XI

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Uraraka y Bakugo por fin estaban listos a las 7:30 de la mañana

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Uraraka y Bakugo por fin estaban listos a las 7:30 de la mañana. La muchacha había logrado desayunar y alistarse con tiempo de sobra. Mitsuki les dio a cada uno un obento bien decorado. Ochako se sintió como una niña mientras lo veía, agradecía y lo terminaba de meter en su bolso de la escuela. Antes de salir, Ochako se revisó, sí tenía una pancita un poco más grande que pasaba un poco disimulada con su falda y su camiseta que estaba más holgada. 

Estaba nerviosa, y también Katsuki se sentía nervioso pero al menos, no lo aparentaba. 

Pero sí le sudaban las malditas manos. Le tenía bastante respeto a Aizawa, y sabía que él terminaría enfadándose por la situación que había entre Ochako y él. Sólo pensar en la erección de la mañana y lo que le había terminado diciendo a su grupo de imbéciles que tenía como amigos. . . le hacía que empezara a doler la cabeza. 

Vio por el rabillo del ojo como ella iba riéndose, hablando con un grupo de amigos. Vio que mandó una fotografía y frunció el ceño. 

¿Estaba malditamente celoso? debía ser una puta broma. 

—Me lleva la mierda. —se quejó sin ni más, haciendo que Ochako desviara la vista hacia Katsuki. 

—¿Te sucede algo? 

—¿Qué te importa? 

Ochako rodó los ojos de manera irónica y no volvió a hablarle, terminó por colocarse los audífonos e ir escuchando música. 

Rodó los ojos con irritación al sentir que escuchaba a Ariana Grande. 

Prefirió no decir nada y en poco tiempo llegaron a academia. Notó que algunos estudiantes estaban susurrando cuando la vieron pasar. Ochako realmente no iba hacía casi un mes a clases por que al principio estuvo con licencia médica y después fue por el debido reposo que tuvo que hacer.

A si que había vuelto. Con una panza que se notaba, un rubio muchacho a su lado, y además, el rostro incómodo de ambos. 

Todos supieron de qué se trataba, no se veían muchos embarazos en plena academia.  

Al llegar a su salón vieron la puerta cerrada. Sintió pena al ver a Ochako bajar la cabeza e inspirar nerviosa. No quería que la juzgaran y eso él lo entendía. 

Chasqueó la lengua con molestia, porque él había sido el primero en juzgarla.  

—Y una mierda que llegaremos tarde. 

Y abrió la puerta, saludando a sus compañeros y tras él, pasó Ochako. 

—Bu-Buenos días. —mencionó la castaña, tragando con dificultad. 

Todo se sumió en el silencio absoluto. Deku se apresuró en llegar hacia ella y hablarle para animarla un poco, al igual que Tsuyu e Iida, siendo el último el que le regaló una paleta de chocolate en forma de pata de gato. 

S.O.S, ¡Bebé en camino! | KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora