Capítulo 19

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—¡Ana! ¡Por favor, para! —chillé.

 —¡Tienes que aguantar! ¡Kan, sujétala!

 —¡Ya basta, ya basta! ¡Me duele! Duele mucho, mucho. ¡Mucho!

—¡Nala! No te muevas tanto. 

 —¡Ah! ¡Basta!Kan golpeó la mesa con las dos manos.

 —¡Deja de chillar así por depilarte las cejas! ¡Petarda! 

 Las lágrimas se amontonaban en mis ojos cuando sentí el dolor. Los tirones se me hacían eternos y dolorosos.

 —¡Exagerada! —me chilló Ana— ¿cómo puedes llorar por algo así? 

 —Déjame en paz —dije con las mejillas coloradas, poniéndome una mano en la zona enrojecida— no sabes lo que duele. 

 —Claro que lo sé... Kan, Ana y Leya compartieron miradas de complicidad, entonces me agarraron entre todas.

 —¡Os odio! ¡Os odio con toda mi alma! —chillé a la desesperada cuando me pusieron dos bandas de cera en las piernas— ¡os voy a echar una maldición! 

 —Si no quieres que sigamos... —dijo Ana, agarrándome del cuello de la camisa y pegando el último tirón a las bandas— ¡dinos qué pasó antes con ese lobo tan guapo! Leya chilló de alegría. 

—Es súper guapo —¿le brillaban los ojos? — ¿es tu novio? ¿amante? ¿cómo os conocisteis? ¿se va a unir a nuestra manada? ¿cómo se llama? ¿tiene un hermano?

 —Cálmate —le sobé la cabeza— está bien, si me explicáis porqué me hacéis la cera, os cuento lo que pasó.

 Las tres se sentaron en el otro sofá y me miraron, expectantes ante cualquier cosa que yo dijera o hiciera. Tras contarles todo lo que recogía a nuestra relación amorosa —y nuestra ruptura— ellas me explicaron que habían visto la escena de nuestro reencuentro —cosa que hizo que me sonrojara— y que querían ponerme guapa. ¡Pero esa no era excusa para atarme a una silla y ponerme cera caliente en la cara a traición! Me costó toda una vida echarlas de mi apartamento, sobretodo a Ana, que parecía mucho más interesada en ello. Me tumbé en el sofá, recordando cada instante de ese momento...

 << —Dios, llevo tanto tiempo esperando por este momento... —su voz sonaba ahogada y desesperada, me abrazó y sujetó firmemente. Me imposibilitó la huida, también me miró de cerca. En sus ojos había dolor, me miraba como si fuera un tesoro que se iba a romper— sabía que estabas viva, lo sabía. 

 —Alard... Tú...—él significaba "pasado", él era lo que me lanzó a este mundo de seres sobrenaturales, él fue el que me enseñó que podía encontrar el amor de nuevo. Pero, no podía olvidarlo, él también fue el que me engañó. Él no era el Alard del que me enamoré —¿cómo me has encontrad...?

 —¡Nala! —oírle decir mi nombre con tanta desesperación me rompió el alma— lo siento, tendría que haberte protegido y no lo hice. 

 —Oye —me separé un poco— nos atacaron por sorpresa, no pudiste hacer nada y... ¿Por qué te estoy consolando? 

 Él sonrió. No pude evitar mirarlo de arriba a abajo, ¿era real? Me puse las manos en la cara, evitando seguir mirándolo, me fui agachando hasta llegar al suelo.

 —Te he estado buscando —esa declaración me empezaba a confundir— sabía que tú no podías haber muerto —una sombra de dolor cruzó su rostro— Nala, no pude hacer nada para salvar a Carla ni a Toni. ¡Mi mejor amigo y alfa han muerto! Soy un inútil...

 Lo miré, estaba destrozado. No me había dado cuenta, su cuerpo no era el de siempre, se había vuelto más delgado y estaba moreno, casi quemado. Sus ojos detonaban tristeza y horror, pero e algún lado de esos ojos sin color, una chispa de esperanza se encendió. ¿Estaría bien creer que yo era esa chispa? 

 ¡No! ¡Claro que no! En qué estás pensando, Nala...

 —Lo sé... Yo, después de eso... —me senté y apoyé las manos en el suelo— tenía que alejarme de allí, así que Kan, Kokoe y yo nos fuimos. Y encontramos esta manada, de algún modo... —suspiré— supongo que nos dieron otra oportunidad. 

 — Aunque esto te vaya a sonar estúpido —sonreí un poco— cuando vi los cadáveres de Toni y de Carla, busqué el tuyo con desesperación. Por suerte, no estabas allí. En ese charco de sangre no había pelo blanco. Supuse que habíais escapado las tres, porque vi huellas de dragón. Y... me motivé para seguir, tenía que encontrarte pasase lo que pasase, si estabas viva, en algún lugar, yo podía seguir viviendo.

 El corazón me dio un vuelco. Ciertamente, se parecía al Alard del que me enamoré, pero no. No. Este chico era duro, un chico duro herido de gravedad. 

 —Tocado y hundido, ¿eh? —le dije, me puse de rodillas y lo abracé, lo envolví con mis brazos, esperando que su dolor se fuera— ya ha pasado todo, Alard, Kan y yo estamos aquí, ya no estás solo. Un sollozo me hizo estremecer. El Alard que conocí no lloraba, no dependía tanto de mí. Después de todo, era una fachada. Este era real, y esa idea me arrancó un par de lágrimas revoltosas. 

 —¡Pensé que no te volvería a ver! —lloró en mi hombro— tenía miedo, estaba solo. No me quedaba nadie, tú fuiste lo único a lo que me aferré.

 —Eres un imbécil... —agarré su camisa y, cuando me topé con su espalda, la froté, sintiendo cómo se tensaba cada vez que sollozaba— ¡cómo quieres que te olvide ahora!

 Me devolvió el abrazo con fuerza. Me rodeó con un brazo es cuello y con el otro la espalda, la hojarasca bajo nosotros crujía.

 —Qué patético —se limpió las lágrimas, yo me di la vuelta y le di la espalda, no quería que descubriera que había llorado. Algo de orgullo me quedaba, en algún lado— quería parecer fuerte, pero al final, tú eres la heroína aquí. Eres muy astuta.

 —¿Astuta? —me di la vuelta de golpe, justo para encontrarme con él demasiado cerca de mi cara.—Sí, más de lo que crees —me cogió el rostro y... Nos besamos. Sí. Nos besamos. Fue un beso diferente a los que —en el pasado— nos dábamos, era un beso desesperado y alegre. Un beso que decía "bienvenido" y que reavivó algo en mí. Algo que consideraba perdido.

 ¡Agh, porras! ¡Seguía enamorada de ese idiota! 

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Hola a todos!!!!!! He salido de mi tumba para escribir un capítulo !!!!! Ay, menos mal que han pasado los exámenes :), estoy muy feliz!!! Ya sé que me guardaréis rencor por ser una tardona y vaga, pero espero que disfrutéis de las vacaciones de verano y que os guste este capítulo que es corto y no tiene acción —lo siento— pero tenía que dedicarles a esos tortolitos un capítulo para ellos solos, ¿no creéis? ;) Bueno, vuelta a los viejos romances. ¡besos a montones! EscritoraLebaniega

El amanecer de un día peludo (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora