VII

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Mitsuki y Masaru les habían acondicionado un cuarto en la residencia de los Bakugo

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Mitsuki y Masaru les habían acondicionado un cuarto en la residencia de los Bakugo. La reforma había tardado un mes pero había quedado bastante increíble. Los padres de la familia habían instalado una cama matrimonial en la habitación, una estantería con libros, un peinador para Ochako y una consola de videojuegos -que Katsuki tuvo que meter sí o sí- además de un televisor.  La puerta de la izquierda de la habitación daba al baño que estaba bien equipado además.

Fue una ayuda económica enorme el hecho de que Ochako ya no tenía que pagar por el departamento. La castaña trabajaba a medio tiempo y con eso podía pagar el departamento. Ahora tenía más dinero, al final de cuentas.
Aún no se acostumbraba a dormir en una cama matrimonial con inmenso imbécil que tiene al lado que es padre de su hijo no nato. Y es que sí era un jodido imbécil. Y Ochako terminaba refunfuñando aquello con tanta vehemencia que ya temía que eso fuera un hábito. 

Sintió el despertador anunciar que eran las siete de la mañana. Abrió los ojos con pesar. Ese día tendrían un examen teórico, y Ochako había estudiado lo suficiente para saber que le iría bien y sacaría un 90 o 80. . . pero aquel día no le sonrió. Se levantó con urgencia al sentir la mano de Katsuki rodear su cintura y corrió a vomitar al baño. Ni si quiera se dignó en prender la luz, acaba de vomitar a ciegas, pero al menos sabía que había sido en la taza del baño. 

Vació todo el contenido de su estómago, y luego volvió a hacerlo nuevamente. Bakugo se levantó alarmado al escuchar sonidos extraños y desvió la mirada hasta encontrarse la escena de Ochako tirando todo lo que tenía su estómago ahí. Se veía complicada en tomarse el cabello a si que el muchacho trotó hacia ella y agarró su cabello mientras daba suaves palmaditas en su espalda. 
La mujer lo agradeció enormemente en su interior. Cuando por fin dejó de vomitar, la castaña estaba llorando, principalmente por el dolor que le producía el vómito. 

—Hey, cara redonda. . . ¿ya te encuentras mejor?

—Tú que crees —preguntó de manera irónica, aunque Katsuki pudo notar algo de timidez en su voz. —gracias... 

—No hay de qué. . . ¿irás a clases? 

—Sí, ¿por qué no iría?

—Porque estabas vomitando hasta tu estó- —el rubio había sido cortado por la apática respuesta de la muchacha 

—Ya, cállate. 

Ochako se encerró en el baño finalmente y se duchó. Aunque concluyó mientras estaba secándose en la habitación, que realmente se sentía mal. El malestar la tenía con fiebre y mareos, y no sabía si aquello era normal, porque jamás había estado embarazada, evidentemente. Suspiró mientras se colocaba el uniforme de la preparatoria, que tendría un maldito año demasiado pesado. 

Bajó apesadumbrada, a pasos lentos y cortos con ayuda de Katsuki y se sentó en la mesa, donde Mitsuki colocó tres hotcakes frente a ella. Ella agradeció y no supo cómo decir que se sentía mal, su suegra se había esforzado en hacerle un platillo para que comiera bien, a si que mejor guardó silencio. Cortó un trozo, lo masticó y en cuanto intentó tragar, sintió de golpe las ganas de querer vomitar nuevamente. Tapó su boca, se levantó y corrió hacia el lavaplatos a vomitar. Mitsuki soltó la espátula que tenía en la mano y corrió a ayudar a Ochako. 

S.O.S, ¡Bebé en camino! | KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora