◤ Cɑpítuʆѳ 6 ◥

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ᴼ Recuerdos recuperados 

Tras unos minutos abrazado a Tom, Hiren se separó lentamente de su padre y sintiéndose muy avergonzado por haberle mostrado esa faceta de sí mismo apartó la mirada con las mejillas rojas. Pero volvió a dirigir su mirada hacia Tom cuando el mayor le acarició las mejillas.

Su mirada reflejaba un profundo cariño mientras lo observaba, algo que nunca había visto cuando lo miraban. Sólo lo miraban con rabia, asco u odio, nunca lo miraron con amor o aprecio.

― ¿En serio... en serio tú estás dispuesto a quererme... Tom? ― aún no estaba preparado para llamarlo "Papá".

― Pero si yo te quise desde el momento en el que naciste, Hiren... ― dijo acariciando las mejillas de Hiren, quien lo miraba sorprendido.

Papá... ― susurró Hiren sintiendo sus ojos aguados, levemente estos comenzaron a cerrarse pero antes le tendió el papel del análisis de sangre a su padre. ― Léelo...

Cerró los ojos y cayó al pecho de Tom, éste lo dejó tumbado sobre la cama y lo tapó hasta la barbilla para que no tuviera frío, besó su frente con cariño y salió de la habitación para dejarlo descansar.

Fue a la habitación de Severus y golpeó con sus puños dos veces la puerta. Severus abrió la puerta unos minutos después, restregándose los ojos soñoliento.

― ¿Qué pasa..? ― preguntó antes de bostezar. Miró a Tom y se sonrojó al notar que estaba en pijama. ― Perdón, mi señor. Es que me acabo de levantar...

― No pasa nada, Severus. ― dijo con una pequeña sonrisa. ― Y llámame Tom, no 'mi señor'.

― Está bien... ― bajó su mirada.

― ¿Puedo pasar, Severus? Quiero... hablar contigo.

― Ahora te abro la puerta, ¿Vale? ― Tom asintió y Severus cerró la puerta. 

Se vistió rápidamente y volvió a abrir la puerta cuando estuvo listo. Se apartó de la puerta para dejar pasar a Tom y éste cerró la puerta con un movimiento de varita. El más joven de los dos, con una expresión de confusión, se sentó en su cama y miró a Tom.

― ¿Qué... qué querías decirme, Tom? ― ese nombre sonaba raro entre sus labios, tendría que decirlo unas cuantas veces más para acostumbrarse a llamarlo así y no de otra forma.

― Verás... cuando los Horrocrux... volvieron a mí... recordé todo mi pasado, incluso aquellos recuerdos borrados con un Obliviate. ― dijo cruzado de brazos. ― Lo recuerdo todo, Severus... Desde la primera vez que te vi en el bosque prohibido... hasta que te confesé mi amor por ti y tú me aceptaste. ― dijo sentándose junto a Severus. ― Y... puede que tú no lo recuerdes pero... si tú quieres, puedo hacerte recordar aquella época.

― Sí. ― dijo Severus de inmediato. ― Quiero recordarlo.

Tras oír esas palabras Tom posó levemente sus labios sobre la frente de Severus y éste sorprendido, aferró sus manos a los brazos del más alto. Todos los recuerdos de su vida pasaron por la mente del más joven y cuando Tom se apartó de él sintió sus ojos cristalizarse.

― No puede ser... ― susurró tapándose la boca con sus manos. ― Tommy... Eres tú...

― Lo soy, Sevi. Lo soy. ― dijo apoyando las manos sobre los hombros de Severus y atrayéndolo hacia él. Snape comenzó a dejar caer lágrimas de sus ojos y se aferró con fuerza a Tom.

― Por Merlín... Tom... Nosotros... ¿Qué hemos hecho? Hemos destruido la vida de nuestro hijo...¡Por Salazar! ¡Durante más de ocho años estuvimos odiando a nuestro propio hijo! ― dijo con dolor. ― Durante más de ocho años yo estuve odiando a Harry pensando que era hijo de James, el chico que siempre me quiso hacer daño en Hogwarts... cuando Potter sólo quería ser mi amigo... ― susurró. ― Dumbledore fue quien lo manipuló... fue quien hizo que toda mi vida fuera un infierno... él manipuló a Potter y a sus amigos para hacerme todo aquello... y para que yo los odiara... incluso manipuló a mi padre para que me maltratara... ― soltó un sollozo. ― Y durante mucho más tiempo tú pensaste que debías matarlo... cuando él era en realidad tu hijo... y la profecía seguramente era falsa...

― Dumbledore es un maldito manipulador. ― dijo Tom abrazando con más fuerza a Severus. ― Y ahora que lo sabemos, no permitiremos que vuelva a acercarse a nuestro hijo. ― dijo con rabia.

― ¡Claro que no! ― se separó de Tom y un brillo de odio apareció en sus ojos. ― Ese maldito... si se acerca a Hiren lo pagará muy caro.

Ambos se quedaron en silencio tras decir esas palabras. Severus volvió a abrazar a Tom al cabo de unos segundos y Riddle volvió a pasar sus brazos alrededor del cuerpo del más joven.

Sevi...

― ¿Sí?

― Antes, Hiren me ha dado esto. ― se separó de él y le enseñó el pergamino. ― Me ha dicho que lo lea, pero he decidido que lo leas tú también, tú eres su padre al igual que yo, tienes derecho a saber lo que pone.

― Claro, leámoslo. ― dijo Severus.

Tom extendió el pergamino y comenzó a leerlo junto a Severus, ambos apretaron con fuerza los puños cuando llegaron al final del papel y sintieron su corazón arder en furia por el maldito director de Hogwarts.

― Ese maldito... ¡ese maldito se va a enterar!

Severus se levantó de la cama y cogió su varita, que se encontraba en la mesilla justo al lado del armario, planeaba usar la aparición para ir al bosque prohibido y luego ir a Hogwarts para acabar con el maldito de Dumbledore, pero antes de poder hacer nada Tom lo detuvo.

― Espera, Sevi. Antes de ir a por él tenemos que pensar en un plan para acabar con él definitivamente. ― dijo con los ojos ardiendo en rabia. ― Y para eso necesitamos la ayuda de mis mortífagos.

Severus de inmediato captó las palabras que dijo, extendió su brazo y dejó ver la marca tenebrosa. Tom posó su varita sobre aquella marca y llamó a sus mortífagos, antes de ponerse un glamour con su aspecto de serpiente. Ambos bajaron al piso de abajo tras eso y se quedaron allí, esperando a que las personas de confianza de Lord Voldemort acudieran a su llamado.

Unos minutos después varias personas hicieron su aparición en aquel lugar: Avery, Abraxas Malfoy, Bellatrix Lestrange, Rodolphus y Rabastan Lestrange, Lucius Malfoy, Antonin Dolohov y Fenrir Greyback.

― Mi señor, ¿para qué nos ha llamado? ― preguntó Lucius después de hacer una reverencia.

― Quiero informaros de algo que hemos descubierto Snape y yo hace unos minutos. ― dijo Voldemort mirando disimuladamente a Severus. ― Antes de decirlo a los demás mortífagos he decidido decíroslo a vosotros, ya que sois las personas de mayor confianza y lealtad que tengo entre mis filas. ― cruzó los brazos. ― Lo primero que quiero decir, es que nuestro objetivo ha cambiado. Ya no vamos a ir a ni a por los seres mágicos ni a por los no mágicos, ni a por Harry Potter. Nuestro objetivo ahora es Albus Dumbledore.

Todos los allí presentes lo miraron sorprendidos, aquella persona no parecía su señor, es como si... como si estuviera bajo un imperio. Él nunca dejaría atrás aquellas ganas de gobernar el mundo mágico.

― Pero mi señor, ¿cómo vamos a cambiar de objetivo tan de repente? ― preguntó Bellatrix confundida acercándose a Tom. ― ¡Es una locura! ¡Llevamos más de diez años intentando encontrar y matar al elegido, para que ahora venga usted y nos diga que vamos a dejar de atacarlo! ¡¿Por qué querría dejar atrás su interés de gobernar el mundo y su interés de matar a Harry Potter?! ― tras darse cuenta de lo que había dicho, tragó saliva y miró a Voldemort atemorizada. Estaba segura de que la iba a castigar por su insolencia.

― Eso... es lo segundo que iba a decir. ― suspiró y respiró hondo. ― Ya no vamos a ir más por Harry Potter porque él... es mi hijo.

― ¡¿QUÉ?!

ɱɛɳtiʀɑร 【 ɦɑʀʀy Pѳttɛʀ / ɗʀɑʀʀy 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora