Hay historias que nunca fueron contadas, que merecían ser relatadas. Hay historias que debieron tener un comienzo, que merecían tener una oportunidad. Hay historias que nunca debieron haber terminado, que merecían una eternidad.
Sero Hanta es un chi...
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Sero estaba en casa de sus padres ayudando a su madre a empacar sus maletas, Akira estaba ayudando a su padre junto con Kaminari, quien ahora era un miembro mas en la familia. Sero mantenía su mirada gacha mientras doblaba la ropa de su madre y esta le observaba con alegría en sus ojos. Estaba tan feliz de ver al antiguo Sero de regreso, incluso creía que ese nuevo Sero, era mejor.
Los días de tristeza se quedaron atrás, en el pasado que cada día que pasaba mas se alejaba.
—¿realmente tienes que irte?—pregunto Sero mientras cerraba la maleta.
—claro que si, mis dos hijos tienen sus propias vidas y yo me quedare sola en casa todos los días, prefiero ir con tu padre y estar juntos hasta que seamos huesos—responde la madre con cierta carisma en sus palabras—ademas, ya no hay nada de que preocuparse aquí, Akira se ha conseguido una buena pareja y mi hijo finalmente a superado la muerte de su antiguo novio y se ha conseguido uno que quiero como si fuera mi propio hijo.
—el deber de una madre nunca termina—dice Sero sentándose en la cama—no se que habría hecho si no estuvieras ahí para mi—comunica Sero con agradecimiento—los padres siempre están sintiendo orgullosos de sus hijos porque se volvieron personas maravillosas, pero los hijos también nos sentimos orgullosos de nuestros padre por todo lo que hicieron por nosotros.
La madre intenta guardar las lagrimas pero al final unas cuantas logran escaparse.
—creo que tienes razón—la mujer se sienta junto a su hijo y acaricia suavemente su espalda—te voy a ser sincera, yo también me siento orgullosa de mi—Sero deja salir una pequeña risa—durante mi vida he cometido muchos errores y hay demasiadas cosas que me gustaría no haber hecho, lastime a muchas personas y no pude despedirme de las personas que amaba, pero así como tengo mis errores, hay cosas que hice que no me arrepiento de haber hecho, una de esas fue haber criado a un par de chicos maravillosos que amo con toda mi alma—la pelinegra acaricio el cabello de Sero con cariño—ya no recuerdo como era mi vida antes de tener hijos ¿por que se supone que era feliz? supongo que por las mismas razones por las que ustedes son felices.
»ahora que ambos tienen sus propias vidas y sus propias parejas, ya no me necesitan, pero eso no quiere decir que ya no estaré cuando me necesiten, porque como tu has dicho, el deber de una madre nunca temían aunque nuestras vidas ya hayan terminado, incluso después de la muerte, siempre estaremos junto a nuestros hijos en el momento que nos necesiten—Sero le entrega una cálida sonrisa a su madre que no puede tolerar y termina abrazándolo fuertemente.
Kaminari acompaño a despedir a los padres de Sero y después de eso ambos regresaron al departamento del pelinegro. Kaminari había estado mas feliz que nunca, pero había estado tanto tiempo con la familia de Sero que pocas veces iba a visitar a su madre.
Al llegar al departamento Kaminari y Sero se sentaron en el sofá y hablaron largas horas, después cuando el reloj marco las nueve de la noche cenaron algo ligero y se fueron a dormir. Kaminari se acomodo en la cama de Sero y se envolvió en las sabanas mientras esperaba al pelinegro que estaba en el baño lavándose los dientes. Cuando salió camino a la puerta y apago la luz. Kaminari se sorprendió cuando toda la habitación se quedo completamente a oscuras.
