Treinta y siete.

11.6K 729 598
                                        

~.Treinta y siete.~

Valentín.

— ¿Querés pasar?—Los labios de Juno se separaron de mi boca por un segundo, tomando mis mejillas para que aleje mi cara un poco y pueda respirar bien, largue un suspiro cerrando los ojos, contando hasta diez para controlarme un poco.

Hace medía hora o un poco más la estaba apretando contra la puerta de su departamento, atacando sus labios para recuperar todo el tiempo que estuve sin probarlos, y hace diez minutos o un poco menos estaba acomodándome la casi erección que me molestaba en medio de mis pantalones.

Porque dale, no soy de palo, Juno hoy estaba mas que hermosa, con un con un pantalón joggin que a pesar de que era suelto se ajustaba en su redondo culo y con una remera con un escote para morirse.

No soy de palo, mucho menos si meto mano.

— ¿Querés que pase?—Pregunté agitado sobre su oído, mordisqueando el lóbulo de su oreja, sintiendo mi piel quemar por dentro, mi cara ardía, aunque no estuviera roja, y mi mano izquierda ya estaba cansada de acomodar sutilmente el bulto que crecía.

— Si quiero.—Largó una risita fregando la punta de su nariz con mi cuello, me tense enseguida.

— ¿Ah sí?—Sonreí separándome de su costado, la miré a los ojos y asentí cuando me miró con las pupilas dilatadas.

Apoyó sus manos en mi pecho largando una risa mientras me separaba y se giró para sacar las llaves de su departamento, mordí mi labio ladeando mi cabeza para mirar su dos nalgas redondas y sentí una punzada bajar directo a mi desesperada semi erección.

Caminé hasta pegar mi pecho en su espalda y la abracé de la cintura apoyando mis labios por al costado de su cuello, dando besos húmedos, su piel tibia alteraba mis hormonas, sentía latir mi apretada entrepierna, mi respiración fallaba un poco.

Juno me tiene comiendo de la palma de su mano.

— ¿Qué vamos a hacer si paso?—Pregunté clavando mis dedos en los huesos de su cadera, mi voz salía ronca de repente, y esa familiar sensación de un cosquilleo asomándose en mi vientre.

— No seas mal pensado, si pasas vamos a v-ver... ah.—El jadeo casi agudo que salió de su boca fue el ruido mas exquisito que escuché en años, su cabeza se tiró para atrás con sus ojos cerrados y los labios entreabiertos.—No muerdas ahí.—Susurró al fin abriendo la maldita puerta.

Hice que entrara rápido y cuando me dio la espalda para cerrar la puerta, la apreté otra vez contra esta.

— ¿Por?—Pregunté atacando su cuello otra vez, mordiendo donde me dijo, y escuchando un jadeo salir de sus labios hinchados.

Mis piernas flaquearon un poco, y una imagen erótica pasó por mi cabeza al momento de verla apoyar su frente contra la puerta.

— Tengo un fetiche.—Susurré sobre su oído, atrapando el lóbulo entre mi boca y pasando mi lengua.

— ¿Q-qué?—Susurró tirando su cadera para atrás y poniéndose de puntitas para rozar su culo contra mi erección, el elástico de mi boxer apretaba, sentía la necesidad de sacarme toda la ropa.

— A mi me gusta...—Empecé a hablar con una voz extremadamente gruesa y áspera, agarrando sus muñecas y subiéndolas hasta arriba de su cabeza, agarrándola con mi mano derecha y dando un apretón para que no se suelte.—Un poco e-esto ummh
...—Solté jadeando al sentirla mover su culo contra mi.

Chino ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora