Veintinueve.

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~.Veintinueve.~

Valentín.

Juno tembló contra mi pecho y mi cuerpo se heló, se me cerraba la garganta de solo verla tan débil en mis brazos, tosía sin parar y se pegaba como un abrojo a mi cuerpo por el frío que sentía, sus manos estaban heladas y yo no estaba para nada feliz, me hacía muy mal verla engripada y con la naricita roja.

Había venido hoy a su casa porque hace días no nos veíamos, me pareció muy extraño que no me haya dicho que no cuando por fin hoy tenía libre y por eso vine, solo para comprobar de que este todo bien, pero no estaba todo bien. Juno estaba muriéndose, no literalmente, pero casi que deliraba de la fiebre.

Y lo peor es que esta hace tres días así.

Nunca me dijo nada.

Me hacía sentir un poquito mal eso, aunque sabía que no tenía que darle mucha vuelta, pero en este momento, en el que ella estaba medio distante conmigo me hacía dar vueltas la cabeza, y no quería pasar por eso otra vez.

— No, no te vayas Valen.—Dijo enterrando su nariz en mi pecho, se aferró más a mi torzo y me apretó, acaricie su mejilla, estaba fría y mi mano calentita, demasiado a comparación de su cuerpo.—No quiero, no.—Se negó largando un quejido, mordí mi labio mirándola sin saber que hacer, no quería que se ponga a llorar por irme un ratito a prepararle un té.

Porque viéndola en esta posición, tan chiquita y temblando, siento que esta  tan frágil.

— Hey, no me voy a ir, ¿Me dejas prepararte algo para que tomes y vuelvo rápido?—Dije levantando sus mejillas, su cara estaba caliente y sentía que los remedios no le estaban haciendo un carajo.

Me hizo puchero, su nariz rojita y sus ojitos decaídos pero igual de brillosos.

Nunca me gustaría verla rota.

Nunca.

— Valen...—Pidió suspirando, le di una medía sonrisa y ella asintió, salió de arriba mio y se tiró en la cama, del otro lado, me apure a taparla con la mantita, dejé un beso en su frente corriendo su pelo para un lado y le sonreí.

— Eu.—Susurré dejando besos en su mejilla, me miró a los ojos, la quedé mirando embobado logrando que se ponga nerviosa.

— N-no me mires.—Tartamudeo, y amé mucho su vocecita, me costaba verla engripada, pero el lado sensible y tímido de Juno, asi tan chiquitita me encantaba.

La miré un rato más, usaba uno de mis buzos, le quedaba tan grande... mi vida, un pantalón joggin gris, medias largas y su carita, despeinada, con ojeras, sus labios algo secos que me encantaría humedecer, la nariz roja, su piel medía pálida, parecía muy fría, pero si me acercó a tocarla, me quema, sus deditos apretando una bolsita de pañuelos.

Suspire derrotado.

— Te ves hermosa, muy hermosa.—Hablé acariciando toda su mejilla con mi dedo pulgar, pasé por sus labios y descanse mi mano en su mentón, se puso roja, cerró sus ojos y negó con la cabeza, contradiciéndome.—Si.

— Te pegué la fiebre y estas alucinando, estoy hecha un asco, soy una bolsa de mocos.—Dijo girándose en la cama, dándome la espalda.

Chino ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora