Capítulo 12

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HOLA CHI@S!!! ESPERO TOD@S SE ENCUENTREN BIEN. AQUI LES DEJO EL SIGUIENTE CAPITULO. ESPERO LO DISFRUTEN. NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR!


Diana no se había molestado en discutir sobre un posible viaje de bodas. Todo había sucedido tan rápido que no había pensando en que pasaría después de la boda. No había anhelado un viaje de bodas pero ahora que su hermana y Michael habían vuelto se sentía tentada de irse hasta el mismo fin del mundo con tal de evitar su presencia. No era que no quisiera a Evelyn. Era todo lo contrario. La amaba tanto que no quería causarle más dolor.

La siguiente semana había resultado de lo más extraña. Nunca se había dado cuenta de lo ocupada que era la vida de Sebastián. En realidad resultaba lógico. Nunca había vivido con él como para saberlo. Después de la pelea que habían tenido en su primera noche como marido y mujer, Diana no había tenido muchas ocasiones de verlo. Compartía las comidas con ella pero una vez terminado el servicio, el marques salía para atender múltiples negocios o simplemente se encerraba en la biblioteca, o en su despacho o salía al club, en fin, cualquier cosa menos permanecer con su esposa.

Diana no lo entendía. No entendía porque se había empeñado en casarse con ella cuando la mayor parte del tiempo parecía poco interesado en ella o su conversación. Resultaba aun peor cuando lo descubría mirándola con disimulo para después fingir que solo había estado distraído y continuaba comiendo o leyendo papeles o bebiendo o hasta charlando con la servidumbre. Muy a su pesar Diana tenia que admitir que era un buen patrón. Trataba a todos con respeto y hasta cierto cariño y todos en la mansión parecían respetarlo y quererlo a partes iguales.

Mientras este tipo de dudas la asaltaban de día, por las noches otras cuestiones ocupaban sus pensamientos. Como el calor insoportable que la invadía cada vez que recordaba lo que su marido le había hecho en su noche de bodas. Se sentía tan estúpida por pensar en ello aun estando enojada con él. Pero no podía evitarlo. Después de un par de noches comprendió que Sebastián tenia toda la intención de cumplir su amenaza ya que no había hecho el menor intento por dormir con ella, mucho menos de tocarla siquiera.

A la tercera noche no pudo contenerse y comenzó a tocarse de la misma forma en que lo había hecho Sebastián. Al principio se sintió estúpida y desorientada porque estaba claro que no consiguió el mismo efecto que tuvieron los dedos de su marido. Pero a la siguiente noche decidió intentarlo de nuevo y el resultado fue incluso mejor de lo que se habría atrevido a esperar. Desde ese momento, tocarse se había convertido en parte de su rutina nocturna. Le daba temor pensar en Michael al hacerlo pero lo cierto era que no podía sacarse de la cabeza la imagen de Sebastián sobre ella, con los hermosos ojos verdosos clavados en los suyos mientras la acariciaba íntimamente.

Aquello no había hecho más que aumentar su irritabilidad. A pesar de que había tomado el asunto literalmente en sus propias manos, la satisfacción no era plena. No por completo. Pensaba que se estaba volviendo loca y a la vez no se sentía capaz de pedirle a su marido que cumpliera con una obligación conyugal que ella misma había querido evitar desde un principio. Lo peor de todo el asunto es que esa clase de pensamientos la asaltaban en los lugares y momentos más insospechados. Y cada vez con mayor frecuencia, haciendo que pensará en ello prácticamente todo el día.

Esa misma noche, en su habitación, no pudo evitar levantarse de su cama, quedando sentada entre las mantas. El movimiento brusco hizo que una de las almohadas cayera al suelo con un ruido sordo.

-¡¿Qué me pasa?! ¿Por qué me siento así?- se llevó una mano al pecho- No puedo permitir que esto me controle...¡No! ¡Basta!- exclamó.

No se había dado cuenta que había estado hablando en voz alta hasta que escuchó como la puerta que conectaba su habitación con la de Sebastián se abría con un leve chirrido. Su esposo apareció con una vela en la mano.

La apuesta del marquésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora