Hay historias que nunca fueron contadas, que merecían ser relatadas. Hay historias que debieron tener un comienzo, que merecían tener una oportunidad. Hay historias que nunca debieron haber terminado, que merecían una eternidad.
Sero Hanta es un chi...
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La musica inundo los oídos de Sero en un relajante y calmado ritmo. El violin era acompañado por un piano y un arpa que tocaban en sintonia en aquel lugar vestido de color dorado. Las paredes y los suelos daban esa extraña sensación de color miel mientras que los manteles sobre las mesas eran de un color blanco puro, que a su vez se teñía de ese glamuroso color que iluminaba todo el lugar.
Sero permanecía callado todo el tiempo mientras que su madre y hermana hablaban sin parar sobre la maravillosa aventura que esta tuvo en corea. Desde quejas hasta halagos.
En un momento el pelinegro se perdió en sus pensamientos y solo miro aquel vino tinto que le traía tantos recuerdos. Mierda, todo le recordaba a Shinsou. Cada nítida luz, cada sombra, cada cubierto, cada flor, cada objeto, por mas pequeño y mínimo que sea le recordaba a él. Aunque cerrara sus ojos, aunque privara a sus oídos de escuchar aquella melodía, aun si desaparecía todo a su alrededor, todo seguiría recordándole a Shinsou de la manera mas dolorosa posible mientras recuerda los momentos que en algún momento fueron felices.
Sero miro por la ventana y observo los edificios a su lado y las luces de la ciudad ir y venir, un espectáculo que a cualquiera no se le podría escapar, definitivamente la mejor de las vistas. Pero a pesar de lo bello que era todo el chico se pregunto en su cabeza ¿Por qué entre todos los restaurantes en la ciudad, su hermana eligió este? uno donde tenia el mejor de sus recuerdos que poco a poco se alejaba.
Sero dejo salir un suspiro mientras recordaba esa noche, mientras recordaba la cálida conversación que ambos tenían sobre sus sueños, hasta donde querían llegar y el tiempo que querían permanecer juntos. Una promesa escrita en un papel que se deshizo al hacer contacto con el agua.
—no necesito un anillo—bufo Sero mientras sostenía la copa de vino en sus manos y tomaba un sorbo de este—solo necesito tu amor y eso es lo único que deseo.
—mi amor lo tienes—confeso el chico de cabellos morados con una pequeña sonrisa en su rostro—solo quiero darte algo que diga que me pertences a mi y solo a mi, que todos vean que soy afortunado al tenerte.
—¿estas intento enamorarme otra vez?
—no lo sé ¿funciono?—dice mirando al pelinegro mas delicadamente, en sus ojos había un brillo que mas que ser por las luces del lugar, era por el intenso amor que tenia hacia el chico sentado frente a él con una sonrisa que le hacia infinitamente feliz y que día a día, mientras mas la miraba se daba cuenta del porque le amaba.
—un anillo se olle ridículo—confiesa Sero cambiando de tema al verse intimidado por esa mirada tan profunda que le inundaba el alma de alegria y deseo, pero no estaban en el mejor lugar para cumplir esos deseos profundos.
—tienes razón—se burlo Shinsou jugando un poco con el vino—¿Que tal una pulsera?
—eso es mejor que un anillo.
Una sonrisa se dibujo en el rostro de pelinegro sin darse cuenta, pero cuando miro su pulsera bajo su suéter, toda esa felicidad desapareció, pues ahora que tenia algo con que decir que su corazón le pertenecía a Shinsou, el ya no estaba.
