XVIII

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Y ahí iba su día tranquilo, se acababa de ir a la mierda

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Y ahí iba su día tranquilo, se acababa de ir a la mierda. Ochako soltó un suspiro exasperado mientras intentaba colocarse los zapatos. Su gran vientre ya no la dejaba observar hacia abajo y de hecho, depilarse las piernas ya se estaba volviendo algo imposible de hacer. La ropa le estaba quedando pequeña y se negaba a comprar más porque el dinero no salía de los árboles y además estaba muy atrasada con sus estudios. Soltó un profundo suspiro y frunció el ceño

—¿Que sucede, mejillas? —preguntó Bakugou mientras se terminaba de acomodar la corbata en su cuello.

—¡Quiero colocarme estos estúpidos zapatos pero no puedo!

Oh, alerta para el cerebro de Bakugou; "Ochako está irritable, debes ayudarla, no la cagues esta vez. "

—PFFFF, que idiota, ¿por qué no me pides ayuda?

Uraraka guardó silencio y se preguntó por décima vez esa mañana de porqué le había perdonado.

—El hecho que te haya perdonado no significa que tengo que aguantarte que me trates así. —le advirtió mientras se terminaba de colocar la holgada camisa.

"Ya la cagué", pensó Bakugo a la par que daba un largo suspiro. Ochako últimamente andaba de mal humor. Se quejaba de estar engordando, de que su ropa ya no le quedaba y que estaba comiendo demasiado. Y aunque Bakugo se ofreció a regalarle ropa de maternidad, ella gritó con fiereza que no. 

—¿Quieres salir hoy? —preguntó Katsuki finalmente y ella negó con el ceño fruncido. —Oh, vamos, creí que habíamos mejorado. Anoche dijiste que me querías. —inquirió alzando una ceja. 

El rostro de Ochako se colocó de un rojo intenso hasta el punto que se le calentaron las orejas. ¡Mierda, había sido descubierta!  no tenía cómo negar que aquello había sucedido. 

—Y-yo no dije nada, pero independientemente de eso... Oh, cállate. 

El sonrió con orgullo al ver que Ochako había bajado la guardia. Se acercó a ella y le colocó los zapatos mientras se hincaba. Al menos la muchacha había optado por utilizar una camiseta holgada que tapaba su vientre y unos pantalones elasticados. Si no, ella estaría llorando y pidiendo a gritos que quería sacarse a las tres criaturas que había en el vientre de la muchacha. 

Pero afortunadamente no era el caso. Se puso de pie y le robó un juguetón beso en los labios. La muchacha sonrió en cuanto se dio vuelta y ambos se despidieron, él iría a la UA y ella tenía una cita médica ese día. 

—¿Segura que estarás bien?

—Sí, Mina dijo que me acompañaría. A si que tranquilo, estaremos bien. 

Bakugo asintió sin más y besó sus labios con suavidad para luego marcharse. Mina desde su lugar, sacó la lengua con algo de asco. 

—El amor me da asco, no me tomes en cuenta. En realidad miento, me emociona mucho el romance y me gusta shippear pero... no ando de buen humor. 

S.O.S, ¡Bebé en camino! | KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora