tercer capítulo.

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Tercer capítulo: Viejos amigos.

HyungWon suspiró suavemente teniendo a la bebé recostada contra su hombro, dando balbuceos inentendibles mientras su padre seguía golpeando suavemente su espalda en busca de sacarle los gases después de haberle dado su biberón. Cuando escuchó que la pequeña criatura soltó un eructo, la alejó de su hombro y la colocó sobre la alfombra de la sala, con muchos juguetes de morder a su lado para que se distrajera. Luego, salió de allí hasta el comedor donde el niño se encontraba coloreando.

Ya llevaba una dos semanas y media en aquella casa, y, extrañamente, se estaba acostumbrado a ese ambiente familiar. Se estaba acostumbrando a recibir cariño por todas partes, todo el día.

—Ese es papi, mi otro papi y yo —murmuró el niño hacia él, señalando con sus deditos los dibujos que había hecho con sus crayones.

—Que lindos —le dijo el rubio, tomando al bebé por la cintura y sentándolo en su regazo.

—Papi es éste —le señaló el muñequito de piernas y brazos más alargados, con una mueca feliz en su rostro. —Es el más lindo de todo el lugar.

Chae le sonrió tiernamente, le abrazó suavemente y luego besó sus cabellos, observó más detalladamente su dibujo con una sonrisa, pero luego frunció el ceño un poquito.

—¿Es un dibujo de tu familia?

—Si.

—¿De toda tu familia? —le cuestionó nuevamente.

—Si, así es —siguió coloreando el cielo azul de su dibujo.

—¿Y DoDo? ¿Dónde está tu hermanita? —le preguntó con cariño.

El niño bajó los colores de sus manos, quedándose callado y golpeando suavemente la mesa con sus deditos.

—DoDo es fea... y tonta... y una doba papis —suspiró suavemente y recostó ahora su cabeza en la mesa, sintiéndose triste. —Y yo no la quielo en mi familia.

HyungWon abrió sus labios levemente y lo miró sorprendido por un momento. Vaya, no había notado ese tipo de relación entre los dos hermanos. Si, es verdad que nunca había visto a Jae acercarse a la bebé, pero pensó que era normal; cuando él era niño y su hermano nació no se le acercaba mucho, pues temía causarle daño.

Pero nunca lo odió, o por lo menos no sentía que él se llevara toda la atención, así que, por ende no, entendía como reaccionar a esta situación, no sabía que decir ante la cara decaída que ahora tenía el bebé.

—¿P-Por qué piensas eso?

El niño suspiró lentamente mientras sus lágrimas empezaban a caer, una tras otra, sorbió su naricita y abrió sus labios para explicar.

—Mis papis ya no juegan tanto conmigo desde que ella llegó, papi WonHo ya no hace galletas para Jae si no para DoDo y papi Wonnie ahola le dice a Dodo que ella es muy bonita. Ya no me quielen, ustedes ya no me quielen —dichas estas palabras el bebé rompió en llanto mientras hundía su rostro en sus manitas regordetas.

No sabía cómo actuar, un niño estaba llorando en su regazo aludiendo a que ya no lo querían y que se habían olvidado de él. Sus ojos se enlagunaron y tomó al niño de su cintura, levantándolo y haciendo que sus rostros quedarán frente a frente; el niño tenía las mejillas rojas y los ojos cristalinos por las lágrimas. Al verlo no dudo en abrazarlo fuertemente, haciendo que su carita quedara escondida en la curvatura de su cuello y hombro.

—Bebé no pienses eso, yo te amo mucho y papi Wonho también lo hace —acarició su espalda con amor, pasando su mano suavemente hasta el final de ella. —No nos hemos olvidado de ti, claro que no, eres mi bebito y te amo mucho. Perdóname, corazón, lamento haberte hecho pensar así.

Dear future husbandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora