『SIETE』

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Ella es mala, muy mala

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Ella es mala, muy mala. 

Los malos deben pagar.

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Jennie sentía que estaba en una pesadilla, jamás en su vida tuvo un peor miedo que estar encerrada. Desde pequeña odiaba los espacios pequeños, trataba de escapar de ellos cada vez que podía. Pero, sus ojos color café oscuro, como los de una pequeña mariposa de otoño, viajaron hacia las paredes, su corazón latía con fuerza porque su mente la hacía ver que se encerraban y la aplastaban más.

Pero el peor miedo es estar sola, ¿verdad?

No, el peor miedo es tener a la persona que más has tenido envidia en tu vida, mirándote como la peor basura del mundo. Sin ningún tipo de miedo, amarrada a un mounstro que la mantenía sujetaba, su piel descubierta con un solo pijama, su cabello tan bonito y colorido haciéndola ver como una muñeca, y sus labios hinchados, manteniendo una delicada pero perturbadora forma de verse como una mujer que acaba de descubrir que no estaba sola, y que se amaba por si misma.

Jennie pensaba que Lisa era tonta e ilusa, detestaba ver como ella reía sin ningún tipo de propósito, mientras que las demás estaban más interesados en su hermoso rostro que en lo que decía. Todos estaban encantados con Lisa, hablaban de que ella era muy amable, que era una mariposa social, tanto que a Jennie le sorprendía ver como hasta los chicos que no compartían ninguna palabra con ella sonreían con sus baboserías.

Lisa era perfecta, no, es perfecta.

Pero eso a Jennie no le importaba. Al verla con ese tipo, tuvo un motivo de vida por lo menos, y lo aprovecho nada más porque quería ver al menos una pequeña lágrima caer en su rostro. Pero Jennie no pareció bastarle, un gusto recorrió su cuerpo cuando vio a Lisa lastimada, sollozando y tratando de abrazarse a sí misma para protegerse, para protegerse de Jennie. 

—¿Lisa? —Llamo sintiendo como el sudor caía a sus labios, con el sabor salado de sus lágrimas. Lisa tenía sus labios apretados, respirando con fuerza viendo como Jennie forjaba contra la cuerda que la ataba a la silla metálica—. Por favor, sácame de aquí... ¡dile a ese maldito que me suelte ahora, esto no es gracioso!

Lo cierto era, que Lisa no estaba dispuesta a hacer nada. JungKook puso los ojos en blanco yendo hacia la pequeña mesilla en dónde se encontraban unas herramientas de cirugía, el cuerpo de Jennie tembló cuando vio el brillo sobresalir de la punta, estaba sumamente afilada. ¿Por qué un hombre tan... atractivo como este tendría esas cosas?

Miró a Lisa buscando alguna tipo de pregunta. Todavía creía que era una broma de mal gusto. Anteriormente de esto, buscaba la atención de aquel hombre, quién tenía una mirada que le interesó al instante, cayó en sus juegos, en sus palabras sensuales y en cada susurró que la ponía nerviosa, ya que jamás había estado con un hombre mayor. Jennie antes pensaba que acostarse con el supuesto novio de Lisa la rompería más, pero nunca se dio cuenta que todo era una mentira.

❝ultraviolence❞ › liskook. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora