Lights: Los colores del mundo.

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A veces sentimos que somos prisioneros de nosotros mismos, sentimos que nuestros sentimientos son cadenas que nos atan y nos jalan a nuestros interior donde un lugar oscuro nos espera

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A veces sentimos que somos prisioneros de nosotros mismos, sentimos que nuestros sentimientos son cadenas que nos atan y nos jalan a nuestros interior donde un lugar oscuro nos espera. A veces no hay salvación de nuestro sufrimiento pero aquel lugar tan oscuro siempre termina en un color blanco. Somos liberados cuando creemos que ya no hay salvación. Pero ¿Realmente dejamos de sufrir?

En el mundo hay diferentes historias, cada una con diferentes emociones que nos demuestran la diversidad de la vida, algunos son felices otros viven sufriendo, algunos viven con odio y otros llenos de amor. Cada historia nos hace comprender diferente escenarios, diferentes emociones y diferentes finales, nos enseñan que la vida puede ser de diferentes colores. Un azul claro como el cielo o un alegre amarillo. Y si solo es un color, es de diferentes tonalidades, quizás del vino tinto al rosa pastel, pero todo inicia con un color blanco.

Un poco de Sero se lo lleva el viento cuando Shinsou muere, ese tranquilo morado desaparece y es remplazado por un blanco esperando a llenarse de colores, pero se encierra a el mismo y se hace prisionero de su propio sufrimiento, se queda estancado en el tiempo en un invierno eterno esperando a que ese triste color blanco se vuelva un tono mas alegre, tal vez no vuelva a ser un morado pero tal vez se convierta en un color mas agradable y puro, un color que le haga sentir que todo esta bien.

Se puede ver el sol brillar claramente en aquel día, sus rayos de luz se reflejan en las nubes cargadas de cristales de hielo que crean un anillo alrededor del sol, Sero eleva su vista y saca la cabeza de la bufanda para apreciar el cielo y aunque le duelan los ojos no deja de hacerlo, pues mirarlo le hace sentirse cálido.

El mundo necesita presencias que se acerquen tanto a nosotros que hagan que olvidemos hasta el mas frío de los inviernos, que con tan poco puedan hacernos creer que todo es como la noche y el día. Hacernos sentir que habrá un día después de mañana recordando nuevamente el porque vivimos.

Bajo el sol miles de personas caminan siendo abrazadas por chamaras y bufandas que los cubren del frío, mientras Sero les mira parece que todos avanzan demasiado rápido mientras que él se queda solo estancado en el mismo lugar, esperando algo, esperando a alguien. A penas ve una cabellera rubia destacar en el contraste blanco y negro inevitablemente concentra su vista solo en ese punto, sus ojos están cristalizados por el frío viento y sus mejillas rosadas, cuando logra encontrarle este le sonríe ampliamente mientras sacude su mano en el aire para capturar la atención de Sero sin saber que entre toda la multitud que camina a su alrededor solo logra mirarlo a él.

Sero siente un cosquilleo recorrer su cuerpo e instantes después todo el mundo a su alrededor desaparece dejando ver solamente a el chico. El mundo exterior deja de existir y solo hay un blanco color. Trata de dar un paso pero no lo logra, solo se queda quieto como si algo lo atara, como si algo lo sujetara de la mano e impidiera que se moviera.

El pelinegro observa a Kaminari sonreír, su sonrisa se ve tan fresca como siempre así que sonrió un poco y luego recuerda todo lo que le contó Uraraka, entonces su sonrisa desaparece al notar la tristeza rodearle, todo a su alrededor comienza a ser oscuro, a la vista de Sero, Kaminari comienza a distorsionares, como si este de pronto fuera a romperse en miles de pedazos y fuera a desaparecer. Era duro ver una falsa sonrisa de parte de un chico que pone en ridículo a cada estrella del universo. Pero la vida era así, a veces los colores mas claros pueden volverse grises.

Sero siempre era rescatado por el resto del mundo, por flores que con su dulce aroma logran acariciar su alma y suavizar el dolor haciéndolo desaparecer. Siempre fue al que había que salvar. Tal vez por eso nunca se dio cuenta de las emociones de los demás, tal vez esto siempre fue lo que les hizo cruzar la puerta para no regresar jamas.

No quería ver que una luz tan brillante como Kaminari se apagara y es por eso que estaba ahí. Y aunque el color morado que aun seguía vivo en su alma le impedía dar un paso siguió intentando liberarse. No siempre debemos esperar a que alguien nos salve, tal vez a eso se refería Kaminari con ser su propia luz, para que así Sero se vuelva su propia salvación. El pelinegro sintió como una mano le tomaba y lo jalaba hacia adelante. Una fría mano que se le hacia tan familiar, el tamaño tan perfecto que encajaba con la suya.

En un segundo tan corto pudo ver la silueta de Shinsou que le llevaba hasta Kaminari, podía ver su espalda, su nuca, su cabello alborotado y la ropa con la cual le vio salir ese día. Su mano le sujeto fuerte para no dejarlo ir, para poder tenerlo un poco mas junto a él, pero desapareció a medio camino. El mundo blanco comenzó a llenarse de flores de diferentes colores, rosas, girasoles, margaritas, lavandas, gardenias y tulipanes. Cuando daba un paso el mundo blanco desaparecía y comenzaba a ser un enorme campo de flores.

—Esto si que es raro—puede escuchar la voz de Kaminari y entonces regresa a la realidad, donde un azul cielo esta sobre sus cabezas, donde un anillo en el sol los mira atentamente, donde las personas siguen caminando a su propio ritmo, pero todo es tan brillante que Sero entrecierra los ojos para poder enfocar su vista—tu el chico que prefiere quedarse en casa todo el día ahora me llama para salir a divertirnos—Kaminari mira con una sonrisa al chico, pero Sero no responde igual.

Siempre era el a quien debían salvar, ahora Sero quería ser quien no permitiera que el sol dejara de brillar.

Kaminari observo la expresión del chico y rápido se vio extrañado por como se veía. Con su fría mano pellizco la mejilla del chico para hacer que este volviera a la realidad, cuando lo hizo pudo ver como un brillo crecía en su mirada, ahora fue el quien sintió una electricidad recorrerle, incomprensible electricidad que le hizo temblar un momento, una sensación que no había sentido jamas en el mundo. Su mano se quedo frente al rostro del chico congelada en el aire mientras observaba como las mejillas del pelinegro se tornaban rojas por el frío al ya no estar cubiertas por la bufanda en su cuello, aprecia cada parte de su rostro y nota que se ve mas brillante que el resto de días.

No sabia si fue por el largo tiempo que no le había visto, pero hoy se veía diferente. No había una sonrisa en su rostro pero sus ojos brillaban mas que nunca. Sus ojos oscuros como el cielo nocturno lleno de luz que hizo que Kaminari se perdiera un momento en ellos y apreciara sus sueños frente a el. Eso era lo unico que quería ver.

Kaminari reacciono rápido al notar lo raro que se sentía al estar con Sero. Por un momento desvía su mirada a otro lado y luego vuelve con una sonrisa.

—¿y bien? ¿Que hacemos aquí?—pregunta. La expresión de Sero no cambia pero se ve claramente perdido en algún lugar del universo.

—jugaremos basquetbol.

—jugaremos basquetbol

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Lights | KamiSero | Kaminari Denki x Sero HantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora