vigésimo capítulo.

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Vigésimo capítulo: Confianza.

Decir que la vida de HyungWon estaba yendo de lo peor era un total acierto, o al menos así lo sentía él. Fue prácticamente obligado a trabajar el resto de la jornada, siendo vigilado todo el tiempo por KiHyun, y cuando su teléfono se vio un poco cargado comenzó a marcar con insistencia el número de su pareja, escuchando siempre tres tonos antes de que lo mandara a buzón.

—Respóndeme, por favor, necesitamos hablar —hipó HyungWon mientras dejaba el sexto mensaje de voz en el buzón de su esposo, colgando rápidamente después de haber dejado el mensaje.

Nuevamente empezó a escribirle por medio de kakao, mandando varios mensajes seguidos, todos con emojis de corazones rotos o simplemente rogando atención.

—Oye —escuchó como alguien le llamaba a sus espaldas, sabía que se trataba de KiHyun ya que su tono de voz era inconfundible para él. —¿En serio él es tu esposo? No te creo, es demasiado sexy.

HyungWon limpió con el dorso de su mano las mejillas mojadas, girándose hacía el mayor que lo miraba con expresión estoica mientras le daba otra mordida a su pastel. Nunca le había molestado ver a KiHyun Hyung comer todo el tiempo, pero ahora le estaba irritando un poco verlo hacerlo y más que todo cuando eran los pastelitos que su esposo había preparado solo para él.

—Claro que lo es ¿Por qué crees que no puedo tener un esposo sexy?

—Es que... —el menor tragó el bocado que tenía en su boca, dejando restos de betún en sus labios. —Mírate.

HyungWon se sintió de repente ofendido ¿Quién se creía él para decirle eso? Estaba seguro de que él también era muy atractivo, HoSeok se lo había dicho muchas veces, cuando despertaban juntos, mientras preparaban la cena y sobre todo cuando le hacía el amor. Así que sí, estaba seguro de que él también era sexy.

—¿Si te divorcias de tu esposo le pasas mi número?

Era obvio que KiHyun solo quería molestarlo, se veía diversión en sus ojos, pero HyungWon no estaba de humor para bromas. Estaba cansado, el pecho le dolía y la garganta también después de haber llorado tanto tiempo, y que KiHyun quisiera empezar a bromear así no le hacía ni la más mínima gracia.

Con la palma de su mano empujó desde abajo el pastelito, haciendo que por inercia este se impulsara hacía arriba y untara parte del rostro del mayor con betún.

—Ni en tus más locos y estúpidos sueños haría eso.

HyungWon tomó sus pertenencias y salió de allí con paso largo y pesado, necesitaba llegar lo más pronto posible a casa y no quería seguir perdiendo el tiempo allí. El trayecto en autobús fue tedioso, como siempre, a esa hora solía estar pesado el servicio ya que muchas personas salían de trabajar en el mismo horario, y él no estaba de muy buen humor, así que siempre rezongaba cuando lo empujaban o pisaban sin querer.

Supuso que HoSeok había ido a recoger a sus bebés, porque ya era algo tarde y además en la casa se veían las luces encendidas a pesar de que el sol no se había ocultado del todo, una costumbre que Jae solía tener. Abrió la puerta de su hogar descubriendo que efectivamente su bebé estaba en la sala, coloreando en el nuevo libro de dibujos que le habían comprado hace poco. Cuando el niño escuchó la puerta ser abierta, no dudó en soltar los lápices y salir corriendo.

—¡Papi, papi! —el niño llegó hasta donde el, aferrándose a sus piernas y balbuceando palabras tiernas.

—Hola, bebecito —una vez que extendió su abrigo y su mochila tomó a su hijo en brazos, dándole un beso en la mejilla. —¿Qué tal tu día?

Dear future husbandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora