extra #1

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Extra. 

—Pin pon es un muñeco muy guapo de cartón, se lava la carita con agua y con jabón —comenzó armonizar la dulce y delgada voz, sonando arrastrada en algunas ocasiones debido a su inexperiencia en el habla todavía.

—Pin pon siempre se peina con peine de marfil, y aunque se hace tirones no llora ni hace así —siguió el rubio, tomando unos pequeños mechones de cabello de su bebé y tirando de estos suavemente.

—Pin pon dame la mano con un fuerte apretón que quiero ser tu amigo, pimpón, pimpón, pimpón —terminó de cantar WonHo, haciendo que su hijo riera alegremente.

Todos los tres iban de paseo al parque el fin de semana, era bueno para Jae salir y tomar el sol, después de todo era un bebé aún y necesitaba estar fuerte y saludable. Su hijo ya estaba próximo a cumplir los dos años, y desde que había empezado a caminar y a hablar no se la pasaba haciendo otra cosa que haciendo travesuras y cantando todo lo que escuchaba, incluso hasta los comerciales de la televisión.

Ambos tenían tomado de la mano a Jae, de vez en cuando elevándolo del suelo y haciéndole reír.

—Papi, quiero eso —chilló el bebé, señalando con su dedo pequeño y gordito un puesto corn dogs.

Últimamente se habían vuelto fanáticos de la comida callejera, tanto HyungWon como su bebé, a HoSeok no le agradaba mucho, pero eran dos contra uno y tristemente ganaban por mayoría. Caminaron hasta el puesto donde un hombre era el que atendía, tomaron asiento en los taburetes de plástico que había allí mientras HoSeok pedía tres de esas salchichas apanadas.

Su vida era feliz, aunque no siempre sencilla desde que JaeSeok había llegado a sus vidas. Las noches de tranquilidad se habían ido al igual que las tardes a solas, pero no podían quejarse, su bebé podía haber acabado con muchas cosas, pero no existía manera de enojarse con él cuando era así de lindo y les sonreía con tanto amor.

—HoSeok ¿Quieres contestar el teléfono? —murmuró HyungWon en medio de sus sueños, sintiéndose molesto por el sonido que irrumpió su descanso.

—Yo no quiero ir —murmuró el contrario también inmerso en sus sueños.

—Yo tampoco —respondió HyungWon, dando una patada a su esposo sin mucha fuerza. Recibió la misma patada segundos después. —Ve tú.

—No, ve tú.

—Ve tú.

—Ve tú, mejor.

—¡Ah! —finalmente HyungWon se levantó de la cama, quitando las mantas de su cuerpo con algo de brusquedad y yendo hasta la sala donde estaba el teléfono. —¿Hola?

—¿Hola? ¿El señor Lee?

—Si, soy yo, bueno, su esposo—soltó un bostezo, refregando su ojo con el dorso de su mano.

—Bueno, supongo que también lo incluye a usted. Le llamamos del hospital para informarle que la señora YongSung se encuentra con síntomas de parto.

—¿A-Ahora? ¿Qué no faltaba un mes para eso?

—Esa es la única información que puedo proporcionarle.

Eso disipó completamente su sueño, apretando contra su oído el teléfono, pidió que la dirección del hospital y cuando la empleada amablemente lo hizo colgó no sin antes informar que definitivamente iría para allá.

Corrió a la habitación, prendiendo la luz rápidamente haciendo que su esposo se quejara, cubriéndose completamente con las mantas. Se subió de nueva cuenta a la cama, pero esta vez para sacudir a su pareja que se negaba a levantarse.

Dear future husbandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora