

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Había pasado un año desde que Luciana canceló su boba con Sebastián, un año desde que dejó a Matías esperándola en Cartagena. Y es que simplemente no pudo decidirse por alguno de los dos, no porque no supiera a quien amaba, sino porque creyó que era el momento de tomarse un tiempo para ella, un tiempo para quererse y valorarse un poco más.

Entendió que valía mucho como para ser la amante de Matías, y que tenía todo el derecho de ser feliz y enamorarse como para estar al lado de Sebastián. Ambos eran hombres maravillosos y llenos de cualidades pero, simplemente creyó que lo mejor era alejarse de ellos y estar en paz por un tiempo.

A Sebastián no lo volvió a ver desde que se fue para su país natal, él de vez en cuando la llamaba y hablaban por horas pero ya no era lo mismo. Él supo que había caído en la friendzone desde hace mucho tiempo aunque Luciana nunca se lo reconoció. Él era ese amigo incondicional que la quería, la ayudaba en lo que necesitaba y siempre estaba ahí para ella, eran amigos solo que se acostaban. Él estar lejos de Luciana le dolió mucho porque él en verdad la amaba pero sabía que era lo mejor, no era justo para ninguno de los dos; pues él no se merecía a alguien que no lo quería lo suficiente y ella no merecía estar con alguien a quien no amaba.

A Matías lo seguía viendo por Salomé. Matías no estaba dispuesto a alejarse de su hija solo porque tuviera diferencias con la madre, y Luciana tampoco pretendía eso, además que aun se sentía un poco culpable por alejar a su hija tanto tiempo de su padre. Las cosas entre Matías y Luciana a veces se ponían un poco tensas porque llegaba el momento en que no tenían nada que decirse y él solo quería besarla hasta dejarle hinchado los labios. Sabía que no podía hacer eso, corrección, no debía. Pues ella a pesar de querer lo mismo, lo hubiera alejado y le hubiera pegado una abofeteada.

Luciana terminó su jornada laboral. Recogió sus cosas y tomó su bolso, iba a salir del consultorio cuando Matías apareció.

- Hola. - Saludó.

- Hola, Matías. - Sonrió de lado.

- ¿Como estuvo tu día?

- Bien. Un poco agitado pero bien. - Se encogió de hombros. - Oye, por cierto, Salomé tiene entrega de informes pasado mañana y no sé si pueda ir, te pido el favor que...

- ¿Te puedo invitar a salir? - La interrumpió. Ella lo miró extrañada. - No me mires así. Te estoy pidiendo una cita.

- Matías yo...

- No te niegues, por favor. - Dio un paso hacia adelante y cerró la puerta del consultorio. Luciana retrocedió dos.

- No creo que sea lo mejor.

- Yo si lo creo. Todo entre nosotros a sido lo mejor. A pesar de ti, de mi, de tu hermana que todavía le caigo como una patada en en estómago, a pesar de Sebastián, del tiempo y la distancia. A pesar de todo... - La mito fijo a los ojos. - Lo nuestro a sido lo mejor que me a pasado. Sé que fui un completo imbécil, y me arrepiento. En verdad lo hago. - Matías le era sincero. - No hay día en que no me arrepienta de lo que pasó con Melissa, quisiera que eso nunca hubiera pasado, que tu y yo estuviéramos juntos y no separados como ahora. - Caminó hasta ella y le agarró la mano. - Deja que te invite a salir. Regálame una noche, por favor.

Ambos se quedaron un minuto en silencio, solo se miraron y suspiraron.

- Tienes razón Matías. Fuiste un completo imbécil. No quiero quitarme culpas pero tal vez si no te hubieras metido con... Esa tipa. - Prefirió no nombrarla.-  Estuviéramos juntos. Pero ya no sirve de nada hablar de eso porque los 'hubiera' no existen, así que acepto salir contigo.

Matías sonrió. Al fin después de tanto tiempo iba a tener la oportunidad de reconquistar al amor de su vida. - Gracias. - La sujetó por la cintura y se acercó un poco mas a ella. Unió sus frentes. - ¿Te parece bien este sábado? - Ella afirmó con la cabeza. - Paso por ti.

Amantes Legendarios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora