Hay historias que nunca fueron contadas, que merecían ser relatadas. Hay historias que debieron tener un comienzo, que merecían tener una oportunidad. Hay historias que nunca debieron haber terminado, que merecían una eternidad.
Sero Hanta es un chi...
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Todo estaba arreglado no había nada por que preocuparse, las luces del lugar habían iluminado nuevamente cada rincón oscuro. El cuerpo de Sero sintió una seguridad inmediata al ver que todo el local estaba iluminado, estaba aliviado, como cualquier otro, no sabia que haría si aun la luz estuviera perdida. Pero la luz había regresado.
Kaminari estaba sentado en la barra terminando su cafe, que desde luego, seria gratis. Mientras sorbía de su cafe miro al pelinegro quien se mantenía callado jugando con un bolígrafo mientras bajo sus manos había un cuaderno con hojas en blanco. No había nada escrito y Sero solo se quedaba mirando al cielo buscando una buena historia para escribir.
A su mente llego una muy baga idea. Sus manos se movieron por si solas empezando a escirro verso por verso hasta tener un idea mas presisa de lo que quería. Mientras que escribía podía observarse como el chico brillaba, com si escribir fuera la razón de un brillo tan intenso que ni el mismo podía apreciar por lo cegador que era. Cada palabra que escribir relataba el comienzo de una historia diferente a la que había escrito en otros días, esta vez era una que gritaba a los vientos que seria capaz de superar a su predecesora, aunque para Sero, su primera historia jamas seria capaz de olvidar.
Y así fue hasta que el chico termino su esquisto cafe.
—me iré primero—anuncio el pelinegro tomando sus cosas de la barra y colocándose un suéter grande de color cafe.
—hasta luego—se despidió Midoriya al ver como el chico tomaba su paraguas y salía de la tienda.
—¡no! ¡no te iras en motocicleta!—grito Uraraka evitando que el chico rubio saliera sujetando su casco de moto.
—estas exagerando, Uraraka, todo estará bien—Kaminari intento calmar a la paranoica de su amiga, aunque mas por paranoia, lo decía con basta experiencia.
—¡estas loco!—anuncio—¡no perderé a otro amigo por culpa de un accidente!—la chica parecía estar al punto del llanto y fue ahí donde Kaminari logro comprender que su amiga solo estaba preocupada por el.
—esta bien—dijo finalmente dejando de lado el casco de motocicleta—vendré por ella mañana—la castaña abrazo a Kaminari con fuerza cuando este finalmente accedió—tranquila, tranquila, debo apurarme, si no me doy prisa podría volver a llover y cerraran las lineas del metro de nuevo.
—esta bien, ve—dijo Uraraka dejando ir al rubio.
Kaminari salió del cafe y camino en dirección de la estación del metro. En la calle solo quedaban charcos de agua que eran salpicados cada que un carro pasaba sobre de ellos. Las personas iban y venían por la calle, unas mas apresuradas que otras aun con el miedo de que volviera a llover tan intensamente. El rubio cerro su chamarra y dejo que el calor de esta hiciera que se olvidara del frio de lo que ya comenzaba a ser noche. Las nubes grises parecían querer esfumare y dejar así a la vista la luz de las estrellas, pero mientras el viento soplaba, mas atraia la tormenta a la ciudad.
