Capitulo tres: París no es lo que parece.

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Luciana despertó con punzadas de dolor en la sien y mucha sed. Puso sus manos en su cabeza antes de levantarse; estaba acostada en el sofá de su sala y en ese momento pensó en poner cortinas negras, las blancas no eran muy buenas para despertar luego de una borrachera.

Fue hasta la cocina por un poco de agua y terminó bebiéndose casi toda una jarra completa. Vio el reloj, tres de la tarde. Habían llegado al departamento alrededor de las cuatro de la mañana con mucho alcohol en sus venas. Entonces al no ver a Marisol en la sala se preocupó y fue a su habitación.

- ¿Marisol? - Preguntó al no verla tampoco en su habitación.

- Aquí. - Gritó Marisol. - En el baño.

Corrió hasta el baño y vio a su amiga, arrodillada con la cabeza casi que dentro del retrete, vomitaba.

- ¿Estás bien? - <Que pregunta más boba> Pensó Luciana.

- Perfectamente. - Contestó su amiga mientras volvía a expulsar el contenido de su estómago. 

Luciana rió fuertemente al verla vomitar y al acordarse de la noche anterior. Habían cantado a todo pulmón, se habían subido a las mesas a bailar y hasta se recordaba besándose con un tipo.

- Que noche ¿No? - Musitó aún entre risas.

- Creo que ya no me voy a casar.

- ¿Qué? - Luciana abrió los ojos como platos. -¿Por qué dices eso?

- Te juro que Adrian me ve en estás y se entera que me besé con un tipo ayer, o dos, no lo recuerdo. Cancela la boda.

- Ay Mari. - Luciana se sentó en el piso de su baño. - No seas exagerada, además gracias a Rafael fueron solo besos.

- Créeme que se lo agradezco. No quiero ni pensar cuantas llamadas perdidas tengo de mi futuro marido. - Marisol miró a Luciana y luego ambas rieron con complicidad.

- Hacía mucho no me divertía así con ustedes.

- Yo tamp.... - Marisol volvió a vomitar.

 *

- No puedo creer que Matías no nos acompañe, me parece fatal. - Expresó María con una expresión altiva muy característica de ella. 

- Ya te dije que tenía un compromiso, mamá. - Sandra le había dicho eso como cinco veces a su madre. Ellas iban a salir pero Matías no iba con ellas.

- ¿Con Quién? ¿Con su amante? 

Sandra abrió los ojos como plato y negó enseguida - ¡Claro que no! Él no tiene una amante ¡¿Cómo se te ocurre, mamá?!. - Sandra no podía imaginar a Matías en brazos de otra. A pesar de que sabía que en ese momento estaban teniendo problemas a consecuencias de sus actos, él no podía ser capaz de tener otra.

- Que inocente hija, la verdad es que... 

- Bueno, yo me voy. - Matías entró a la sala interrumpiendo a su suegra. Él en realidad había escuchado la conversación entre su suegra y su esposa, pero prefirió no decir nada. - Hasta luego señora María. - María sonrió falsamente. - Hasta luego Sandra. - Matías se acercó a ella y le dio un casto beso en los labios. - Nos vemos en la noche.

Matías dejó a las señoras en el departamento para salir a su compromiso. En realidad él iba a ver a Luciana, se moría de ganas de verla. La noche anterior había sacado a su esposa y a su suegra de la disco porque ahí estaba ella, y si la seguía viendo abrazada de Rafael y bailando con otros tipos, hubiese sido capaz de golpearlos a todos, además le había dicho que se iba. Y ese domingo se negó a ir con su esposa y con su suegra por dos motivos; primero quería ver a Luciana, y segundo, el salir con su suegra no era el plan que más lo emocionara. 

Amantes Legendarios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora