Lights: Los tesoros de Kaminari.

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La oscuridad en el departamento era interrumpida por una leve luz en la habitación

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La oscuridad en el departamento era interrumpida por una leve luz en la habitación. Un foco que colgaba sobre un pedazo de madera en el techo. Kaminari tenia frente a él la cámara que Sero le había regalado, como no pudo repararla en la casa del chico por falta de herramientas decidió llevarla a su departamento para arreglarla mas tranquilamente.

La mirada de Kaminari estaba puesta totalmente en la cámara y de vez en cuando miraba un instructivo que tenia guardado en una de sus cajas. Cuando estaba atrapado en una duda respecto a algunos cables y botones, revisaba el manual y luego volvía a su cámara, cuando necesitaba una pieza faltante, se levantaba del suelo para ir a buscar en sus cosas y luego regresar de nuevo a la cámara.

El trabajo parecía ser sencillo pero era mas complicado de lo que recordaba. Las cosas diminutas no siempre eran su fuerte, pero ahí estaba, esforzándose por completar la cámara y volverla funcional.

Mitras el chico limpiaba los rodillos de impresión, su teléfono comenzó a sonar. Kaminari echo un vistazo rápido a su teléfono  y miro el nombre del contacto. Era su padre.

Kaminari ignoro la   llamada y continuo con su trabajo limpiando y verificando que todo estuviera en orden con los reparos que había hecho. Justo cuando se estaba concentrando de nuevo, el teléfono volvió a sonar. Kaminari miro de nuevo el teléfono y se quedo así esperando a que dejara de sonar, cuando lo hizo solo vio el icono de llamada perdida junto con el nombre de "Padre". La pantalla oscura se ilumino nuevamente cuando recibió otra llamada de su padre.

Esta vez decidió contestar.

—¿Hola?—responde dejando la llamada en altavoz mientras que el continuaba con su cámara.

—¿Dónde estas?—se escucho la voz del mayor al otro lado, una voz ronca y áspera, bastante molesta—estoy en la casa y tu madre dice que no has llegado.

—estoy en casa de Kirishima—miente.

—¿Has pensado en lo que te dije esta mañana?—Kaminari dejo de mover las manos y dejo lo que tenia en ellas dejando salir un suspiro preparándose mentalmente para lo que le va a decir a su padre.

—es un trabajo honorable—dice con un tono de voz juguetón—pagan bien, se escucha de persona importante, encantadora, carismática, apasionada a los números y ser un líder por naturaleza.

—así es, es un trabajo que no todos tienen la oportunidad de tener.

—¡Eso es verdad! —finge emoción—suena a un trabajo que llenaría de orgullo a cualquiera, pero no es para mi—por fin abandono su falso entusiasmo—lo diré una vez, padre, y espero que puedas entenderlo, no quiero vivir mi vida encerrado en una oficina perdiéndome de miles de cosas maravillosas que pasan en este magnifico mundo, quiero apreciar cada una de esas cosas buenas ¿Sabes por que? Porque me hace feliz.

—¿Es eso lo que quieres?

—si, no me importa que me quites mis tarjetas de crédito, no me importa que dejes de pagar mi universidad, no me importa que dejes de darme los privilegios que me diste hasta entonces, tómalo todo y déjame en paz—dice ya molesto, tratando de no lanzar su teléfono contra la pared.

—lo hare y cuando te des cuenta que pagar una universidad y un departamento, es mas complicado de lo que es, vendrás a mi llorando y suplicándome para que te de dinero ¿y sabes que hare?

—¿Tener sexo con una secretaria? Pues bien ¡NO ME IMPORTA! ¡Te demostrare que no necesito de tu mugroso dinero para sobrevivir! ¡porque hay cosas mas importante en esta vida que el dinero! ¡algo que tu no entenderías!

Kaminari colgó la llamada y se quedo con ese mal sabor de boca que solo su padre le sabia ocasionar, solo una llamada bastaba para que su maravilloso día, terminara de la forma incorrecta.

Desgraciadamente Kaminari estaba en lo correcto.  Al final nuestro estado emocional depende de lo que las personas a nuestro alrededor digan o hagan. Lo que Newton dijo en su tercera ley era correcto. Pues "cada acción, tiene una reacción" en este caso la llamada de su fastidioso padre era la acción y el mal humor que tenia ahora Kaminari, era la reacción. Y es que por mas mínimo que sea el impacto, este puede volverse mas grande.

Kaminari tomo un pequeño descanso para dejar de pensar en su padre y ponerse a pensar en otra cosa mas. Sobre lo que haría al día siguiente, a donde iría o con quien estaría. Pero todo esto para el era un absoluto misterio y solo tenia que esperar el da siguiente para descubrirlo.
El rubio se quedo observando el techo un largo tiempo tratando de calmar su interior. Cuando vio el foco de luz dorada que iluminaba esa pequeña zona, una idea se le vino a la mente.

El chico se puso de pie casi en un salto y camino a toda velocidad a una de las cajas que anteriormente había traído a escondidas de su madre. Aun quedaba la duda de como su padre se entero de que rento un departamento, pero no le tomo importancia. Kaminari abrió la caja y busco entre todas las cosas hasta encontrar una serie de luces navideñas que hace unos meses había encontrado tiradas en la basura y el se dedico a arreglar.

Con algo de emoción en sus ojos busco entre sus cosas y encontró mas de esas series de luces.

Cuando encontró unas cuantas, Kaminari las conecto una tras otra hasta tener una larga serie y después, las paso sobre la madera que habia para sostener el techo. Sin saber mucho sobre formas u orden el chico fue aventando las lets para que luego cayeran como si fueran lianas. Cuando ya no hubo mas luces, el rubio volvió a las cajas.

Tenia algunas hojas que Kirishima le habia dado, boletos de cine y ferias, tickets, fotografías y envolturas. Podrían llamarla basura, pero cada una de esas cosas tenia su significado.

Los boletos eran de cuando Kirishima y el fueron a su primer concierto, habían otros de cuando fueron a ver una película que habían esperado casi un año. Habia una fotografía donde salía con Kirishima , Bakugou y Mina, aquel día en que la tomaron, habían ido de viaje escolar durante sus años de preparatoria, aún recordaba cuando se escaparon en la noche para ir a la piscina, cuando encerraron a Kirishima en el baño de las chicas, cuando llevaron comida a escondidas para armar un pijamada aunque estas estaban completamente prohibidas.

Las notas que alguna vez una novia le entrego, las frases que escribió cuando le rompieron el corazón por primera vez. Cada pedazo de basura significaba todo, desde una foto con su madre hasta un fusible quemado.

«con ella quizás puedas capturar los mejores momentos de tu vida»

Lo tenia tan claro, para el todo lo que tenia no era basura, eran tesoros.

•••

Después de haber tenido su ingeniosa idea de convertir su departamento en un museo de sus tesoros, Kaminari se sentó de nuevo a arreglar su cámara, pues ella desempeñara un papel importante en su extrovertida idea. Ahora parecía estar a punto de finalizar, solo unos retoques por aquí y por allá y todo estaría listo.

Mientras terminaba, nuevamente fue molestado por su teléfono. Pero esta vez no era su padre, si no Uraraka.

—¡Hey!—grito cuando respondió la llamada.

—hola Kaminari—se escucho la voz de la chica cuando Kaminari puso el altavoz—¿Recuerdas el nombre de nuestra clienta principal y patrocinadora de Kishossa?

—yaoiyoru?

—Yaoyorozu—corrigió la castaña—el punto es que ella es dueña de una línea de librerías llamada "El viajero" y en uno de sus locales hubo un accidente y algunos de los focos no funcionan, ella me dijo que te preguntara ¿si tu querrías ir a repararlos? Que además de tu pago te regalara el libro que tu quieras.

—veamos...—dice como si estuviera desinteresado—será un placer—le debía muchas cosas a Uraraka, además, era una muy buena amiga así que nunca había sido capaz de negarse.

—¡Gracias!—grito. Por suerte estaba en alta voz, pues si no fuera así, ese grito hubiera aturdido a Kaminari—te mandare un mensaje con todo los detalles.

—te espero—dijo antes de que la llamara finalizará.

Después de un minuto esperando, Uraraka mando el mensaje donde se ponían la hora y la dirección. Al parecer Kaminari debía asistir al día siguiente al medio día.

Con eso en mente, el chico decidió terminar de arreglar la cámara.

•••

Sero caminaba de un lado a otro guardando todo lo que necesitaba dentro de una mochila. Ese día vestía un pantalón negro y una camisa blanca cubierta por un suéter de color gris, su cabello estaba peinado y su cuerpo estaba perfumado, no muy diferente de lo de siempre, solo que esta vez toda esa perfección era por una razón diferente a estar encerrado en su casa.

Cuando se dirigió a la puerta para salir escucho el timbre. Algo que se le hacía extraño, pues ese día no tenía visitas. Por un momento se olvidó que existía Kaminari Denki.

Cuando abrió la puerta el flash de una cámara le hizo cerrar los ojos. Al abrirlos se encontró con Kaminari, un sonriente clavel que aparecía sorpresivamente. El pelinegro miro al contrario bastante confundido mientras salía de su departamento y cerraba con llave la puerta.

—la arregle—se dedico a presumir la cámara sintiéndose orgulloso de si mismo.

—no dude que lo harías—confeso Sero mirando su teléfono.

—¿A dónde vas?—pregunto mirando la fotografía instantánea—hoy te ves más arreglado que de costumbre y estás fuera de tu departamento cargando una mochila—parecía que todo eso lo dedujo mirando la fotografía que mostró a Sero.

—mi hermana reservó una mesa en un restaurante de comida italiana para que vallamos está tarde con mi madre—respondió comenzando a caminar en dirección a la escalera—hace mucho que no comemos los tres en una mesa y convivimos, pues mi hermana estaba en Corea, mi padre está en la India  y mi madre... Bueno, yo he estado demasiado distante de mi familia.

—entonces es una ocasión especial—dice mostrando una amplia sonrisa y Sero se limita a asentir con la cabeza—tu familia se escucha adinerada.

—no lo somos—niega rápido—somos más... ¿trabajadores?

—sigue sonando a dinero—Sero deja salir una risa por el comentario que el chico le hizo, por alguna razón era fácil sonreír a su lado.

—¿Y tú?  ¿a dónde vas?—pregunta para ocultar el hecho de que ha sonreído.

—conseguí un trabajo—dice más orgulloso—por un día—Sero volvió a reír—la paga es considerable, además de dinero me regalaran el libro que yo quiera.

—¿Un libro?

—si, es por eso que vine a tu casa—confiesa deteniendo sus pasos en el piso principal—no sé mucho de libros así que quería pedirte un consejo ¿Qué libro me recomendarías?

—hmm—Sero mira al rubio pensativo, tratando de averiguar qué genero literario le interesaría—no sé, algo de ciencia ficción, fantasía o terror—el pelinegro recupera su paso y sigue caminando a la salida de su edificio donde a penas al salir puede ver el auto de su hermana estacionado.

—lo tengo—dice Kaminari como si estuviera seguro y es que poco entendía—¿Hay algo de videojuegos?

Sero le miró incrédulo tratando de pensar que la pregunta era una broma, pero la forma en la que el chico hablo y la mirada que tenía, supo de inmediato que hablaba en serio.

—¡Hanta!—escucho la voz de su hermana—¡Vamos! ¡Aún tenemos que recoger a nuestra progenitora!

—wow, ¿esa es tu hermana?—Dijo Kaminari mirando a la hermana mayor de Sero—es muy...

—olvídala—Sero interrumpió al rubio—ella es seis años más grande que tú.

—¿Tiene 29? Increíble, se ve más joven.

—deja de mirar a mi hermana y ve a tu trabajo, estoy seguro que ese libro está esperándote.

—claro ¡nos vemos!—Kaminari se montó en su moto y sacudiendo su mano en el aire se despidió del pelinegro.

Sero miro como Kaminari desaparecía en la distancia, recordando la espalda de Shinsou que se alejaba para nunca más volver. Cuando estaba con Kaminari se olvidaba de él y todo lo que pasó, por un momento se olvidaba del dolor y sonreía con facilidad. Pero cuando Kaminari se iba, volvía Shinsou, volvía aquélla noche, volvía el dolor y volvía la tristeza.

El pelinegro camino al auto de su hermana y abrió la puerta del acompañante para después sentarse. Cuando cerró la puerta dejo salir un suspiro que su hermana logro captar, al momento de que Sero le miró, se encontró con una mirada que insinuaba algo.

—¿Qué?—pregunto a la mayor que sonreía de lado.

—¿Quién era él?—ahora ella se encargó de preguntar mientras echaba a andar el auto—se ve lindo.

—¿Kaminari? Si quieres ponerle el ojo adelante.

—no, no es mi tipo, pero...—Sero la callo alzando la mano señalando que guardara silencio y que no dijera nada más al respecto.

—no saques malas conclusiones—Sero fija su mirada a la calle que se muestras tras la ventana del auto—aun quiero a Shinsou.

—lo sé, pero el hecho de que hables con alguien que no sea Uraraka me parece un gran avance, siempre es bueno hacer amigos.

—no es mi amigo—lo niega sin ninguna razón.

—ah ¿No? ¿Entonces?

—solo no me desagrada su compañía, eso es todo...

—ah ¿No? ¿Entonces?—solo no me desagrada su compañía, eso es todo

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Maldigo a Wattpad si me quita el guión largó.
A veces se pasa de culero y me los deja en guiones cortos ¡Odio cuando hace eso!
Según mi horario debería estar dormida, pero no pude irme hasta acabar este capítulo y créanme que a pesar de todo, me gustó lo suficiente.

Si ven los guiones normales, a mi no me agarren a palazos, si no a Wattpad que me quita el guión largó ¡¿Que tienes en contra del guión largó, Wattpad?!
|KYM|

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