Hay historias que nunca fueron contadas, que merecían ser relatadas. Hay historias que debieron tener un comienzo, que merecían tener una oportunidad. Hay historias que nunca debieron haber terminado, que merecían una eternidad.
Sero Hanta es un chi...
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Un invierno mientras la nieve caía sobre los tejados y las calles, Sero estaba recostado sobre su cama mirando el techo mirando como el mundo giraba a su alrededor. Todos con metas y sueños y el con tantas historias metidas en su cabeza que no sabia por cual empezar. Sus pies descalzos pisaron el frío piso de madera y caminaron directamente a la ventana, donde al asomarse, pudo ver a un chico en el porche mirando a su ventana mientras sostenía en su mano una piedra.
El pelinegro abrió la ventana y dejo entrar el aire frio que hizo helar toda la habitación. Cuando saco su cabeza miro al chico vestido de prendas oscuras quien le gritaba que saliera.
Estaba loco, era invierno y hacia -4°C, estaba totalmente loco. Pero aun así bajo las escaleras, tomo un suéter y se coloco los zapatos a la velocidad de la luz. Cuando salió sus mejillas se tiñeron de un color rosado, ya fuera por el sonrojo o por el frío.
—¡Hey!—dijo el chico acercándose a él sosteniendo ahora una bola de nieve—¿quieres jugar?
—¿ahora? ¿estas loco?—dice quejándose del frio pero con una sonrisa que no demuestra disgusto si no que la idea parece agradarle—no crees que...
Fue interrumpido por esa pelota de nieve que callo sobre su cabeza. Sero limpio la nieve de su cabello y miro al contrario bastante divertido. Sus ojos le miraban con una chispa de fuego que le hizo olvidarse del frío por un momento.
—¡te matare!—grito Sero mientras tomaba nieve en sus manos y salía corriendo tras de esa persona.
Una guerra de nieve dio comienzo mientras que ambos corrían sin dirección hasta llegar a un parque que se encontraba completamente vacío. Cuando estaban exhaustos de tanto correr y reír, ambos chicos se derrumbaron sobre la nieve, bajo un árbol bañado de esta.
Ambos se quedaron callados mientras inhalaban y exhalaban aire manteniendo una sonrisa en sus rostros. Después de risas y palabras fugaces, uno de ellos dejo de sonreír y se dedico a mirar el cielo blanco. Sero se extraño del repentino silencio y giro su vista hacia el, su piel se erizo al mirar el perfil del chico que miraba inexpresivo el cielo, parecia que en cualquier momento despegaria hacia el cielo dejando a Sero completamente solo.
—¿que ocurre?—pregunta Sero después de tanto silencio.
—¿te has enamorado alguna vez?—pregunto el contrario. Sero desvia su mirada al cielo y trata de calmar a su corazón. Trata de hacerle entender que si seguia así de ardiente, terminaria derritiendo hasta el polo sur.
—si—responde sin mas, ganando una mirada de parte de amigo—me he enamorado de ti...
Sus labios fueron callados por unos fríos y haspedos labios que al mismo tiempo le transmitían calor. Sero cerro sus ojos para sentir mas aquel beso que le cambiaría la vida sin que el si quiera se diera cuenta. Cuando ambos se separaron, en sus ojos se pudo reflejar el infinito deseo de quedarse juntos cuanto quisieran.
