Veintiséis.

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~.Veintiséis.~

— Pasa dale boluda, un rato hasta que venga el uber.—Le dije a Victoria, girando los ojos y empujándola por la espalda, largó una risa y después de hacerse la rogada de sentó en una de las sillas que tenía en la isla de la cocina.

Ya eran las ocho de la noche, habiamos pasado toda la mañana y la tarde afuera, comiendo, hablando y hablando mucho más, Victoria era una chica muy lista, se le notaba mucho, aplicada y divertida, sinceramente la podía llamar mi amiga porque ya hace bastante nos conocíamos.

Era de confianza.

— Me quiero rajar un tiro, no quiero empezar a cursar otra vez.—Me queje encorvandome, hizo una mueca por mi postura y yo giré los ojos, ya sabía lo que me iba a decir, que me pare bien, que no me encorve.

A veces me olvidaba que era algo milipili y no le gustaban mucho los gestos que tenía.

— No jodas.

— Te desvias toda la espalda así Juno.—Soltó girando los ojos, algo divertida, reí negando con la cabeza y me apoyé en el mármol.

— Si ya esta toa rota.—Dije riendo, hizo una mueca como de asco y yo reí más, agarré mi celular porque estaba sonando y sonreí al ver el nombre de Valen en la pantalla.—Hey.

— Eu.—Soltó, sonreí un poco mirando a Victoria para ver si me estaba mirando y me alivie al ver que no, no quería que me viera la sonrisa tonta que se me había formado en la cara.

— ¿Qué querés?—Hablé después de un rato escuchando su respiración y los autos del otro lado.

— Yo me preguntaba si tal vez querías ir a dar una vuelta conmigo, pasaba justo por tu edificio y pensé... ¿Por qué no?—Dijo usando un acento de película, largue una carcajada escuchando también su risa y mordí mi labio.

— Vaya... y-yo.—Fingí ese acento también, le di una mirada a Victoria y salí de la cocina cuando noté que no me estaba prestando atención, caminé al baño y me encerré ahí largando un suspiro.—Okey si lo dices así, te acompañare.—Sonreí.—Espera que este pronta.

— Chale, si tú siempre estás linda.—Siguió soltando una risita, largue una carcajada por el chale y me tenté por un largo rato, me causó mucha gracia y la risa de Valen del otro lado tampoco ayudaba.—Dah boluda.

— Sos re gil, no me hagas reír así.

— ¿Por qué? Si tu risa es muy apetecible para mis oídos, ahre.—Dijo riendo despacio, sonreí tiernamente y me comí una uña por los mismos nervios.—Junito, estoy subiendo, espérame en la puerta.—Avisó y yo me sorprendí por lo rápido que había llegado.

— Voy.

— Espérame.

— Te espero siempre.—Sonreí cortando la llamada, no quería que me diga algo tierno porque después lo veía y las mejillas se me ponían tan rojas como un tomate.

Salí corriendo del baño y le hice una seña a Victoria para que espere, se estaba poniendo la campera y alzando la cartera chiquita que traía.

— ¿Qué haces?—Preguntó parada al lado de la puerta, le sonreí un poco y la abrí justo cuando Valen estaba saliendo del ascensor.

Chino ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora