Hola, aquí Nala, hace ya tiempo que no me paro a pensar lo que pasó, que no pienso un poco en lo mucho que ha cambiado mi vida. La guerra estalló, no nos dio tiempo a liberar al dragón del clan enemigo, fuimos descubiertos por los líderes y Carla junto a Toni perdieron la vida. Al fue capturado y ya no sé nada de él. Sería egoísta decir que lo nuestro no volvió a funcionar, ya que seguramente no lo volveré a ver. Escapé con Kokoe y Kan por los pelos. Estábamos destrozadas, vacías y sin saber qué hacer. Perder a los miembros de nuestro clan nos dolió mucho más que perder a un amigo. Corríamos por el bosque, huyendo de los lobos que nos perseguían. Kan frenó en seco y se agarró la cabeza.
—¡No tiene sentido seguir así! —empezó a llorar, nunca la vi llorar de esa manera— ¡Ya no somos un clan!
—¡Tenemos que seguir, señora! —Kokoe se movía nerviosa, me convertí en lobo—¡Nos cogerán rápido!
—De acuerdo—vamos, vamos, necesito pensar en algo…—Kan, mueve el culo.
—¡No!
—Como quieras.
La agarré con las fauces y reemprendimos la marcha. Uno de los lobos se nos cruzó. Dejé a Kan en el suelo para que Kokoe la cogiera. Salté sobre el animal, descargué toda mi ira sobre su garganta, él gimió y la luz en sus ojos se extinguió. ¿Qué me había pasado? Yo nunca asesiné a alguien sin dudarlo…
—¡Kokoe, estamos rodeadas! —un lobo se abalanzó desde atrás, volví a mi forma humana para esquivarlo, cambié rápidamente el cargador de la pistola que me dio Toni y caminé hacia el animal, gasté una sola bala— ¡Moveos!
Una loba agarró a Kan del cuello y la catapultó, parecía una muñeca de trapo. Me lancé a atraparla, cuando otro me dio un puñetazo que hizo que rebotara contra el suelo.
—¡Señora!— Kokoe se transformó en dragón, mordió a la loba y la destrozó, literalmente.
La patada que me dio luego me hizo ver las estrellas, rodé sobre mi misma para evitar el tercer golpe, después de todo, a la tercera va la vencida, y no me hacía gracia otro golpe. Me puse de pie con gran esfuerzo. Saqué la pistola y le apunté, disparé y él lo esquivó. Corrió hacia mí, sacó garras y yo hice lo mismo, hoy no iba a perder la vida, no le causaría otro disgusto a mis compañeras. Nuestras garras chocaron con un sonido casi metálico, era una prueba de fuerza, él contra mí.
<<Eureka—pensé para mis adentros>>
Fingí ir a por sus piernas y, cuando este bajó la mirada, le di un potente puñetazo en la mandíbula y rodó. Una muchacha de pelo marrón y tez morena saltó sobre mí, se agarró a mi cuello y me puso un cuchillo en la garganta. Me convertí en loba y me sacudí para quitármela de encima. Kokoe me llamó, salté a su grupa y me senté junto a Kan, que tenía un labio roto. ¿Dónde estaba la Kan que yo conocía? ¿La Kan fuerte? No, ya no había nada. La dragona alzó el vuelo y nos alejamos del bosque, dejando allí mismo nuestra alma.
Os podría contar lo que pasó, pero no os aseguro que no rompa en llanto.
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Había pasado una semana, mis compañeras y yo subsistíamos en una pequeña ciudad lejos de donde vivimos hasta ahora. Busqué un trabajo y lo encontré, de moza de establos. Para mi suerte, las dueñas de los establos (una pareja lesbiana súper amable) se portaron muy bien conmigo, incluso me prestaron unas botas para limpiar y no mancharme los zapatos.
Cada día, iba al supermercado a comprar lo básico, pero lo que me rompía era llegar a casa (si por casa entendemos un albergue) y ver a Kan deprimida y ver que Kokoe seguía en el mundo demoniaco probando suerte en las misiones de asesinato. No me hacía mucha gracia, pero ella insistió en que quería ser útil.
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El amanecer de un día peludo (editando)
Teen FictionA la pobre Nala, su novio la dejó con una estúpida frase, al llegar a casa, se da cuenta de que está más sola que nunca. Lo que nunca se esperaría, sería que conocería a un chico guapo que acabaría siendo el comienzo de su nueva vida.