Chino ; Wos

Dieciocho.

~.Dieciocho.~

Después de casi dos semanas de haber estado ignorando a Valentín, porque si, esta vez la causa por la que no nos vimos fui yo, y es por una simple razón, ese beso de mierda que me dio cuando estaba borracho y todo sucio, juro que trato de que me de asco cuando lo recuerdo, pero lo único que se genera en mi cabeza es decir ¿Por qué no se lo seguiste idiota?, estaba colapsando en cada momento.

Sus ojos azules no salían ni un segundo de mi cabeza aunque quisiera que se vayan de una vez, y lo peor de todo es que los mensajes que me mandaba a cada rato me dejaban más mal todavía, porque él también se acordaba.

Me contó en una de esas, que había dejado todo con Ángela, que las cosas no iban bien y que no era lo que él sentía. Quería llorar todo el día, estaba abrazada a mi almohadón mientras miraba una serie, había vuelto a mi departamento y lo único en lo que pensaba era un constante Valentín hijo de puta, no me mires así.

Porque ahora él estaba en mi casa, mirándome mientras yo no le daba atención y él estaba sentado en el piso sin decir nada.

No dije nada en ningún momento, lo único que lo escuché decir fue un, "te vine a ver", y nada más, ahora solo me miraba y ya me tenía harta, pero de amor, no entiendo que tiene en los ojos para mirar así a las personas, me mira con un amor que no entiendo.

— Basta.—Solté, más bien para mi cabeza que para él, pero iba dedicado a los dos, uno para que deje de enredarme y otro para Valentín y sus estúpidos ojos azules hermosos.

Basta, pensá en que no sabe guiñar el ojo.

— ¿Me vas a hablar ahora?—Preguntó apoyando su cabeza en la palma abierta de la mano, lo miré por unos segundos y ay hijo de puta cómo vas a ser tan hermoso, me querés decir. Negué con la cabeza volviendo mi vista a la tele y él suspiró.—Bueno te sigo mirando.

— Deja de romper Valentín, rajá de acá.—Hablé escondiéndo mi cabeza en la almohada, escuché su suspiro y me escondí mucho más.

— Pero hoy me bañé.—Soltó algo divertido, mordí mi labio para evitar una risa y giré mi cabeza para verlo de reojo, sonreía como un nenito jugando, sus mejillas estaba levemente rojas y las pequitas que tenía desparramadas por la cara hoy parecían notarse más.

Que hombre, por Dios.

— Y que me importa a mi, es tu deber estar limpio.—Solté otra vez enojada, ni siquiera yo sabía porqué me enojaba, pero seguro era porque estaba enamorada de Valentín y el gil me la hacía más difícil mirándome así.

— Juno...—Soltó suspirando, en un tono raro.

— Juno esssta campeón.

— No me hables así Juno, me haces sentir mal.—Dijo triste, abrí los ojos y lo miré, sus ojitos azules estaban centrados en el piso, y jugaba nervioso con los cordones de sus zapatillas.

Y me sentí mal, capaz si estaba siendo mala con él.

— Bueno vení acá, la cancha de tu hermana.—Dije haciéndole un lugarcito en el sillón, levantó sus ojos y me miró igual de triste, y me dolió el corazón.

— Si querés me voy.—Murmuró tímido, rascó su nuca y se volvió chiquito, haciéndose una bolita.—P-puedo venir otro día.