Ese día era el primero de aquél ciclo escolar; Hyunjin se observó una vez más en el espejo vertical de su habitación terminando de arreglar el nudo de su corbata esbozando una pequeña sonrisa al saber que se veía tan bien o más bien que nunca antes, pasó su mano peinando sus negros cabellos orgulloso de su dote de belleza, alzó su rostro apreciando el cielo azul que hacía esa mañana mirando por el ventanal de su recámara para luego tomar su mochila y salir de su habitación rumbo a la cocina.
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-Buenos días ma, ¿Qué andas cocinando que huele tan bien? -con una sonrisa tierna en rostro abrazó cariñosamente a la señora Hwang--Buenos días cariño, estoy haciendo unas tostadas francesas para que tú y tu hermana desayunen -contestó dando la vuelta al pan con una espátula- por cierto, ¿Puedes ir a su habitación y despertarla? Esa niña cada día es más dormilona -bromeó soltando un pequeño suspiro, el chico aceptó yendo en camino a ese sitio en busca de la menor-
Hyunjin movió a la chica, le puso música a todo volúmen y hasta le hizo cosquillas pero la menor simplemente seguía soltando pequeños ronquidos viviendo en su mundo de sueños hasta que finalmente el mayor la logró despertar cuando la amenazó con desprender todos sus pósters de idols y tirárselos a la basura, a rastras la sacó de su habitación para que comenzara a arreglarse para el colegio.
Ambos hermanos terminaron de desayunar con bastante tiempo de sobra para llegar hasta el autobús el cuál tomaban en la parada de éste ubicada a tan solo un par de cuadras desde su casa.
Hyunjin se quedó ahí junto a la pelinegra esperando a que llegara aquél transporte de color verde el cual siempre abordaban; mientras esperaban ahí sintió como si el tiempo dejó de transcurrir de un momento a otro cuando vió aquella mirada tan fina y particular de aquél chico de cabellera rojiza, juraría que jamás en su vida había visto a alguien con una belleza como la de aquél pequeño.
Se sintió como un tonto al notarse a sí mismo viendo fijamente a aquél chico y apartó al instante la mirada cuando el contrario notó su presencia; el pequeño pelirrojo le miró extrañado para luego volver a ignorarle regresando su mirada hacia el sitio donde llegaría el autobús, Hyunjin volvió a mirarle más detalladamente dándose cuenta del uniforme que llevaba puesto aquél chico: Era el uniforme de su instituto, pero lamentablemente era de primer año, esperaba que fuese de su mismo grado para desear que estuvieran juntos sus nombres en la lista de grupos pero ahora sabía que eso sería imposible.
Suspiró resignándose a que muy probablemente nunca intercambiaría palabra alguna con el menor, dejó el paso libre para que su hermana abordara primero el transporte y luego subió él mientras que el pelirrojo esperó hasta que todos subieran para poder subir.
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-¡Hey príncipe! -Hyunjin sintió cómo alguien más le daba una fuerte palmada en la espalda y al instante reconoció aquella voz del más bajo- ¿¡Ya viste la lista de los grupos!? ¡Volvimos a quedar juntos, muero de emoción porque siempre quedamos juntos! Somos inseparables, ¿Eh?-¿Enserio volvimos a quedar juntos? Y yo que pensé que ya me libraría de tí... la vida me odia -suspiró llevando una mano a su pecho exagerando, al instante recibió un golpe en su hombro de parte del contrario por la pésima broma- ya ya tranquilo, sabes que también me encanta estar contigo Binnie -habló con voz tierna mientras le hacía caricias en el mentón como si de un gatito se tratase-
-Nel, ya me perdiste -alejó la mano del pelinegro en un manotazo dándole la espalda y comenzar a caminar-
-¿Enserio te vas a poner así solo por una broma? No seas así chaneque de mi cora~ -lloriqueó tomando el brazo del castaño-
-Solo estoy yendo al comedor -entornó los ojos soltándose del agarre- acompáñame que no quiero ir sólo, de seguro estará a reventar de todos esos babosos de primer año que andarán de metiches viendo cuál será el menú de hoy.
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Tu mirada ♣ HyunIn ♣
Fanfiction¿Qué es realmente el amor a primera vista? Hyunjin nunca se había planteado siquiera aquella pregunta ya que pensaba que algo como aquello era una simple y tonta idea que alguien cualquiera había inventado, eso hasta que cruzó miradas con ese pequeñ...