Capítulo Final

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— Lo siento, de verdad. — susurró el pequeño luego de por fin hacer descansar a sus ojitos de tanto llorar.

Renata negó rápidamente y Azul se lanzó a abrazarlo de nuevo.

— No digas eso, bebé. — murmuró la rubia. — Estamos aquí para ti siempre que lo necesites, nunca será diferente. — afirmó mientras acariciaba su suave cabello.

— Es que esto fue tan inesperado y me siento muy culpable por las consecuencias que tiene para ustedes porque no lo merecen. No quiero que se pierdan de su fiesta de graduación por mi culpa, las amo demasiado como para hacerles algo así. Quiero que vayan, por favor. — pidió con una sonrisa ladina. — ¡Miren lo hermosas que estan! — dijo olvidándose de todo por un momento para apreciar al par de mujeres maravillosas que tenía en frente. — No puedo estar más feliz de tener a personas como ustedes en mi vida. — comentó sincero acariciando las manos de ambas. — Son la pareja más perfecta que existe, así que por nada del mundo deben de faltarse. — demandó sintiéndose genuinamente contento por ellas.

Renata observó a su novia y esta sonrió como siempre que compartían algún tipo de contacto.

— Creo que no sería adecuado dejarte aquí sólo en un momento como este. — dijo Azul apretando un poco más el agarre del menor. — En realidad no nos importa que sea nuestra fiesta de último año. — se encogió de hombros restándole importancia con una sonrisa. — No importa porque nuestro único objetivo era estar juntos. — finalizó intentado animar a su mejor amigo.

Joaquín no podía creer lo increíbles que su mejor amiga y su hermana eran. Ellas estuvieron ahí cuando su corazón comenzó con aquella estúpida ilusión de tener algo con el chico de sus sueños, estuvieron ahí también cuando logró captar la atención de aquella persona que para él era inalcanzable y sobre todo un amor completamente imposible, y ahora estaban ahí de igual manera para ayudar a reparar un poco lo que quedaba de su corazón.

— Prometanme por favor que van a ir. — comentó firme mientras se quitaba alguna de las lágrimas que todavía caían de vez en cuando. — Necesito que lo hagan para no sentirme tan culpable. — colocó una sonrisa verdadera en su rostro y se levantó arreglando su vestuario que estaba un tanto arrugado.

Renata hizo lo mismo enseguida y Azul se les quedó viendo desde su lugar.

— ¿Qué es lo que harás? — preguntó su hermana de brazos cruzados y ceño fruncido.

Conocía a su hermano, y tal vez le asustaba las medidas que planeaba tomar en su ausencia.

Joaquín negó con esa sonrisa intacta en su rostro.

No estaba feliz, solo quería que dejaran de preocuparse por él porque no lo merecían.

— Voy a relajarme un poco y trataré de descansar. — dijo sin importancia mientras comenzaba a desvestirse. — Estaré desnudo pronto así que es mejor que no vean el espectáculo. — rió desabrochándose la blusa que tenía puesta.

Azul rió enseguida y le guiñó un ojo. Tomó la mano de su novia y besó el dorso de esta con cuidado. Renata le sonrió ampliamente y se acercó hasta ella para depositar un beso en sus labios. La rubia asintió entendiendo todo a la perfección y sonrió mucho más recibiendo un beso de su novia en la frente.

— Iremos. — dijeron al unísono.

Joaquín se relajó.

— Sólo si nos prometes que descansarás y te tranquilizarás para cuando estemos de vuelta puedas hablar con nosotras con calma. — pidió Renata.

El pequeño asintió de inmediato y les agradeció en un susurro. 

— Lo prometo. — afirmó después.

No, soy gay.Where stories live. Discover now