~.Dos.~
— Escuchame chino de mierda, ya estoy harta de que me des esos caramelos bolivianos, dame mis monedas.—Hablé irritada, a diferencia de la otra vez que no me quería vender alcohol, ahora no me quiere dar las monedas del culo.
Porque no es que no tiene monedas, tiene un montón en su caja y las re esconde, las estoy viendo de acá. Seguro que la gente que esta en la cola presenciando lo que le estaba diciendo deben pensar que soy una loca de mierda por gritarle al chino extranjero, pero a todos los re estafa.
— Calamelo pol monela.—Habló extendiendo los caramelos de fruta otra vez por la caja y levantó las cejas.
Hijo de puta, los caramelos mas rancios que su culo y me los quiere dar por tres pesos.
— No, no quiero "calamelo" chino, tenés tres pesos ahí damelos.—Me crucé de brazos con el pan en la mano, estaba tan destruida, literalmente.
Amaba los buzos grandes, por eso tenía puesto uno de un color naranja, andaba con un pantalón joggin adidas y unas pantuflas de perrito, pero ¿Como más me podía vestir a las nueve y cincuenta de la noche? Me había quedado sin pan y esto de empezar a vivir sola era una mierda, tenía que comprar yo las cosas todos los días.
— Calamelo pol monela.—Volvió a repetir, giré los ojos ya enojada y me tiré arriba del mostrador para sacarle las tres monedas, pero antes de llegar a atraparlas alguien me agarró de la cintura y me puso en mi lugar.
— Soltame.—Grité un poco bajo, saqué las palidas manos que estaban en mi cintura y me di vuelta para encajarle un bife a quién haya hecho eso.
Y me tranquilice al ver al rubio del otro día, frunci el ceño y se río un poco antes de hablarme, o hablarle al chino.
— Em, perdón, no se controla ¿Me da los caramelos?—Habló con una hermosa sonrisa, lo quedé mirando media embobada por la carita de lindo pibe que tenía y sonreí de costado cuando recibió los caramelos.—Chau, gracias.—Volvió a sonreír, y con toda la confianza del mundo me agarró de la mano empezando a caminar.
Su mano helada me traía a la realidad de vuelta y me hacía pensar en que estaba dejando que un chico desconocido me agarre de la mano y me saqué afuera del chino, pero no me sentía asustada con ese pensamiento, de alguna forma Valentín me daba seguridad.
Y eso era estúpido, ya sé, lo vi una sola vez, pero con eso bastaba saber que después de esa sonrisa no podía venir nada malo.
— No te calentes con los pobres chinos, flaca.—Sonrió divertido, y al ver que yo sonreí también largó una risita.
— Me hiciste perder tres pesos, flaco.—Hablé imitando su tono de vos, giró los ojos y metió su mano al bolsillo de su pantalón, buscó algo y después de un rato extendiendo su mano para que yo agarre lo que sea que me este dando.
Lo mire media desconfiada, ya fue, de algo hay que morir, le recibí lo que sea que tenía que darme y largue un risa cuando vi tres monedas de un peso, me miró subiendo una ceja y sonrió.
No dije nada, me dediqué a mirarlo detenidamente, me encantaba su pelo, esa franja naranja le quedaba re linda, no sé si era rubio de nacimiento pero igualmente su pelo era hermoso. El pircieng en su ceja también me gustaba y sus ojos azules ni hablar, se veía como uno de esos pibes de película que solo aparecen en las yankis.

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Chino ; Wos
Fanfiction❝No te calentes con los pobres chinos, flaca.❞ · Queda totalmente prohibida la copia completa o parcial de esta novela, todos los derechos reservados.