Capitulo 8

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La mañana de aquel día, mientras preparaba el desayuno, recibió una llamada.

"¿Hola?" preguntó con curiosidades, ni siquiera había visto si el número estaba registrado

"¡Poché!" apartó un poco el teléfono de su odio al escuchar un fuerte grito "Por dios, hemos estado intentando llamarte por días pero no contestas, ¿Cómo estás?" Paula se oía bastante preocupada y como la había odio mencionar, intuía que Kim estaba con ella

"Lo siento, pero estuve en el hospital y apenas salí ayer por la noche" se disculpó recargándose contra la mesa e intentando que el teléfono no resbalace de sus manos, la férula que ahora tenía en una la hacía incluso un poco más inútil

"¿Por qué no nos dijiste que ya habías salido? Quisimos ir a verte al hospital pero tu tío no nos dejó entrar" ahora sabía porque no había recibido ninguna visita

"Lo siento, pero ya estoy bien. No fue nada muy grave..."

"¿¡Qué!? ¿¡Nada muy grave!? María José, estuviste una semana en el hospital, ¡Una jodida semana!" gritó su amiga al otro lado de la linea, tuvo que apartar el celular de su oído un poco sino quería quedar sorda

"Está bien, tal vez fue un poco grave "admitió volviendo a posicionar su celular como estaba anteriormente "... Solo fueron un par de costillas rotas, un par de moretones y me rompieron la muñeca. No es nada que no sane en un tiempo."

Tal vez las heridas de su cuerpo podían curarse, pero las heridas que había en su corazón... ¿Quién se las quitaría?

Aunque trataba de ocultarlo, cada palabra, cada insulto, cada maldición, cada grito dolían más que cualquier golpe que pudiese recibir. Porque los golpes que Alexa y Gia le daban los recibía su cuerpo. Sin embargo, las palabras las recibía su corazón. Le dolía escuchar a los demás hablar acerca de ella, tal vez era porque sabía que tenían razón, ella era una inútil e inservible.

Era un estorbo.

"Poché..." la voz de la chica al otro lado de la linea se tornó seria "Nos diste un buen susto, no vuelvas a hacer algo así"

"No puedes pedirme eso a mi... Pideselo a Alexa y Gia, ella son a quienes deberías de pedir, no a mi, yo no hice nada"

"Precisamente por eso deberían dejarte en paz, tú no has hecho nada"

"Porque soy una inútil" su voz fue un apenas pequeño susurro, un simple murmullo que era apenas perceptible

"No, Poché. Tu no eres una inútil, eres por mucho la persona más fuerte e inteligente que he conocido "dijo con seguridad "No permitas que nada ni nadie te convenza de lo contrario, porque entonces... Lo golpearé"

"Gracias, Pau" y no solo le agradecía por la llamada

"Cuando quieras pequeña, me gustaría seguir hablando contigo todo el día pero Kim y yo debemos irnos, las clases están por empezar" dijo soltando un suspiro dramático, ella amaba exagerar todo "... Además alguien debe tomar los apuntes por ti"

"Cierto, dile a Kim que lo siento y que pronto estaré con ustedes."

Y sin más colgó sabiendo que su amiga tenía cosas que hacer, dejó el celular a un lado y siguió preparando el desayuno sabía que debía tener todo listo para cuando Daniel decidiera bajar, ella siempre era quien debía preparar la comida, incluso cuando estaba enferma porque sino lo hacia Daniel se enojaría y la golpearía, suficiente tenia con todo lo que había sucedido la noche anterior, suficiente tenia con todos los dolores que recorrían su cuerpo, suficiente tenia con el dolor que estaba sintiendo.

No quería empeorar nada.

Los golpes le dolían, pero ya no tanto como lo hicieron al inicio... Dolían, sí, pero no tanto como en algún momento lo hicieron, el dolor era algo que estaba en su día a día así que había aprendido a vivir con ello. Podía vivir en el dolor o acostumbrarse a él, no podía llorar para siempre; sus lágrimas no eran eternas, así como su felicidad.

7 DÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora