Chino ; Wos

Epílogo.

«.Epílogo.»

Valentín.                            Un año después.

Estiré mi mano que no estaba ocupada con fideos y como pude alcancé uno de esas latas de choclo que le gustaba a Juno, siempre tenía que ser de esa marca sino no comía, porque ya la había acostumbrado caprichosa, además no me gustaba ver sus berrinches y ojos de enojada. Pero la extrañaba, mucho, estaba ansioso por verla otra vez.

Se había ido un año a estudiar enfermería a Italia, le salió la posibilidad de ampliar su conocimiento y los de su Universidad decidieron dar pases de intercambio.

Mi Juno fue la primera, era muy inteligente aunque no pareciera, y yo no la pude retener acá por mi.

Pero al fin hoy volvía, y yo estaba ansioso, con una fuerte bola de emociones en el estómago, y sabía que eso iba a explotar cuando la vea, porque Juno seguía siendo mi novia, y estaba orgulloso de decirlo, porque aún a la distancia podía sentir ese lazo que nos unía.

Largué un suspiro lastimero cuando me tuve que estirar otra vez para alcanzar un paquete de papas fritas para comer mientras la esperaba con la comida, estaba eligiendo el mejor cuando sentí un toque en el hombro, y cerré los ojos, porque hoy no tenía ganas de sacarme fotos con alguien, solo tenía ganas de adelantar las horas y tirarme en los brazos de Juno y dejarle marcas de amor en el cuerpo.

Sonreí al imaginarla, y me sobresaltó otro toque, mas fuerte, esta vez en mi espalda.

— Disculpa...—Y una voz, su voz, llegó a mis oídos como un aire espesamente dulce, mi corazón tembló adentro mio, y mi cuerpo se sintió cayendo en picada, me di vuelta rápido, con los ojos desbordados de alegría.—Te vi y quería pedirte si me po...—Mi nariz picó, fuerte.

Estaba usando las mismas palabras que cuando nos conocimos, parada, con hermosa y frágil como una pluma de color naranja, mirándome con sus facciones suavizadas y tiernas, sólo a mi.

— ¿U-una foto? Obvio.—Como pude hablé, con la voz rota, porque quise llorar, tenerla adelante mio, en carne y hueso con esa sonrisa que era mi mayor motivo, hizo un cortocircuito en mi.

Se rió.

Y no aguanté más, me tiré arriba de ella para abrazarla y acurrucarla contra mi pecho, besando su cabeza repetidas veces, sintiendo su perfume floral, sus manos deslizándose por mi espalda para apretarme también, y me sentí completo otra vez, en casa, porque el pecho de Juno era mi hogar, todo su ser era mi lugar.

— Yo. También. Te. Extrañé.—Repitió como pudo, mientras yo le llenaba de besos los labios.

— ¡¿Cómo vas a aprecer así?!—Pregunté gritando eufórico, acaricie sus mejillas notando que su cara seguía igual que siempre, y su pelo mucho más largo, con un mechón teñido de negro cayéndo por su frente.—Éstas hermosa, te extrañé tanto amor, Dios, no me mires yo estoy horrible.

Se rió pasando sus manos por mis brazos y dejándolas en mis muñecas mientras me acariciaba con la yema de sus dedos.

— Estás hermoso, todo sucio y desarreglado, no importa, me gustas igual.—Me quise hace el ofendido por sus palabras, pero lo único que hice fue agarrarla del mentón y besarla otra vez.

Sus brazos se enredaron en mi cuello, y lo siguió, con sus labios suaves, una fuente dulce y mentolada que tranquilamente podría hacerme volver loco, la punta de su nariz rozó con mi mejilla y yo sonreí dejando que esa bola que sentía en mi estómago explote completa, como el primer beso.