Hay historias que nunca fueron contadas, que merecían ser relatadas. Hay historias que debieron tener un comienzo, que merecían tener una oportunidad. Hay historias que nunca debieron haber terminado, que merecían una eternidad.
Sero Hanta es un chi...
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Sero se levanto de su cama y camino lentamente hacia el baño. Abrió la llave del lavamanos y se lavo la cara, tallo sus ojos mientras seca su rostro y al finalizar fue inevitable mirarse al espejo cuando lo hace puede recordar la madrugada navidad, como su mano era envuelta en la de Kaminari. Una sensación le vuelve a recorrer todo el cuerpo, por un momento se siente feliz y una sonrisa se dibuja en su rostro automaticamente, se siente aliviado, como si ya nada pudiera hacerle daño, se siente de una manera diferente y sabe que a pesar del mal clima hay un gran sol esperándole fuera.
Sus mejillas se tiñen de un leve rosa que después se desvanece cuando piensa en la hora. El pelinegro revisa el reloj que hay en su recamara y se da prisa.
Con pasos torpes llega a su armario para sacar algo de ropa, por primera vez no se detiene con total tristeza a pensar en esa caja, pareciera que no existiera, ahora todo era como si Shinsou en realidad no existiera.
Sero tomo una rápida ducha donde lavo su cabello dos veces, al salir lleno su cuerpo de un aromático perfume, peino su cabello y ordeno su camisa blanca a botones. En la cocina se detuvo para tomar un poco de agua mientras miraba la hora, casi siendo medio día. Por ultimo toma su computador y lo guarda en una mochila, antes de salir toma un par de chamarras, después sale de su departamento totalmente energetico con una enorme sonrisa en su rostro que mas de uno podía notar.
Al entrar a Kishossa todos los empleados se le quedaron observando como si esperaran la mesa en la que el chico se sentaría, pero para su sorpresa el chico simplemente camino hacia donde estaban las oficinas del cafe. Las meseras y meseros junto con cajeros y gerentes se quedaron completamente confundidos y sorprendidos, se miraron entre si para pensar si en realidad lo que habían visto era a Sero dirigirse a las oficinas de Kishossa. No hubo un solo comentario, solo un silencio que acompaño a los clientes que aun esperaron el servicio, que si no fuera por un cliente llamando a una mesera todos seguirían completamente inversos en lo que acababan de ver.
Sero abrió la puerta de la oficina donde estaba Uraraka, la chica estaba hablando por teléfono, cuando noto la presencia del chico dejo caer el teléfono mientras se ponía de pie casi en un brinco.
—¡SERO!—exclamo con total sorpresa. Su mundo regreso al darse cuenta de que había dejado caer el teléfono, rápido se compuso y volvió a tomar la llamada—lo siento, le llamare mas tarde, gracias—y colgó finalmente—¿que haces aquí?—pregunto entre tartamudeos—el cafe es allá fuera...
—vine a trabajar, Uraraka—la chica nota la seriedad de las palabras en el chico y no hace mas preguntas—pero antes, quiero disculparme—Sero hace una reverencia de 90 grados en forma de disculpa para la chica, mostrándose realmente arrepentido—Kishossa se supone que es un proyecto y un sueño que ambos tuvimos desde niños pero te deje la carga a ti sola, lo lamento... cuando murió Shinsou pensé que todo había muerto junto con el, una parte de mi también se fue con el ¿sabes? mis sueños, mi voluntad, mi valentía, mi continuidad y mi valor para seguir caminando a la par de todos, por eso abandone a todos ¡LO SIENTO! ¡FUE MI ERROR! ¡POR FAVOR! ¡PERMITEME REGRESAR A MI AMADA KISHOSSA!.
