Hay historias que nunca fueron contadas, que merecían ser relatadas. Hay historias que debieron tener un comienzo, que merecían tener una oportunidad. Hay historias que nunca debieron haber terminado, que merecían una eternidad.
Sero Hanta es un chi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Oscuridad. El mundo estaba lleno de oscuridad.
Cuando tienes metas y sueños, hay luces que te ayudan a sobrellevar el oscuro camino. Sero convirtió a esa persona en una luz que le acompañaba por todos lados, así podía olvidarse del dolor, olvidarse del miedo y olvidarse de lo que le hacia daño. Pero a pesar de que su vida fuera perfecta, las cosas no siempre iban bien, pues siempre existía ese sentimiento de soledad torturarle. Así fue hasta que llego esa bella luz que lleno su mundo tan oscuro, en una terraza llena de luces.
Tal vez su peor error fue convertirlo en su única esperanza, en su única luz, en su única razón de vivir. Tal vez su error fue permitir que este se fuera. Porque desde que el se fue, su mundo volvió a ser oscuro. Estaba tan acostumbrado a la luz que esa persona le daba, que cuando se apago, la oscuridad comenzó a aterrarle.
Sero Hanta, le temia a la oscuridad.
A penas Kaminari termino de pronunciar sus palabras, la cafetería cayo en oscuridad, los focos iluminando cada esquina del lugar se apagaron en un instante. Sero sintió un escalofrío recorrerle por la espalda y segundos después su cuerpo comenzó a temblar. Parecía que la respiración comenzaba a faltarle y de repente ya no había sonido alguno. La tormenta desapareció, las personas quejando a su alrededor desaparecieron y solo era un mudo silencio que congelaba cada parte de su cuerpo, su corazón latía tan rápido que podía sentir el palpitar de este en su pecho, el miedo era tanto que el pobre chico solo podía quedarse paralizado mientras intentaba buscar alguna luz para iluminar su lugar.
Midoriya comenzó a buscar a toda prisa alguna linterna, pero al alcance no había una sola que pudiera usar. Estaba tan desesperado que todo el mundo comenzó a buscar una linterna.
—¿porque se fue la luz?—dijo Kaminari tomando su teléfono y prendiendo la linterna del móvil—¿fue culpa del relámpago?—cuando Sero vio la luz de la linterna rápido se acerco a donde estaba ella, así pudo sentir un poco de calma mientras un lejano recuerdo regresaba a su mente.
«esta bien, tranquilo, yo estoy aquí y mientras así sea, nada te hará daño, no hay nada que temer» El no estaba, se había ido, ya fuera por su culpa o por la de el, pero el ya no estaba y esa seguridad que sentía a su lado, también se había ido.
—¡Aquí esta!—grito una chica de pelo corto poniendo en la barra una vela—¿esta bien?—le pregunto al pelinegro.
—s-si... gracias—el chico tomo distancia del rubio que había quedado mas confundido que en una clase de informática.—lo siento—se disculpo con el mismo al ver la reacción de este.
Sero acerco a el la vela que estaba acomodada sobre un plato dorado, así sintió la calidez del fuego y la luz fue capaz de iluminar el oscuro lugar.
Kaminari se quedo mirando al chico un poco extrañado mientras sacaba sus propias conclusiones. Por la reacción del chico, llego a la correcta conclusión de decir que el pelinegro le temia a la oscuridad.
