Porque Jeon JungKook haría cualquier cosa para que nadie lo alejará de Lalisa Manoban. Y ella, simplemente estaba cayendo en un hueco en dónde se encerraba más y más.
Al final, todo estaba perdido, ya no había vuelta atrás. Ella ya era suya, y nadi...
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Una linda sorpresa.
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JiSoo tomo el café, bebiendo un sorbo mientras que veía como su mejor amiga hacía lo posible para cortar la carne sin que partiera el pobre plato, y la otra nada más tenía su mirada puesta en el centro de la plaza. La de cabellos azabaches al final soltó un suspiro porque su salida no estaba saliendo como esperaba, y eso en vez de causarle gran decepción le provocaba tener las agallas de tirarse de un puente para ver si por fin reaccionarían.
No es como si de repente tuviera la idea de querer llenarlas de compras por todas partes. Pero la azabache tenía muchas cosas que hacer con sus estudios, ya que era la mayor de las dos su ocupación estaba siendo más determinada y estresante. JiSoo no tenía tiempo para nada más que estudiar, comer y dormir. Aunque eso no quería decir que no las extrañaba, porque eso es lo que hacía en todo su tiempo.
Miró como Lisa se comía las uñas mirando otra vez hacía el centro, frunciendo el ceño un poco curiosa detuvo sus movimientos con su café para mirar sus ojos color avellana, el brillo en ellos parecía una ansiedad silenciosa y eso le preocupaba. Ya que desde que la invitó anda mirando hacia todos lados como si alguien estuviera siguiéndola.
JiSoo era una persona directa con las cosas, así que con esto le resultaba un tontería nada más. Sí le preocupaba que Lisa tuviera comportamientos extraños, pero ella era normalmente así. ¿Cierto?
—Siento que estás forzada a estar a aquí, Lili. —Lisa se sobresaltó sobre el asiento, volteando su rostro de muñeca para ver a JiSoo. Ella formo una sonrisa en sus labios de corazón, un tanto apenada—. ¿Quieres irte? Puedo tomar un taxi para ti.
—Oh, no es nada, unnie...—Lisa correspondió formando una misma sonrisa, juntando sus manos para después suspirar con ansias—. Es que... creí que él venía para acá.
—¿Quién? —Lisa miró a JiSoo y ella enseguida parpadeo entiendo—. ¿Vas a traer a tu novio a una salida de chicas?
La rubia rió negando, mirando como Rosé estaba en su mundo tratando de sacar un poquito más de arroz, ignorando la existencia de las dos muchachas. JiSoo pensó que Lisa no estaba muy bien de la cabeza en estos días, se reía de cosas sutiles o palabras tontas, pero ella siempre ha tenido esos humores extraños. No indagar más era su punto pero ella misma decidió hablar.
—Es que, oppa me iba a traer el almuerzo... o tal vez una galleta, no lo sé—JiSoo frunció el ceño.
—¿Y por qué tarda tanto? ¿Tiene cosas qué hacer? —preguntó, volviendo a tomar de su café.
El tema del novio de Lisa todavía se le hace incómodo. No entendía como es la madre de Lisa aceptaba la tipo de relación que su amiga tenía, era un hombre ocho años mayor que ella, al menos era algo que no se podría considerar normal. JiSoo había apoyado a Lisa en la relación con aquel hombre pero no significaba que tendría que aceptarla ni soportarla.
