Treinta y seis.

8.5K 742 568
                                    

~.Treinta y seis.~

Juno.

— Valentín siempre fue así.—La mamá de Valentín hablaba mientras seguía cortando el tomate, yo la seguía mirando entretenida al escuchar las cosas que Maia decía de su hijo.

Siempre me costó decir que no, y más cuando se trataba de Valentín, por eso era que ahora estaba otra vez en la casa de sus papás invitada a cenar con ellos, Maia era una mujer muy dulce, se notaba mucho, como hablaba y las cosas que contaba de Valentín me hacían poner la piel de gallina cada vez que veía un brillito en sus ojos dando a entender lo orgullosa que estaba de él.

— ¿Si? ¿Le costaba?—Pregunté ladeando mi cabeza, llevando mi vista a la ventana de la cocina que da al patio y viendo a Valentín tirar su cabeza para atrás y reír de algo que decía Manuel.

Se agarraba la panza de las tantas carcajadas que soltaba hablando con su papá y su hermano, y a veces se acomodaba el pelo con su mano izquierda y ladeaba su cabeza escuchando.

— Al principio siempre le costó agarrar confianza con la gente, y más cuando era un nene chiquito, desconfiaba de todos.—Giró los ojos largando una risa, y yo la seguí, acercándome para ayudarla.—Cambió mucho, pero sigue teniendo ese otro lado que siempre lo destacó como Valentín.

— ¿Cuál?—Pregunté curiosa, con un raro gusto lindo en la boca, sintiendo mi corazón latir rápido por lo que contaba Maia.

— Apegado a las personas importantes en su vida, es muy mimoso cuando quiere a alguien, mucho, tanto que a veces cansa.—Suspiró con una sonrisa en su cara y me miró.—Pero con vos...—Se rió y negó con la cabeza.

— ¿Conmigo?—Pregunté algo alterada por dentro, nerviosa, sintiendo como mi estómago dolía y a la vez daba cosquillas, casi con la manos temblando, tanto que me corte con el cuchillo pero no le di importancia.

— Es diferente, y no es porque sea la mamá eh, yo no soy de esas mamás que quieren dejar bien a sus hijos, si Valentín fuera un pelotudo no me importaría hacertelo saber.—Avisó frunciendo el ceño haciéndome largar una risita.—Sino que es raro, tiene como un aura protectora con vos, se siente cuando se te acerca y te mira con unos ojos tan grandes y brillosos que me sorprende, nunca lo vi así.—Mi corazón latía fuerte, lo escuchaba retumbar en mis oídos, y sentí mi garganta seca.

Quería llorar, pero de la felicidad, ir corriendo hasta donde estaba Valentín para decirle que lo amaba tanto.

— No soy tonta, se que algo pasó entre ustedes para que mi hijo ahora quiera protegerte.—Ladeó su cabeza haciendo un ruidito con su boca, sin dejar de cortar.—Juno linda, no sé que le hiciste a mi hijo para que te mire con esos ojos de amor tan grandes que parecen desbordar.—Largó una risa linda.

Y yo a estás alturas no sabía que decir, mi garganta ardía por la felicidad que sentía en mi cuerpo, miré a Maia notando que ella me miraba, y al ver mis ojos húmedos una ruido tierno salió de su garganta.

— Chiquita, Juno, vos tampoco te das cuenta.—Se rió abrazadome contra su pecho como una mamá que quiere sanar, largue una risa entre lágrimas y negué con la cabeza.

— ¿De qué Maia?

— De que vos también lo miras así.

Chino ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora