Capítulo 1

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HOLA CHIC@S!!! ME SIENTO INMENSAMENTE FELIZ DE REGRESAR! COMO MUCHOS SABEN, HABIA PROMETIDO QUE COMENZARIA A PUBLICAR EN DICIEMBRE. AQUI TIENEN EL PRIMER CAPITULO DE ESTA HISTORIA. ESPERO PUBLICAR TODOS LOS JUEVES. NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR.

L@S ADORO Y ESPERO QUE LES AGRADE XOXOXOXOXOXOXO


Primavera de 1840

Dos semanas atrás...

No estaba enojada. Estaba furiosa. Había cosas que le molestaban, pero esto...esto iba mucho más allá de eso. Ahora una combinación de ira y vacío se alojaba en su pecho. Se había sentido abandonada cuando los brazos de Michael habían dejado de rodearla. Todo el cuento de hadas había comenzado y terminado en un segundo.

Desvió la mirada de aquellos ojos verdes que la miraban sin pestañear. Busco por toda la habitación, mirando sin ver hasta que sus ojos se encontraron con un bonito jarrón de porcelana encima de una de las pequeñas cómodas con lámparas. Sus ojos se clavaron en el jarrón y de vuelta a Sebastián un par de veces. Al marques no le tomó mucho tiempo deducir en lo que estaba pensando la dama.

-Ni se te ocurra- le dijo en tono de advertencia, levantando levemente las cejas.

- ¿De qué habla? - le preguntó con inocencia mientras lo miraba ceñuda.

-Ahí está de nuevo el "usted"- soltó Sebastián con fastidio mientras ponía los ojos en blanco y le daba la espalda caminando con paso suave por la estancia.

-Y así le hablaré siempre- parecía obvio- no somos amigos- le contestó de mala gana.

-No se preocupe- hizo hincapié en el "se" – yo tampoco quiero ser su amigo.

Por supuesto que no quería ser amigo de la mujer de la que llevaba obsesionado meses. Diana lo miró escandalizada por la falta de respeto, sin entender el trasfondo de las palabras del marqués

-Usted no es un caballero- le dijo y se dispuso a salir de la biblioteca.

-Y supongo que usted si es una dama por la forma en que acaba de hablarme- le contestó él con un encogimiento de hombros.

Diana se paró en seco, se volteó y lo miró con una furia que le carcomía las entrañas.

-¡¿Qué es lo que quiere?!- le gritó a lo cual Sebastián se quedó callado, mirándola- ¡Ha sido un día espantoso! ¡Y aquí está usted haciéndolo más horrible!

- ¿El día de la boda de su hermana mayor ha sido espantoso? No comprendo porque, me ha parecido una ceremonia muy conmovedora- dijo, mientras fingía una expresión pensativa- sobre todo los novios- se fue acercando a ella lentamente- parecen muy enamorados, ¿no le parece? - le preguntó como si en verdad le interesará su respuesta.

Diana lo miró con odio. Sabía que le preguntaba aquello a propósito.

-Sí, es obvio que se quieren- dijo entre dientes. Le costaba admitir aquello. Sabía que era cierto, siempre lo había sabido, pero no por eso lo hacía menos doloroso decirlo en voz alta.

- ¿Quererse? Yo diría que se aman- se acercó un poco más, hasta quedar justo enfrente de ella- él la mira como si ella fuera la más hermosa de las criaturas. Nunca había visto tal devoción...

- ¡Ya basta! No necesita explicarme como la mira.

-No sé porque reacciona así querida- la miró confundido, como si no supiera de donde provenía el malestar de la joven- ¡Oh! ¿No me diga que está usted celosa? Noo, eso jamás podría ser. Estamos hablando del esposo de su hermana, sería algo inconcebible ¿no lo cree?

La apuesta del marquésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora